24 de noviembre de 2008

La Fraternidad de los Polares

La Fraternidad de los Polares
Débora Goldstern


Hoy Crónica Subterránea se sumerge en el intrincado laberinto de las sociedades secretas, donde el mundo subterráneo continúa teniendo un papel destacado. En este caso elegimos para ilustrar nuestro post, un texto de Jean Robin, a quién éste Blog hizo conocer por su trabajo de "Operación Orth". El escrito que ahora vamos a citar, corresponde a "Las Sociedades Secretas en la Cita del Apocalipsis" (1989), donde Robin hace un análisis impecable, de las corrientes esotéricas que se extendieron por Europa en los últimos siglos, y donde Oriente jugó un papel más que destacado en su desarrollo. El mundo subterráneo que venimos estudiando desde hace un tiempo, presenta contradicciones marcadas, algunas de las cuales ya enunciamos en otra oportunidad. Como ya es nuestra costumbre, alertamos sobre las dos caras de la moneda, remarcando aquellas desviaciones que pueden confundir al buscador sincero, donde las claves ofrecidas no siempre son las correctas. Este texto lo demuestra.


Los Polares y el telégrafo del Agarttha


En 1908, el joven Mario Filie, hijo de un francés residente en Roma y de una italiana, se encontraba de vacaciones en Bagnaía, aldea del Viter­bais, cuando conoció a un misterioso eremita que moraba en las monta­ñas llamado «el padre Julián». Le gustaba conversar con el monje, por lo que le visitaba regularmente. Este le recompenso confiándole antiguos documentos que contenían un método de adivinación que no debería divulgar bajo ningún pretexto.

«Esta es -le dijo- una parte infinitesimal del Libro de la Ciencia de la Vida y de la Muerte. Estas páginas contienen un método de adivinación, que se basa en la aritmética. En pocas palabras, esto es de lo que se trata. Cuando a alguien le asalta una duda grave, deberá formular una pregun­ta, concentrarse profundamente en ella, escribirla a continuación, anotar su nombre y apellido y los de su madre; finalmente se efectuaran opera­ciones aritméticas muy, muy extensas, cuyas instrucciones .encontrarás en las páginas. Pero sólo tú, que has sido bondadoso conmigo, deberás conocer el secreto hasta que recibas una orden que te indique lo contra­rio. Si lo divulgas, te esperará la locura o la muerte.»:

La complejidad de las operaciones que debía efectuar desalentaron a Mario FilIe; sólo después de unos años experimentó, con éxito, el orácu­lo. Mientras se encontraba en Egipto, en viaje de negocios, conoció a otro italiano Cesare Accomani, y le puso al tanto del método. Accomani se entusiasmó tanto que decidieron visitar al padre Julián. Lamentable­mente el eremita había abandonado Bagnaía. En 1918, gracias al orácu­lo, se supo que había regresado a su convento en el Himalaya ... Cuando Mario Fille y Cesare Accomani se instalaron en París comenzó la verda­dera historia.

Fernand Divoire, director de El Intransigente, y que publicaría un li­bro llamado Por qué creo en el Ocultismo, organizó sesiones de experirnentacíón' a las que asistieron Maurice Magre, Jean Marques-Riviéra Jeanne Canudo, Vivian Pastel du Mans, Jean Dorsenne y René Guénon. Mano Fille en ese momento con unos cuarenta años, pequeño y regor­dete, que se hizo famoso en el mundo de la farándula componiendo al­gunas melodías (Canción de España, Tormenta de amor), desaparecía ca­da vez más detrás de Cesare Accomani, con unos cincuenta años, estatu­ra mediana, cabello castaño, robusto, con una mirada profunda y fija. Accornani había escrito un libro publicado en diciembre de 1929 con el seudónimo de Zam Bhotiva llamado Asia misteriosa, el Oráculo de Fuerza Astral como medio de comunicación con las pequeñas luces de Oriente. El prefacio lo había escrito Fernand Divoire; Maurice Magre y Jean Mar­ques-Riviére, por su parte, escribieron unos estudios para acompañar la obra. A Guénon se le había pedido que escribiese el prefacio (había co­rregido el manuscrito y las pruebas del libro), pero después de redactar­lo, decidió no presentarlo, decepcionado por la escasa calidad de los «oráculos»

Tal como había dicho el padre Julián, el Oráculo de Fuerza Astral se componía de un extraño método aritmético que supuestamente ponía en contacto con organizaciones no menos extrañas como las «Pequeñas Luces», relacionadas con los «Tres Sabios». Esta última se compara con otras tríadas más o menos legendarias: los Tres Sabios de la Atlántida los Tr.es Druidas que crearon el Cielo y los Dioses, los Tres Ancianos que recogieron la palabra de Brahma, los Tres Sabios que se postraron ante la cuna de Krishna, y, por supuesto, los Tres Reyes Magos que ofrecieron al Cristo el incienso, el oro y la mirra que Guénon compara con los Brahátma, Mahátrna y Mahánga del Agarttha. Hacia 1925, el Oráculo comenzó a anunciar la venida de “el que Espera” (un occidental que posee grandes ojos negros y una túnica blanca adornada con una cruz roja, y que es Rosacruz, y jefe supremo de los Polares.

Estos viven en cavernas acondicionadas en criptas desde hace un siglo. Asia misteriosa reproduce la pregunta que efectuó al Oráculo un sabio esoterista –evidentemente Guénon – así como los comentarios que le inspira la respuesta.

Pregunta: «¿El que espera es el último Avatar o el próximo Manu?» Respuesta: «No puede tratarse ni de uno ni de otro. La pequeña Luz Unam tal vez les haga presentir algo ... »

Este es el comentario de Guénon: «El último Avatar es la manifesta­ción del Verbo al concluir el Ciclo o Manvatara actual, manifestación que se representa con la figura simbólica del Caballo Blanco en los Pura­nas y en el apocalipsis. Se podría suponer que "el que Espera" aludía, de manera enigmática, a este Avatar, o sino, de acuerdo a una hipótesis tam­bién posible, al futuro Manú, es decir, a la Inteligencia que presidirá en el próximo Ciclo humano y le brindará su ley. Sin embargo, algunas respuestas anteriores, relacionadas con "el que Espera", llevan a pensar que, en realidad, se trata de algo mucho menos importante de una mani­festación no definida que sólo desempeñaría un papel secundario; pero era interesante poder confirmarlo, y esta confirmación es la que pode­mos encontrar en esta respuesta clara y formal. Unam es la inversión de la palabra Manú, lo que indica simbólicamente que se trata de un reflejo de Manu. Existen otros ejemplos conocidos de este tipo de recurso: de este modo, la palabra Roma es considerada como la inversión de Amor­este caso parece haber sido interpretado del mismo modo en determina~ das tradiciones esotéricas. Unam es calificado de Piccola Luce (Pequeña Luz), lo que lo sitúa en un mismo nivel con los "Tres Sabios" sin embar­go, como su nombre indica, existe una estrecha relación con el Centro del Mundo».

La historia de los Polares, según Guénon, coincidía, a pesar de las apariencias, con la Orden del Templo Renovado, unos veinte años antes. Aún se trataba de la famosa remanifestación de un centro iniciático occi­dental que había sido reabsorbido, hasta ese momento, por el Centro Su­premo. Una respuesta del Oráculo que citaba unos versos de Ariosto constituyó el factor detonante. Tal como señaló Zam Bhotiva esta men­ción del poeta, que emanaba de un centro escondido en alguna región inaccesible de la lejana Asia, constituía un enigma ... Pero agregaba que no había nada extraño en el hecho de que las «Pequeñas Luces», jefes de un «grupo iniciático de tradición indudablemente latina (los mensajes llevaban la firma de Anselmo o Giuliano ... ) evocaran el recuerdo de una patria lejana, honrando a quien no sólo fue un gran poeta sino también un Inicia~o y un Rosacruz».
Por otra parte, en abril de 1929, una respues­ta del Oraculo confirmó a los Polares que estaban en comunicación con «un grupo de tradición occidental y rosacrucista en el Jardín de Preparación del Agarttha».

De hecho, el mensaje decía: «Caballeros Sabios Iniciados en la Gran Rueda. Fueron absorbidos por las Pequeñas Luces de Oriente. Dejaron las Tradiciones en el Gran Jardín». Aquí también, Guénon comentó: «El título de Caballero se adecúa perfectamente a los Rosacruces, pues una vez destruidos los Templarios les sucedieron para mantener el lazo de Occidente con el “Centro del Mundo”. La "Gran Rueda" (traducción de la palabra sánscrita Maháchakra) simboliza el mundo o la naturaleza; la "Iniciación a la Gran Rueda" corresponde a lo que antiguamente se denominaba los "pequeños misterios" (expresión que se podría comparar con "pequeñas luces"), que se relacionaban con las posibilidades de la condición humana. Esta Iniciación es la que le conviene a los Caballero, es decir, a los Kshatriyas; y, en lo que respecta a los Rosacruces, esta indi­cación parece muy exacta, pues coincide perfectamente con las que ya hemos podido ver antes». El "gran jardín" es el Pardes, de donde provie­nen todas las tradiciones y donde todas se conservan; se le puede Identi­ficar en un sentido general, con el Agarttha: corresponde, con mayor precisión, al Centro de ese Jardín (la Montaña de donde fluyen los cuatro Ríos) mediante el cual se establece directamente la comunicación del Mundo Humano con los Mundos Superiores»

Lo más extraño de todo esto es que el depositario del Modus Pro ce­den di ultrasecreto del Oráculo de Fuerza Astral afirmaba haber encon­trado al eremita de Bagnaía, el padre Julián, en 1908. Ahora bien, 1908 es el año de la «resurrección» de la Orden del Templo Renovado cuyo Gran Maestro sería Guénon.

Después de que, el 8 de abril de 1930, el padre Julián anunciara en un mensaje que cruzaría «las Puertas de Luz»! es decir, moriría, Cesare Ac­comani y Mario Fille recibieron por ese mismo medio de telegrafía tele­pática y aritmética todas las instrucciones relacionadas con los ritos y ob­jetivos de la nueva sociedad, la Fraternidad de los Polares, que debían crear. Principalmente, les anunciaba que desde esa, sociedad saldrían hombres que una vez superadas todas las pruebas idóneas, recibirían la iniciación de' los Rosacruz' y conocerían sus secretos.

Más adelante el Oráculo indicaba que ciertos documentos, que con­tenían una parte de esos secretos escritos en alemán, .se encontraban en­terrados en Palestina en un escondite cuya localización sena revelada a su debido tiempo. Mientras tanto, convenía preocuparse por la salvación de Francia amenazada por las «Varas de Fuego» y por «los cascos de los cuatro Caballeros del Apocalipsis». Con el propósito de lograrlo, se debía «preparar una Cohorte de Hierro' para defender la Antorcha»; se necesitaban «Hermanos para el Gran Combate, y Hermanos para contri­buir a la Gran Reconstrucción».


Es comprensible que designios tan elevados requiriesen un Gran Maestro más representativo que nuestros dos pintorescos italianos. Se designó a un canónigo católico romano, Monseñor L., camarista secreto del Papa y Polar de la primera hora, que logró una brillante carrera en la Iglesia, al tiempo que llevaba, bajo la púrpura cardenalicia, una cruz ga­mada. Sin embargo, su carácter autoritario le acarreó numerosos problemas y fue reemplazado por un obispo de la iglesia gnóstica, que tampoco ocu­pó el sillón del Gran Maestro por mucho tiempo. La esperanza renace después de estos inconvenientes, cuando, gracias al Oráculo, se sabe que un jefe del Himalaya se dirigía a París. A pesar de que se hizo a la mar en un barco de correos, a mitad de camino, sin duda debido a la «contrainiciación», una joven mujer parece haberle hecho cambiar de opinión. Surgió, entonces, un príncipe camboyano llamado Yon-Kantor, que no desempeñó mejor papel que sus predecesores: le importaba demasiado la magia, así como el poder.


El acontecimiento más grave lo constituyó el retiro de Zam Bhotiva, quien demostraba una incansable vitalidad. En 1930 había publicado Magia aplicada al arte del canto, cuyo prólogo y resumen de los capítulos le habían sido dictados, siempre por medio del Oráculo, «i por un gran ar­tista ya fallecido que había acumulado méritos durante su vida terres­tre!». En enero de 1931 se encontraba en Londres. En efecto, la fuerza as­tral le había revelado que el Hermano Arthur Conan Doyle, famoso creador de Sherlock Holmes, había aparecido ante los Sabios del Agart­tha y les había expresado su interés por el grupo de los Polares. En cuatro ocasiones, en presencia de Lady Conan Doyle y otras dos personas, y mediante la intermediación de un médium también controlado por su «guía» (White Eagle,jefe de una tribu india durante su vida), Sir Arthur dijo: «Se acerca la hora en que las dos fuerzas, los rayos azules y los rayos rojos, se pondrán en contacto; en ese momento, se producirá un gran acontecimiento».

Parece que este oráculo, aún más sibilino que los de la fuerza astral, jamás se cumplió, y Zam Bhotiva, abandonando a Sir Arthur, se volcó en la radiestesia. Ahora bien, no se trataba de cualquier radiestesia, pues el Oráculo le permitió descubrir la vara de Pico de la Mirandola, que poseía la propiedad de vibrar ante la presencia de oro. Se dirigió a lugares dignos de poner a prueba esa maravilla; por ejemplo, Montségur, tan prolífico en leyendas de tesoros, adonde fue acompañado por una mujer miembro de la Iglesia gnóstica, descendiente de la famosa Esclarmonde de Foix. Lamentablemente, la vara de Pico de la Mirandola no vibró ... Después de una última e infructuosa búsqueda aurífera en España dejó a los Pola­res. Desde entonces, la Fraternidad, recurriendo cada vez menos al Orá­culo de fuerza astral, parece caer irremediablemente en las banalidades habituales, aun cuando (o principalmente) se declaró en 1938 que los miembros habían contribuido a los acuerdos de Munich.

Este período de 'extremada pobreza doctrinal se encuentra testimoniado en las «Tres Tablas» de la Ley Polar, resumidas por Pierre Geyraua: 1) luchar contra el egoísmo, orgullo e hipocresía; 2) proteger a los animales, y 3) observar medidas de higiene. Lejos estaban de la Sinarquía y del Agarttha.

Sin embargo, «el caso de los Polares» reaparecería en esos días, cuan­do lean Parvulesco publicó una serie de artículos en el mensual Otro Mundo, que obtuvieron una considerable repercusión. A pesar de su es­tilo bastante peculiar, ejercieron un irrefutable poder de seducción. Se debe señalar que estimulan la imaginación Y no satisfacen la calculadora razón ni el rigor histórico. Por lo tanto, se inscriben en la perspectiva «mítica», y es en ese contexto donde mencionamos esas «informacio­nes»'.

El mariscal Toukatchevsky era presentado como un «muy importan­te iniciado de la Organización de los Polares y fundador de las Logias Po­lares del Ejército Rojo». Charles de Gaulle, su compañero de infortunio, en el campo de seguridad de Ingolstadt (¡qué ironía de la historia!), de 1916 a 1918 habría por su parte, entablado relaciones «en los años trein­ta con la central parisina de las logias de los Polares, donde, según los da­to's de una persona muy fiable (sic), se habría concebido y elaborado, por parte francesa, el proyecto del gran Pacto Continental Stalin-Laval». Es­to nos remite (involuntariamente) a la gran tradición antimasónica de la RISS' uno de sus más «eminentes» colaboradores, Roger Duguet, escri­bió una novela llamada La corbata blanca, donde Pierre Laval aparecía como el «director de orquesta clandestino» (a pesar de sus funciones pú­blicas.) de la «Sociedad de los Optimistas». Esta, por su parte, recuerda mucho a los Re- Teurgistas Optimates del caso Taxil.

Jean Parvulesco, cuyas intenciones eran completamente distintas, volvía a la carga' al evocar «los últimos indicios polares», es decir, en pri­mer lugar «la continuación, perpetuada, generalmente, por otros me­dios infinitamente más elaborados, de aquello que se daba en llamar el oráculo polar que, de acuerdo a la corriente sísmica de los años veinte, había permitido la puesta en marcha y formación, en Europa, de algunas "fraternidades polares". A partir de ellas surgió la Orden Polar, entidad mucho más secreta, que desarrollaba una inusitada actividad, y que se encontraba tan prohibida y vigilada que, supuestamente, no deberíamos llegar a conocer». A los testimonios de Zam Votiva y Jean Marqués-Ri­viere relacionados con el nacimiento y los primeros tiempos de los Pola­res, J. Parvulesco agregaba las «prolongadas entrevistas confidenciales» que había mantenido en Roma en 1968 con Julius Evola, quien «no se cansaba de volver, obsesivamente, al sentido aún oculto, a la importan­cia indudablemente decisiva, según él (o la única decisiva), de la aparición n de fraternidades polares en la Europa de los años veinte; esto sin prever consecuencias que se deberían atribuir a la desaparición y a la reocultación, más abrupta que apresurada, de la Orden Polar apenas asoma­ron en el horizonte las inmensas confrontaciones cosmológicas ocultas que precedieron en un breve lapso, en Europa, a las sombrías movilizaciones metapolíticas de los años treinta»
Según l. Parvulesco, el «epicentro» del Oráculo de Fuerza astral (en otras palabras, el Agarttha) que se encontraba «desde los comienzos de su ministerio occidental, en alguna parte del Tibet, ya no estaba allí. El epicentro prohibido, inalcanzable, del Oráculo Polar se había desplaza­do, después, hacia las regiones desérticas y montañosas del Noroeste de China». Conviene señalar que esta nueva localización se inscribe en las perspectivas «metapolíticas» características de lean Parvulesco y Ray­mond Abellio. Ellos postulan que el pensamiento chino, en el próximo ciclo de la civilización, reemplazará a la gnosis judía que supuestamente controla ocultamente nuestra historia desde hace 25 siglos.

R. Abellio, en Visages lmmobiles', escribe: «En el combate que se li­bra en este momento por la dominación del mundo sólo existen dos espíritus motores, los dos últimos, que son el espíritu judío y el espíritu chino, que todo lo opone. Digo bien todo. Así como los judíos, debido a su actividad cerebral, son supermachos hechos para la acción en sí, los chinos se presentan como poseedores de la superfemineidad que se re­quiere actualmente para cambiar los tiempos y equilibrar pacíficamente el mundos". El «complot judiomasónico» deja lugar al «peligro amari­llo. ¡Esto es suficiente para alimentar la imaginación de algunos tradi­cionalistas!

A pesar del carácter singular de esta oposición (que volveremos a ver surgir, al menos implícitamente, en un contexto diferente) se trata de un tema recurrente cuyo origen no se encuentra claramente determinado, pero que actúa de modo muy profundo, en esta zona de turbulencia si­tuada detrás de la historia visible, y que constituye el lugar donde política y esoterismo se unen, generalmente, más para mal que para bien.

Este episodio de los Polares hace referencia semántica, y por qué no geográfica, al mito de la Tradición Primordial Hiperbórea. (A decir ver­dad, no existe ninguna contradicción entre la localización asiática del Agarttha y el nombre de los Polares, ya que según Guénon y algunos otros (entre ellos el hindú Tilak"), la primera civilización fue polar, la si­tuación actual del Agarttha y su aspecto subterráneo se encuentran liga­dos a las contingencias cíclicas que también introducen el tema de los centros espirituales subordinados, por «enjambre» y adaptación a las cir­cunstancias.) Por lo tanto, es imposible, en esta «mitológica», no relacionar a los Polares con la Sociedad Thule, que desempeña un gran papel en los tene­brosos escondites de la imaginación contemporánea, como (supuesto) responsable de haber «inspirado» al nazismo.


Véase además:

Frater Lucius Fiducius. La Fraternidad de los Polares

http://fratreslucis.netfirms.com/Polares01.html

1 comentario:

  1. Soy un asiduo lector e investigador sobre el tema que trata sobre el innegable poder oculto que gobierna el presente sistema mundial. Ciertamente no hay duda de que existe algo impersonal extracosmico que por el presente nos domina intelectual y espiritualmente. Las preguntas más graves y delicadas de la humanidad no han sido resueltas; la experiencia personal de cada ser humano venido a este mundo, su mente, sus sentimientos, su espíritu, el tiempo, el espacio, el porque de las cosas. El mas allá de la muerte, las reflexiones vividas sobre el devenir del mundo, su pasado, presente y su futuro. Y lo mas importante la parte espiritual del ser humano y sus flagelos, sus dificultades, su injusticia, el sufrimiento y un sin fin de cosas por resolver. La Vida una espiral que oscila entre el bien y el mal.

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