4 de septiembre de 2009

Héctor Burgos Stone - La Otra América - Débora Goldstern - Manuel Palacios


Héctor Burgos Stone
La otra América
Débora Goldstern - Manuel Palacios
Todos los derechos reservados©




La historia americana aún espera reescribirse, aunque son pocos los estudiosos del pasado del continente que intentan una ruptura con el discurso oficial, que como siempre decimos, se inició con la venida de los conquistadores. América aún no está sindicada como un centro civilizador de culturas mundiales, y por lo tanto se le sigue negando su papel en la materia, a pesar de los hallazgos que se vienen realizando, obstaculizados actualmente por las escuelas academicistas, con centro en Estados Unidos, y seguidos por Europa.

Para profundizar en la trastienda de esta negación que actualmente sigue rigiendo en nuestro continente, es que solicitamos la palabra de Héctor Burgos, destacado investigador ecuatoriano, cuya vasta obra es casi ignorada en el resto de América, aunque sus publicaciones no son desconocidas en ciertos círculos de Europa, lo cual habla del valor de sus escritos.

En esta entrevista exclusiva, Héctor Burgos desgrana todo su saber para hacer luz en un tema para nosotros vital, el pasado histórico del continente americano.

Nuestro colega y amigo,
Manuel Palacios, fue clave en la realización de este reportaje, ya que tuvo una participación activa en su realización. MANU GRACIAS!

Algunos hallazgos arqueológicos realizados en Ecuador, parecen desafiar el discurso oficial que impera en América, sobre el pasado histórico, hasta ahora conocido. Claramente surgen evidencias de civilizaciones anteriores a las aceptadas, y que contaban con una tecnología muy avanzada, contradiciendo en gran parte las culturas establecidas en el resto del continente, poseedoras de vastos conocimientos, aunque más rudimentarias en comparación a estos descubrimientos. Mi primera pregunta apunta a conocer entonces: ¿cuál es el rol que cumple Ecuador en materia histórica, teniendo en cuenta el contexto formulado?Debemos hablar de América ecuatorial, no sólo de Ecuador como delimitación geográfica, franja en donde hay pruebas de la expansión cultural Oeste-Este. Esta región era conocida como “el país de Ofir” donde venían las flotas fenicias del actual Líbano desde el Puerto de Esción-Gaber, que era un puerto bajo dominio persa. Venían por el Mar Rojo, el Índico y el Pacífico, para llegar a Ofir y a Parvaih “Mazorcas doradas”. Sin embargo, las culturas originarias fueron americanas, es así como en diversos pueblos “La tierra de los antepasados”, siempre era sinónimo de América.

A propósito de esto, Ud, rescató el nombre Amáraka como un nombre ancestral de este territorio, e incluso afirma que no fue otorgado en honor a Américo Vespucci. Podrìa profundizar en este tema.
Américo Vespucci nunca existió. Albérico (o Alberick) era su nombre, así que es improbable que haya sido en honor a este personaje, y de así serlo, es más lógico que el toponimo estuviera relacionado con su apellido, y no con su nombre de pila. Buscando equivalentes en un diccionario sanscrito, A English-Sanskrit Dictionary de Sir Monier Monier-Williams encontré Amáraka que podemos descomponerlo en A-particula privativa, Mara-Mortal, Ka-Tierra, es decir “Tierra de los inmortales” o tierra sin tiempo, o de los antepasados o de los dioses; lo cual tiene relación con el griego Amarantha, “tierra del Amaranto” o flor de la inmortalidad de los dioses. Homero llama Etíopes (“Ante los ojos del sol”) a los americanos antiguos. Aquí venían los dioses a crear, a celebrar sus banquetes.

Examinando los datos hasta aquí aportados, podemos intuir una especie de conspiración que se remonta desde los días de la colonia perpetuándose hasta el presente. Esa obstaculización parece seguir funcionando activamente, ya que los postulados de las grandes escuelas norteamericanas siguen rigiendo el pensamiento sudamericano, que no parece querer tomar las riendas de las historia y propiciar los cambios correspondientes. Que el hombre americano es producto de las migraciones producidas en el Estrecho de Bering, es una idea difícil de radicar. ¿Podemos esperar algún cambio a futuro?
Justamente en mi libro El mito del Nuevo Mundo (ed. Hirana Padme, 2005) hablo de esas migraciones, Quienes sostienen que fue a través del Estrecho de Bering nunca han estado ni se han tomado en serio el estudio de la región de Siberia que mide 6000 kms de largo, y 4000 de ancho. Hacia el Sur está el desierto siberiano, totalmente inhóspito de aproximadamente 1000 kms de extensión, luego, siempre al Norte, está la estepa, de extensión similar, es pampa con pasto, aldeas y ciudades. Después viene otra zona de aproximadamente 1000 kms, La Taiga, región de grandes árboles y matorrales pero la temperatura llega a 30-50 grados bajos cero, viven ciertos animales aclimatados a esas condiciones extremas, que viven bajo la tierra y salen a cazar en la noche…¿Quién va a viajar por allí? Por ultimo está la Tundra, donde no hay árboles, solo líquenes y musgos, es menos helada que la taiga, pero totalmente inhóspita con nieve y vientos.

Claro, que pueblos iban a arriesgarse a cruzar toda esa extensión de Siberia en tal escenario, para encontrarse en Alaska con las mismas condiciones.

Exacto. Mira, el académico sin haber nunca viajado a la región (Sea en físico o en astral) ni leído nada sobre Siberia sienta en su escritorio con su secretaria rubia al lado, un cogñac y habano, mira frente de si el mapa y dice admirado: “Claro, por aquí debieron pasar” (risas). No consideran las condiciones extremas del tiempo en que se supone fue la migración, (durante la ultima glaciación cuando el Estrecho de Bering estaba congelado). No consideran que esta travesía debió enfrentar los 6 meses del día polar, y los 6 meses de la implacable noche polar.

El gran problema, es que los académicos desestiman el conocimiento existente en las civilizaciones prehistóricas de América. Por un lado, necesitan establecer que los pueblos que migraron a América lo hicieron por vía terrestre, entonces para desestimar el conocimiento de los pueblos americanos sobre la navegación de altura, y los viajes de contacto comercial y cultural resultantes, se han puesto la tarea de adoptar esta absurda teoría.

Claro, y mi pregunta es, si acaso hubo tal migración por el estrecho de Bering, por que afirmar que fue de Asia a América y no viceversa. Sin embargo, como dice Dick Ibarra Grasso -a quien tuve el gusto de conocer personalmente- en América en la Prehistoria mundial (1982), quien da cuenta de un descubrimiento que se hizo en tierras olmecas, de una brújula hecha de magnetita
[1], que iba montada en un trozo de madera de saúco (que es como la balsa); era puesto en una paila de cerámica con aceite, así el disco de madera sobre el que iba la magnetita giraba, buscando el Norte. Por ejemplo, aquí en Ecuador empleaban dos trozos de Kichikalla o piedra de abrir, que son como semillas. La navegación de altura fue la principal vía de expansión, y conquista de los pueblos americanos.

Héctor, volviendo entonces a una pregunta anterior: podemos intuir una especie de conspiración que se remonta desde los días de la colonia perpetuándose hasta el presente. Esa obstaculización parece seguir funcionando activamente, ya que los postulados de las grandes escuelas norteamericanas siguen rigiendo el pensamiento sudamericano, que no parece querer tomar las riendas de las historia y propiciar los cambios correspondientes.

Conspiración contra América
es el titulo de un libro mío que junto a El mito del nuevo mundo, aportan evidencia del interés de las potencias económicas mundiales en esconder los registros de los orígenes de la Humanidad, porque de esta manera pueden, a excusa de ser cuna de civilización, dominar a otros países.

Una bomba. El pueblo que se considera cuna de civilización, Sumeria, no sería sino una colonia de América ¿Cuál es entonces su postulado para afirmar la migración de un pueblo americano, hacia Mesopotamia?

La esencia de la historia de la civilización esta en la lengua. Michelangelo Mossi comparó la lengua quechua con el hebreo, creó un diccionario sintético universal e incluso tradujo el poema quechua “Ollantay” al hebreo, y manifestó que “el quechua es el hijo predilecto del hebreo”, sin embargo, en su obra (entre líneas), el estudioso puede encontrar que su pensamiento era que el hebreo se originaba del quechua. Claro, no podía difundirlo así, era un cura, vivía a fines del Siglo. Le hubiera pasado lo del cura Juan de Velazco, ser desterrado.

Pero contestando a su pregunta, la clave está en el nombre del patriarca hebreo “Abram”, que viene de Aba o Apa- Padre y Rama-aporte o contribución, a veces asociado a mercadería y su esposa “Sara”, que significa Maìz y que en persa se usa como zara-i-gandu “grano de maìz”. Abram como tal representa no a un hombre, sino a una raza, la paterna, que llegaron desde América al Golfo Pérsico. Allí fundaron UR (antiguo) y subieron hasta el Tigris y Eúfrates, hasta Mesopotamia. Hubo otro grupo americano que avanzó hacia el Este hasta la isla de Marajó, en Brasil, donde dejaron evidencia de su presencia. De aquí partieron hasta el Norte de África, y desde allí a Egipto.

Entonces, América no solo sería la cuna del pueblo semita, sino además del egipcio. Los mitos y leyendas han de ser similares entonces, y la lengua relacionada.



América es madre no solo de la civilización semita, sino también de los Punikos (De Puná, Ecuador), los Scythas y otros muchos pueblos en Europa y Asia. Evidencia de sus culturas semejantes están detalladas en el libro: El origen de los indios del Nuevo Mundo (1607) del cura Gregorio García. Ibarra Grasso recoge además, análisis y comparaciones sobre la escritura. Las costumbres son las mismas, además, las leyendas y mitos de pueblos europeos y asiáticos sitúan su origen en América. Algunas lenguas son afines, palabras que no tienen léxico definido en sus “supuestas lenguas de origen”, tienen uno muy especifico en quechua o runa simi, por ejemplo, makina, “instrumento o herramienta para la mano” inclusive palabras como toga (latín) y toc-apu (en quechua) revelan una raíz mas arcaica en este último.

Es muy amplio hablar acerca de las costumbres que salieron de América, como los emblemas reales, coronas o cascos con plumaje, la vestimenta, el castigo por lapidación, el uso de la toga o tocapu para los altos dignatarios, la roca turpeya que estaba en Roma y también en el Cuzco. Los anunakis asirios eran los anunaku andinos, los devas hindúes eran los Tiwas de Amérika.

El mismo conocimiento astrológico revela un origen etimológico en los Andes. Es un tema muy largo. Al estudioso serio le recomendaría “Los etruscos salieron de los Andes” de Natalia Rossi de Tariffi.

Las amazonas y su conocimiento científico acerca de los nacimientos por partenogénesis, usando las virtudes de ciertas plantas, entre ellas una especie de “cebada silvestre”, así lograban embarazarse de copias fieles de sí mismas. Los especialistas suponen que hay uno en un millón de casos de partenogénesis. Hubo un caso muy documentado en Inglaterra, para los que estén interesados en investigarlo.


El libro que usted nos presenta, En la Ruta de los Mundos Perdidos
[2] (Hiranya Padme, 2008) es entonces una novela histórica o fantasía?


En esa novela, Maggie y Joseph Swanson, son mis padres, claro que con otro nombre, ubiqué inicialmente la novela en Arkansas, mi patria materna. Allá conocí a los Sioux Ogulala con quienes siempre me he sentido cercano, y de quienes recibí una iniciación.


En el capitulo de Lemuria en el que me refiero a Arauco, la figura de la “machi” o sacerdotiza, es una sabia mujer que conocí con mucho saber acerca de Arauco, además mi padre había sido explorador del gobierno en la zona, y conocía mucho. En Ecuador, esta Michel Formosa, mi amigo, con quien salíamos de viaje. e hicimos algunos experimentos tecnológicos. El último es Juan Moricz, amigo entrañable.


Hector, Ud. es músico, antropólogo, historiador. Ha escrito novelas, libros de cuentos y poesía[3]. Ensayos históricos muy documentados, y al parecer es un investigador que toma muy en serio su trabajo. Sin embargo, usted recurrentemente se basa en sus “exploraciones astrales”. Como concilia este aspecto “metafísico” con su trabajo de científico?Hay algo muy simple. Un francés[4] (no recuerdo el nombre) escribió La vida cotidiana de los Incas y El imperio socialista de los Incas. Allí habla de que se ha valido de documentación y fuentes, así como también de viajes astrales. Incluso sin ser tan “metafísico” como dices, cuando uno como historiador relata un acontecimiento basado en documentos, llega un momento en que empieza a recrear con detalles todo, a vivirlo.

Yo fui llevado desde muy joven en astral a una ciudad perdida y entonces el ítalo-argentino radicado en Brasil, Gabriele D´Anunzio Baraldi, con quien mantuve comunicación por correo hasta hace algunos años, pero que lastimosamente se perdió.

Yo lo conocí aquí en Ecuador por Moricz, y de inmediato entablamos una buena amistad y siempre nos escribíamos. Bueno, él me dijo: “Esa ciudad tiene que ser Manoa”, y en mi diccionario egipcio encontré todos los datos precisos acerca de esa ciudad proto-egipcia llamada “Mano”, palabra a la que se agregó después el articulo “a”. De aquí salio la leyenda bíblica del Noé que se embriaga, ya que aquí se hacia un vino especial de mora silvestre, en egipcio “Mera”, quiénes llamaban Amera a este continente. En otros puntos, esta Mora se llamaba “Noha”. En la América ecuatorial se llamaba shamshi, al igual que en una provincia de China. El vino hecho con Noha, produce efectos alucinógenos.

Bueno, antes de terminar esta entrevista, debo agradecerle su generosidad en compartir toda esta información, lo cual es raro, ya que en esta época donde hay tantos académicos de pedestal, e investigadores que se guardan todo, usted me sorprende con su cúmulo de conocimientos y su prodigalidad para compartirlos.He aprendido para compartir. No me interesa ni la fama ni el dinero. Solo que se difunda lo que he escrito (y no porque sea mío), sino porque considero que es importante hacerlo. Solo deseo que mi obra sea entendida, esa sería mi mayor satisfacción.
Biografía:
Dr. Héctor Burgos Stone, escritor e investigador, realizó estudios de Antropología Cultural y Lingüística en su natal Chile (1925). En 1968 llegó a Ecuador efectuando estudios aborígenes americanas, comparadas con lenguas clásicas indoeuropeas. Sus obras principales (en inglés y español) sobre el tema son: La faz oculta del Mundo y “Amáraka, un mundo sin tiempo”, “En la ruta de los mundos Perdidos”, “El mito del Nuevo Mundo”, “El minotauro y la electricidad” y una serie de reflexiones compiladas en “Meditaciones desde el Valle Sagrado”, de edición bilingüe. El autor sostiene en ellas, la tesis de que la cultura se gestó en América, apoyándose en estudios notables de eruditos como Arias Montano, P. Gregorio García, Michelángelo Mossi, Natalia Rossi, y en los descubrimientos recientes de Gene Savoy, Anna Roosvelt, Glynn Burns, etc.



[1] Óxido ferroso férrico[2] En la Ruta de los Mundos Perdidos, Burgos consagra un capítulo al enigmático Janos Móricz, revelando datos desconocidos, fruto de una amistad de años, con quién fuera el descubridor de la Cueva de los Tayos.[3] Ganó tres premios internacionales[4] Se refiere a Louis Baudin, 1887-1964.

2 comentarios:

  1. Donde puedo conseguir sus libros?

    ResponderEliminar
  2. Estimada Debora un amigo común em indico hace unos meses el entrar a este hermoso portal, Antonio Portugal coincide conmigo que debemos conectarnos, estoy organizando un evento mundial en el Lago Titikaka ingresa a www.21diciembre.bo y luego comunicate conmigo deseamos mucho que puedas venir, nosotros veremos la manera mzaiduni@gmail.com

    ResponderEliminar