27 de mayo de 2009

Aleister Crowley y el Culto a Lam


Al hablar de ovnis, uno de los puntos que más resistencia presenta para muchos investigadores, es su asociación con la viejas escuelas ocultistas, que como ya consignamos en Crónica Subterránea, es una relación más que probada.

Sin embargo en el imaginario social, el ovni, siempre está vinculado a lo extraterrestre, o foráneo. Aunque el término dimensionalidad, está siendo atendido en cuanto a la problemática ufo, desde hace unos cuantos años, aún no se logra detectar el puento donde nuestro mundo, y el dimensional, parecen de vez en cuando interactuar.

Es por eso que en busca de algunas de estas respuestas, revisar los viejos tratados ocultistas se convierten en una necesidad, y bastante primordial, para entender algunos componentes del fenómeno que no siempre resulta claro en su accionar.

Elegimos en esta oportunidad una historia, que de verificarse en su totalidad, podría ayuda a dar algunas señales, que desde hace mucho percibimos en cuanto a la relación ufo-ocultismo. El protagonista, un personaje indiscutible en el terreno, el gran Aleister Crowley, a quién ya conocimos cuando estudiamos su insercción en los oscuros días del Tercer Reich. De Crowley aún falta mucha información por conocerse, y aquello que surge de tanto en tanto, sigue asombrando, por sus implicancias. Y es que del gran Perdurabo, falta mucho por dislucidar.

Aquí el texto, como siempre el lector saque sus propias conclusiones.


Este reporte presupone dos cosas muy extrañas: que hay “alienígenas”, y que algunas personas (ocultistas) tienen “poderes mágicos”. No es el punto de este reporte demostrar si hay o no hay tales seres o poderes. Lo que se conoce es que hay personas que creen que hay tales seres, y creen que tienen tales poderes. El quid de este reporte está basado en lo que la gente cree, lo que pudiera ser muy diferente de la forma en que realmente son las cosas. Por favor mantenga esto en mente.

Este reporte también recuenta algunas conductas muy curiosas por parte de un número de personas. Estas conductas y acontecimientos realmente tuvieron lugar y son hechos. Sin embargo, los supuestos resultados de estos acontecimientos son enteramente subjetivos y enteramente en el reino de la creencia. No es mi propósito tratar de probar o refutar la creencia de la gente involucrada.


Es lo que hicieron ( y hacen) por esta creencia lo que me interesa.


Introducción

Al principio sentí curiosidad acerca de una posible conexión entre los “alienígenas grises” de la cultura OVNI popular y las actividades de ciertos ocultistas después de ver varios de los libros del investigador de ONVIs, Ray Fowler sobre la lista recomendada para lectura de un sitio Web satánico.

En un momento ocioso, hice algunas búsquedas en Google sobre el libro de Ray, Los Vigilantes II (The Watchers II), y uno de los puntos enumerados – para mi gran sorpresa – fue la lista de lectura recomendada de un grupo satánico. (No es mi juicio moral que este grupo es satánico, el grupo mismo se llama a sí mismo satánico.)

Yo encontré esto muy perturbador e inexplicable - ¿por qué razón sería incluido un libro de OVNIs en el curriculum de un grupo satánico, y porqué el libro de Ray en particular? Yo le envié un correo electrónico a Ray y le pregunté si el tenía alguna perspectiva de esa situación, pero el estaba tan perplejo como lo estaba yo. Y estos asuntos descansaron por un año más o menos, hasta que llegó a mis manos información adicional, una información que podría indicar – mucho como John Keel mismo creía (Profecías del Hombre Polilla - Mothman Prophesies) – que la actividad oculta pudiera ser un ingrediente del misterio “alienígenas grises”.

Los cuadros abajo llevan una semejanza, y pueden sostener la clave. El primer cuadro es un dibujo hecho por el ocultista Alistair Crowley, de una entidad que el invocó repetidamente en 1918 y le llamó “Lam”.
El segundo cuadro es un dibujo compuesto por Ann Direnger (Contacto del quinto tipo – Imbrogno) de un tipo de “alienígena” reportado a través de los años ochenta en el Valle de Hudson.


Habiendo notado la similitud, procedí a investigar la conexión.






Propósito del Reporte

Es el propósito de este reporte investigar una similitud y posible conexión, y particularmente contestar la pregunta:

“¿Porqué razón sería incluido un libro sobre OVNIs en el curriculum de un grupo satánico, y porqué el libro de Ray Fowler, Los Vigilantes II en particular?”.

Investigación

Aleister Crowley

El ingles, Aleister Crowley (1875 – 1947) fue uno de los más notorios ocultistas de este tiempo, y quizás de los tiempos modernos. Auto-nombrado como “La Bestia 666”, el se salió de su manera y estilo de vida con su sensacionalismo y auto-promoción. El escribió un número de libros de texto sobre ceremoniales mágicos, la mayoría de los cuales todavía están hoy impresos.

El también fundó y fue cabeza de varias fraternidades ocultas. En resumen, el ejerció una significativa influencia en los círculos ocultos, que ha continuado creciendo dramáticamente, mucho después de su muerte.

Los Trabajos de Amalantrah

Desde enero hasta marzo de 1918, Crowley comenzó una serie de trabajos mágicos llamados los Trabajos de Amalantrah (the Amalantrah Workings) en habitaciones amuebladas en Central Park West, Ciudad de Nueva York. Esas eran realizados vía Magia Ceremonial & Sexual (su hechizo) con el intento de invocar ciertas “inteligencias” a la manifestación física. En la actualidad, los trabajos típicamente manifestados como una serie de visiones y comunicaciones recibidas a través de la mediumnidad de su compañero, Roddie Minor.

Sea como fuere, por lo menos una tal “inteligencia” fue traída a la manifestación física por medio del Portal Mágico que ellos crearon. (Un portal en este contexto es un alquiler “mágicamente” creado en la fábrica del tiempo y espacio). Le entidad que vino a través es la dibujada arriba a la izquierda. Crowley mantuvo que el cuadro es realmente el retrato y dibujado de la vida real.


Esta entidad, ya sea se llamó a su mismo “Lam”, o fue nombrado “Lam,” por Crowley. De cualquier manera, el consideró que era de origen interdimensional, que era el término entonces para extraterrestre. En comunicaciones con Lam, el simbolismo del huevo se caracteriza prominentemente.

Crowley incluyó el retrato de Lam en su exhibición de Almas Muertas sostenida en Greenwich Village, New York, en 1919. En el mismo año que fue publicado como una pieza principal etiquetada El Camino al comentario de Crowley sobre la obra de Blavasky, La Voz del Silencio.


Debajo del cuadro estaba la siguiente inscripción:

“LAM es la palabra tibetana para Camino o Sendero, y LAMA es Aquel que Va, el título específico para los Dioses de Egipto, Aquel que pisa el Camino, en fraseología budista. Su valor numérico es 71, el número de este libro.”

Con excepción de esto, no hay comentario existente de Crowley sobre el tema de Lam, excepto por material publicado por discípulos como Kenneth Grant.

Es interesante que Crowley le dio el dibujo a Grant en 1945.


Culto de Lam

Desde el tiempo de Crowley, varios grupos ocultistas e individuos siguiendo sus pasos han demandado haber contactado intencionalmente, y con éxito, a “Lam”. Más notorio, Michael Bertiaux en los años sesenta, seguido por un grupo de iniciados O.T.O. en los años setenta. (La O.T.O. es la Orden Templi Orientis, una orden mágica operada por Crowley).

Estos individuos consideran que “Lam” es un trans-mundano o entidad extraterrestre y afirmaron haber tenido gran éxito en sus invocaciones – si se les fuese a creer.

Después del éxito de esos contactos, el interés en los círculos ocultos, especialmente los Crowleyanos, recogieron mucho vapor. En 1987, Kenneth Grant, el generalmente reconocido sucesor de Crowley, fue tan lejos como formalizar los Trabajos de Lam en algo llamado el Culto de Lam.


Para citar del sitio Web de Grant, el Typhoniano O.T.O.:

“El Culto [de Lam] ha sido fundado por unas muy fuertes intimidaciones recibidas por Aossic Aiwass, 718'.' Para efectos de que el retrato de Lam (el dibujo original que fue dado por 666’.’ a 718’.’ bajo curiosas circunstancias) es el actual enfoque de un extra-terrestre – y talvez Energía que la O.T.O. requiere para comunicarse en este período crítico, puesto que ahora hemos entrado en los años ochentas mencionados en El Libro de la Ley (The Book of the Law).

Es nuestra meta obtener una cierta introspección no solo en la naturaleza de Lam, sino que también en las posibilidades de usar el Huevo como una cápsula espacial astral para viajar a los dominios de Lam, o para explorar espacios extra-terrestres en el sentido en el cual los Viajeros del Tiempo Tántricos de O.T.O. están explorando los Túneles de Set en cápsulas intra-cósmicas y chthonias.

Miembros de O.T.O. quienes se sienten fuertemente atraídos a este Culto de Lam están invitados a aplicar para participar en el. Es abierto solo para los miembros de la Orden. Ellos deberán contactar al Frater Ani Asig, 375’.’ del Soberano Santuario O.T.O. y someter una aplicación formal, escrita a máquina y firmar la aceptación de las condiciones de Trabajo delineadas aquí.

Debería ser entendido que la habilidad en las fórmulas mágicas de este Culto no necesariamente conduce a la elegibilidad para el desarrollo en la Orden de O.T.O., la Orden Padre.”

Contemporáneamente, un manuscrito llamado “La Declaración de Lam - The Lam Statement” circuló entre los iniciados de O.T.O. con una visión para “regularizar el modo de vinculación y construyendo una fórmula mágica para establecer comunicación con Lam.”


¿Quien es Lam?

Es interesante notar que desde el tiempo de Crowley, en términos ocultos, por lo menos, Lam es considerado ser una clase de entidad más bien que un ser individual. Cuando uno invoca a Lam, ellos están invocando a una entidad de ese tiempo, más bien que un ser específico. Para ocultistas operando a lo largo de las líneas O.T.O., la idea es invocar a estas entidades Lam a través de Portales Mágicos (intencionalmente creados en el tiempo y espacio) a una manifestación física en el planeta tierra. Porqué es esto deseable no está siempre tan claramente indicado.

(A menudo parece que dentro de los círculos Crowleyianos, la regla de trabajo es a menudo: “Si Crowley lo hizo, yo quiero hacerlo también.”)

Michael Bertiaux, un notable contactado e invocador de Lam, lo visualizaba como el "desarrollo subterráneo de la Gnosis-Lucifer”. Considerando que Gnosis significa un conocimiento intuitivo, esto significaría que conocer a Lam es como conocer un surgimiento desde el inconciente de un conocimiento interno de Lucifer. (Lo Oculto siendo lo oculto, es importante tener en mente que los ocultistas pueden por lo menos, no necesariamente ver a Lucifer como el diablo, sino más bien como un “portador de luz” que cayó a la tierra.)

Bertiaux continua diciendo que Lam es el modo natural de la evolución humana en el presente eon – indicando que para el y sus seguidores, este Lucifer-Gnosis es el sendero apropiado del crecimiento espiritual humano en este tiempo.

Crowley le puso el término a la cultivación intencional del crecimiento espiritual el “Gran Trabajo”.


Y el Gran trabajo para Crowley,

“…involucraba precisamente el establecimiento de contacto con inteligencias no-humanas.”

Inteligencias tales como Lam. Usando el lenguaje del tiempo de Crowley, ciertas inteligencias no-humanas, tales como Lam eran lo que hoy en día definiríamos como “extraterrestre”.


Un Portal se Abrió

Está generalmente convenido, dentro de los círculos ocultistas que Crowley intencionalmente abrió un portal de entrada vía ritual mágico en los Trabajos de Amalantrah (Amalantrah Working), que permitía a los iguales a Lam y otras entidades similares una calle a través de la cual Lam y otras influencias extra-cósmicas pudieran entrar en el universo conocido, y más particularmente nuestro mundo-Tierra.

Según los ocultistas implicados en tales cosas, el Portal desde entonces se ha ensanchado.


El Funcionamiento de Babylon


De acuerdo con el saber oculto, el Portal fue agrandado por el fundador del Laboratorio de Propulsión a chorro (Jet) y científico del combustible de cohetes llamado Jack Parsons, y el fundador de la Cientología y Dianéticas, L. Ron Hubbard en 1946, facilitando – así se dice – un monumental cambio de paradigma en la conciencia humana.


Este trabajo mágico fue llamado el Trabajo de Babylon (Babylon Working), y tal como el Trabajo de Amalantrah el ritual que sirvió de modelo, estaba basado en magia sexual ceremonial.

Juntos, ellos, “se esforzaron a … encarnar un aspecto físico de Babylon, la Mujer Escarlata del Libro de Apocalipsis (17:3-6). Ellos creían que Babylon era el heraldo de la nueva Era de Horus, y que el Apocalipsis era la interpretación negativa comprensible por aquellos de la agonizante Era de Osiris.”

Su esencia era que Parsons deseaba tomar el espíritu de Babylon, la “Prostituta de Babylon”, e investirla en un ser humano. La idea era crear un bebé en el mundo espiritual, y luego llamar hacia abajo al bebé espiritual y dirigirlo a un vientre humano. Al nacer, este bebé encarnaría las fuerzas de Babylon, las cuales ellos consideraban ser algo bueno.


(Aunque Crowley había previamente escrito el más bien hilarante Niño Lunar (Moonchild) – respecto a un experimento similar – el escribió en una carta:

“Aparentemente Parsons y Hubbard o alguien está produciendo un niño lunar. Me pongo levemente frenético cuando contemplo la idiotez de estos vándalos.”)

En cualquier caso, los ritos eran apropiadamente ejecutados, como escrito del 4 al 15 de enero de ese año. No se sabe si un bebé espiritual fue concebido de ellos. Lo que es conocido es que el Portal Mágico primero creado por Crowley, y el cual originalmente dejó entrar a Lam al mundo-Tierra fue reestablecido con considerable intensidad por Parsons y Hubbard. De los diarios de los participantes, es también claro que ellos no eran tan adeptos como Crowley cerrando portales. Lo que parece haber sido logrado fue el drástico fue el drástico agrandamiento y rasgado de un Portal Mágico existente y la subsecuente no-cerrada de el.


Quizás el rasgón que ellos crearon no fue posible cerrarlo.


En cualquier caso, la era moderna de los OVNIs comenzó exactamente un año y medio más tarde, el 24 de junio de 1947, con Kenneth Arnold avistando sobre las Montañas Cascadas en el Estado de Washington.



Alienígenas Grises

Los “alienígenas grises”, estas criaturas maniquí, delgados de cuerpo, con grandes cabezas, de grandes ojos oscuros son, sobre todo, un fenómeno estadounidense. Y, es interesante notar que todos los trabajos Lam fueron hechos en los Estados Unidos.

Reportes de estas entidades asociadas con OVNIs se volvieron frecuentes en los años ochenta, e hicieron ruido con el libro de Whitley Strieber, Comunión. Los “grises” parecen muy similares a Lam, con la excepción de que Lam no tiene los grandes ojos insectoides que lo envuelven, reportados como “grises”. No obstante, hay variaciones de estos pequeños maniquís que se parecen tanto a Lam.

Vea la segunda de las dos fotos arriba de esta página. Esta entidad es un compuesto de una variación comúnmente vista en los años ochenta. Más bien que gris, su color de piel es blanco-arcilla y los rasgos faciales son diferentes. De hecho, el parecido al Lam representado por Crowley es virtualmente exacto.


También, y quizás muy significativo, Kenneth Grant, cabeza del actual O.T.O., declara:

"Lam es un Gran Antiguo, cuyo arquetipo es reconocible en narraciones de ocupantes de OVNIs".

Parecería de esta declaración oficial Typhoniana, que los actuales invocadores de Lam, tienen absolutamente claro, que Lam y los alien-grises son lo mismo.

Satanismo

No soy experto en Satanismo, ni es mi intención serlo.

Sin embargo, hay algunas cosas razonablemente obvias que he juntado.

Primero, el Satanismo no es un movimiento unificado como la Cristiandad o el Islam. Está compuesto por individuos con sus propias diversas ideas acerca de lo que significa ser un Satánico.

Segundo, para algunos es una religión, para otros una filosofía, para otros un sendero mágico.

Tercero, hay usualmente un hilo de interés mágico en la mayor parte de Satánicos de casi todos tipos.

Y, donde hay un interés en magia entre los satánicos, es casi universalmente un interés en magia derivada de los Crowleyianos.

Discusión

De vuelta a las Preguntas

Las preguntas que iniciaron esta investigación y reporte fueron: ¿Qué posible conexión hay entre loa “alienígenas grises” de la cultura popular OVNI y las actividades de ciertos ocultistas?

Y.. ¿por que razón sería incluido un libro sobre OVNIs en el curriculum de un grupo satánico, y porqué el libro de Ray Fwoler, Los Vigilantes II (The Watchers II) en particular?

Discusión sobre la primera pregunta

Basados en el valor de la evidencia, una teoría podría se construida, que no solo están los Lams, “alienígenas grises”, sino que la llegada de los “alienígenas grises” en la cultura OVNI estadounidense fue facilitada únicamente por los trabajos mágicos de Aleister Crowley y discípulos de éste, trabajando en sus pasos. Hoy en día hay grupos O.T.O. oficiales, tales como el Culto a Lam, que están dedicados a invocar a las entidades Lam hacia el mundo-Tierra.

Según su literatura, no solo es el contacto con entidades no-humanas un componente integral del crecimiento espiritual, sino que la “Conciencia Lam” de la Gnosis-Lucifer es el “modo natural de la evolución humana en el presente eon.” Así, pues, estas entidades grises-alienígenas son consideradas dignas de invocación al mundo-Tierra a nombre de los intereses de la evolución de la humanidad.

De acuerdo con el valor de cara a la evidencia, uno podría también teorizar que el Portal Mágico que creó Crowley en el Trabajo de Amalantrah trajo a través del mismo, al primero de estos seres. Sin embargo, el Portal construido fue correctamente cerrado. En contraste, cuando Parsons y Hubbard hicieron su similarmente construido Trabajo de Babylon, implicando la apertura del mismo Portal, o rasgaron el portal más allá de la capacidad de ser reparado y cerrado, o fue agrandado más allá de su capacidad para cerrarlo.

En cualquier caso, el Portal – según la evidencia – ha permanecido abierto desde entonces a toda clase de entidades interdimensionales para ingresar al mundo-Tierra a voluntad. El trabajo de Parsons/Hubbard efectivamente abrió el mundo a la situación de las entidades OVNI modernas. Y, basado en la construcción estilo O.T.O. de la Gnosis-Lucifer, los ocultistas han continuado atrayendo más entidades interdimensionales a través de esta rasgadura o portal que no puede cerrarse.

Por supuesto, la afirmación de Kenneth Grant mencionada anteriormente (“Lam es un Gran Antiguo cuyo arquetipo es reconocible en cuentas de ocupantes de OVNIs.”) es la prueba final que los ocultistas Crowleianos creen totalmente que ellos están, de hacho, invocando a “alienígenas grises” hacia el mundo-Tierra.

Dos Centavos para John Keel

El connotado investigador OVNI/Forteano y autor, John Keel sintió que mucho de las situaciones paranormals que el investigó, tales como el “Hombre Polilla - The Mothman Prophecies” se paralizaron debido a una actividad oculta de algún tipo. Y parece como si el hubiese estado realmente involucrado en algo.

Lo que es interesante, parte del ritual para invocar a Lam, o Lams, es comenzando a meditar en los ojos del retrato de Lam de Crowley.


Para citar a Kenneth Grant:

“Para ver fijamente a los ojos de esta entidad es invitar a un potente contacto. Uno siente una inmediata sensación de ligereza, de perder peso, y luego una sensación de caer… o ser succionado por un vórtice…”

¿Suena familiar? Es bien conocido entre los investigadores OVNI que los ojos de los “alienígenas grises” tienen un poderoso efecto en los testigos. Los testigos a menudo sienten como si están siendo succionados hacia sus ojos.


Ellos también invocan profundas sensaciones de miedo.

Grant continúa con instrucciones:

“Los ojos se agrandarán y aspirarán (tu) conciencia hasta que surja una sensación de estar dentro de la cabeza de las entidades.”

(De nuevo, esto es presentado como algo bueno.)

En cualquier caso, el primer portal de conciencia es obviamente a través de los ojos. Y así, alguien que meditase en los ojos del retrato de tal entidad, de hecho comenzará el proceso de abrir un portal dentro de ellos mismos, para la entidad.

En otras palabras, no se tiene que ser un ocultista entrenado para levantar el infierno en uno mismo, lo cual es también una controversia de Keel.

Discusión sobre Segunda Pregunta

¿Porqué habría de ser recomendada la serie de Ray Fowler sobre Los Vigilantes, por Satánicos, como parte de su curriculum?

Primero, la mayoría de Satánicos tienen interés en la magia.

Segundo, el tipo de magia es casi siempre magia Crowleyiana.

Tercero, una significativa parte del mundo Crowleyiano siente que invocar a Lam, o a los Lams, es una parte necesaria de mover hacia delante la evolución humana.

Cuarto, los Lams son una denominación oculta para “alienígenas grises”

Quinto, los libros más comprensivos sobre los hábitos e idiosincrasia de los “grises” son las series sobre los Vigilantes de Ray Fowler.

Si quiere saber todo sobre los “grises”, lea a Fowler.



Resumen

Los “Grises Alienígenas” son Lams, y fueron primero contactados por medio de un ritual mágico por Alistair Crowley. Los demás rituales a lo largo de líneas similares crearon una situación en donde fue establecido un acceso directo para estas entidades al mundo-Tierra. Ciertos grupos y personas piensan que esto es beneficioso para la humanidad, y continúan atrayendo a estos seres al mundo-Tierra a través de rituales mágicos mía el punto original de acceso.


Los Satanistas están involucrados en las invocaciones Crowleyianas de Lam, y recomiendan los libros de Ray por su extensivo contenido sobre los hábitos e idiosincrasias de los “grises” (Lams)

Conclusión

Está claro ahora porqué los libros de Ray Fowler fueron lectura recomendada. Esta parte del enigma, y la razón primario por la cual escribí este reporte, ha sido resuelta para mi satisfacción.

La pregunta secundaria surgió investigando a los primeros (si existen realmente los “aliens” o “lams”) es un tema muy diferente. Las acciones de la gente son objetivas, pero las motivaciones están basadas en la subjetividad de creencias. Lo que una persona cree que es “realidad” pueda no ser “reales” para otros.

A un cierto nivel – y para los propósitos de este informe – no es realmente importante si estos seres y poderes son objetivamente “reales” o no. Lo que es significativo y pertinente aquí es que muchos miembros de la comunidad oculta (O.T.O./Crowleyiana) de hecho creen que estos seres y poderes son “reales” y se gobiernan a sí mismos según esto. Ellos pasan mucho tiempo intentando comunicación e invocación a ellos.

Ellos creen que es para el beneficio de todos nosotros, aunque si esto fuera generalmente conocido, piensos que sería un punto de considerable debate.

Addendum

Conocimientos y Enseñanzas Lam

De acuerdo al jefe de O.T.O., Kenneth Grant:

Lam es conocido como vínculo entre los sistemas estelares de Sirio y Andrómeda.

Lam es el portal al Vacío. Su número, 71, es aquel de “La Nada”, una aparición.

Lam, como un Gran Anciano, cuyo arquetipo es reconocible en cuentos de ocupantes de OVNIs.

Lam ha sido invocado para satisfacer el trabajo en curso, por Aiwass; como reflejo de Aiwass.

Lam como transmisor del AL de las vibraciones de LA vía MA, la clave al eón de Maat.

Lam es la energía oculta irradiando las vibraciones de Maat y pudiera proceder de ese futuro eón.


Véase:

Boudillion, D. El Lam de Alesiter Crowley y los Hombres de Grises.
En: http://www.bibliotecapleyades.net/cienciareal/cienciareal38.htm

Los Diarios Mágicos de Aleister Crowley
En: http://www.esoterictemple718.50megs.com/catalog.html


Jack Parsons Lab JPL, Alister Crowley,
and the UFO & Occult ties




LAM



THE BABALON WORKING

19 de mayo de 2009

Alejandro Agostinelli

Alejandro Agostinelli
Entrevista para entendidos
Débora Goldstern©



La primera vez que leí un artículo de Alejandro Agostinelli fue a principios de los años 90’, cuando el periódico argentino Página/12 publicó Invasores, título profético en la carrera posterior de su autor, donde se relataban las andanzas de la secta L.U.S.[1], y cuyo centro de operaciones se ubicaba en pleno barrio capitalino de Congreso, a pocas cuadras de mi casa. Tan contundente fue aquella nota, que decidí archivar el recorte, conservándolo hasta la actualidad. De alguna manera ese periodista captó mi atención, y a partir de ahí seguí sus pasos.

Años después una productora polaca intentó reunirnos para sumarnos a una serie de documentales sobre enigmas, pero el proyectó nunca se realizó. Aquella vez no coincidimos en forma personal, y tiempo más tarde Alejandro me confesaría que cuando los pícaros polacos arribaron a la Argentina, tras inconfesables fines, él como buen anfitrión, los llevó a degustar una ovípara comida, que pagó de sus bolsillo. Esa fue la última vez que los vería, ya que se los tragó la tierra. En mi caso particular, el encuentro con los polacos, solo me costó una caminata hacia su hotel, para mantener una reunión, que cuando surgió la palabra “retribución”, finalizó con un escueto: “nos hablamos”.

La conexión con Agostinelli finalmente se estableció en el 2004, año, en que comencé mi investigación de la Cueva de los Tayos. De esa comunicación, nació mi actual amistad con Alejandro Chionetti, y con el cual sigo manteniendo un intercambio fluido sobre el tema en común, el de la ya famosa cuevita ecuatoriana.

Finalmente los caminos con Alejandro coincidieron en forma más frecuente a través de nuestra pertenencia a Planeta UFO, lista de la cual ambos somos miembros.

A sabiendas que acaba de sacar Invasores, su primer libro dedicado al fenómeno ufo en la Argentina, decidimos entrevistarlo. Teniendo en cuenta su militancia escéptica, y precedido por una fama de personaje irónico, cuyos comentarios suelen poner nerviosos a más de un investigador, desde Crónica Subterránea tomamos coraje y lo invitamos a dialogar sobre su reciente publicación o como diría el inefable Woody: “todo aquello que siempre quisimos saber sobre Alejandro Agostinelli, y nunca nos atrevimos a preguntar”.

Remontarse en la génesis del fenómeno ovni dentro país supone descubrir la influencia que el movimiento espiritista jugó en el desarrollo de los primeros grupos que difundieron el tema. No es fácil digerir que los primeros contactos con las supuestas entidades et, surgieron al calor de las sesiones mediúmnicas.

¿Por qué no es fácil de digerir? La apropiación espiritista de la idea de que somos visitados por extraterrestres no se dio sólo en la Argentina. Fue una constante en todo el mundo. Los médiums son los antepasados de los contactados, aunque las entidades con las cuales buscaban comunicarse no fueran espíritus de terrestres desencarnados sino inteligencias de otros mundos. Esos vínculos “familiares” son notables aunque a los médiums les empezaran a llamar “antenas” o reemplazaran la concentración que permite la incorporación espiritual por artefactos conceptuales modernos, como la telepatía. Del mismo modo, los metapsíquicos de comienzos del siglo XX se parecen a los ufólogos, que aparecerán a mediados del mismo siglo.

En ambos casos, son creencias asociadas con el progreso de la ciencia. Así como el trampolín de muchos descubrimientos de la ciencia moderna fueron convicciones originadas en la religión, la religión siempre ha tomado cosas prestadas del conocimiento científico. Ambas corrientes han buscado la salvación, a veces colectiva, como ocurre en los movimientos de cuño milenarista, o individual, como es el caso de los contactados aislados, que no han promovido grupos ni se han insertado en los grupos existentes. Estas cosas que digo tampoco son ideas mías. Ni patrimonio de los hermanos Duclout[2], aunque no deja de ser curioso que sus experimentos espiritistas comenzaran antes de que se conociera el encuentro de George Adamski con Orthon, el visitante de Venus.

Ya en 1988, en su libro Los extraterrestres, Jean-Bruno Renard dejaba en claro, con buenos ejemplos históricos, que los primeros contactados son herederos del movimiento espiritista, aunque en sus doctrinas incorporasen otras creencias, como las procedentes de los Rosacruces, la Teosofía o directamente de la ciencia ficción. Otros trabajos que aportaron datos preciosos en el mismo sentido son los del antropólogo Ignacio Cabria García, autor de Entre ufólogos, creyentes y contactados (1995), cuando revisó las fuentes culturales en las que abrevaron los fundadores de Misión Rama, desde 1974. En 1996, en el Journal of Contemporary Religion, Jennifer Porter, en su artículo “Spiritualists, Aliens and UFOs: Extraterrestrials as Spirit Guides”, hizo un completo balance de esta cuestión. En el libro de Wiktor Stoczkowski, Para entender a los extraterrestres (2001), vas a encontrar un estudio etnológico exhaustivo de las raíces espiritistas que tiene la saga de los contactados con alienígenas.



Sorprende comprobar la cantidad de ufólogos que se adhirieron a la propuesta, teniendo en cuenta tu declarada militancia escéptica. ¿A que lo atribuís?

No lo sé, debe haber tantas causas como ufólogos. Supongo que algunos me ayudaron por que me quieren, me respetan o ambas cosas. O me conocían menos, o no me conocían. O porque confiaron. En general, el ufólogo es buena gente, más solidaria y trabajadora de lo que otros ufólogos y algunos escépticos creen. Debe haber otras causas que se me escapan, pero la verdad es que estoy muy agradecido con todos. También con los que me escribieron para agradecer haber sido respetuoso con sus vivencias o sus investigaciones. Eso no es frecuente y me halaga, porque mi premisa, antes de escribir Invasores, fue: “No debo olvidar que yo también fui ufólogo”. Fui uno de ellos en una encarnación por la que guardo mucho cariño. También he descubierto que los menos visibles, los que no se afanan por figurar en los medios, son personas encantadoras.


En muchos de los pasajes del libro se detecta una cierta mirada paternalista, casi melancólica. Algunos podrían pensar: “Agostinelli se ablandó”, pero un examen más profundo revela una bajada de línea, sutil, pero marcada.

Uno no puede hacer gran cosa para vencer a su propia subjetividad, a sus propias convicciones. También sería desleal con la propia identidad. Por más que intentes zafar de vos mismo -correrte de tu propio lugar-, en algún punto perdés. Pero también creo que si ese proceso es transparente gana el lector. Ese que escribe soy yo y ahora, en este momento, no en otro. Aún así, todos nos parecemos un poco al Comandante Clomro. Todos salimos a enfrentar el mundo con nuestras propias máscaras. Eso tampoco significa que me haya querido disfrazar de alguien distinto del que soy. En el primer capítulo explico cuánto me costó luchar contra el peor enemigo a la hora de contar historias increíbles, que es mi propio escepticismo. Esa “sutil bajada de línea” que percibiste deben ser las batallas perdidas. Lo siento.


Teniendo en cuenta que conocías a la mayoría de los protagonistas, ¿te resultó difícil tomar distancia?

No. Porque cuando no había distancia, no me propuse tomarla. Un amigo es un amigo, sea un testigo, un ufólogo o un extraterrestre. Ahora, si me preguntás qué me gusta del libro, te diría que es mi mejor intento por reflejar lo que escuché, ví y percibí en la experiencia más agradable que un periodista puede disfrutar, que es la experiencia de hacer contacto con otras personas con ganas de contarte lo más interesante que les sucedió en sus vidas. Y digo que eso es lo que más me gusta del libro porque creo que esa frescura es evidente. Tampoco oculto mis emociones. Hasta cuento un sueño que tuve antes de entrevistar a Raúl Dorado, el chacarero a quien un plato volador le abdujo el celular. Tené en cuenta que el libro está escrito en primera persona, y el cronista de Invasores es un protagonista más, tal vez más fascinado por el seres humanos que por los extraterrestres. Los ufólogos me tuvieron paciencia pese a que soy consciente de que a veces les debió fastidiar mi obsesión por la precisión histórica. Tengo la peregrina idea de que en el futuro puede haber alguien interesado en estos relatos.


La salida del clóset de Clomro[3], supone un golpe mortal a la leyenda urbana que te señalaba como el rostro tras la capucha. Igual creo que el corte umbilical no es tal, ya que Clomro aún te ve como su padre putativo.

¡Que te recontra! ¡Ja, ja! “Padre putativo”, sí… Ese cordón umbilical existe y es la amistad. Con Clomro nos queremos mucho y somos muy amigos. Pero hay algo que es cierto. Cuesta contar la historia de alguien que siente aprecio por uno, así como cuesta contar la historia de alguien por el cual uno siente aprecio. Acá corresponde blanquear esa amistad con honestidad. El hombre que escondía su rostro siente respeto profesional por mi trabajo y un poco por eso, y otro poco por la amistad que nos une, se entregó de corazón a todo lo que saber. El confió en que iba a ser útil aportar mi propia visión sobre su personaje. Ahora, ¿en serio que alguien pensó que yo era Clomro? Es mucho más flaco y fachero que yo, che. No creo que nadie haya pensado seriamente en eso.

Aunque te cueste creerlo, pensar lo pensaron, así como actualmente circula el rumor de que sos agente de la SIDE. Buen momento para aclararlo, jejeje

¡Ja! En realidad, soy un MIB al servicio de los reptoides trotskistas de las Pléyades (Risas). Entre tantas creencias en circulación que nadie verifica, si a alguien le gusta creer que trabajo para la SIDE[4] no me debería sorprender en absoluto. ¡Ah! ¡Deben ser los mismos que creyeron que yo era el Comandante Clomro!


Al reconstruir para Invasores los famosos casos Vidal[5] y Villegas-Peccinetti[6] te noto algo crispado, como perdiendo la paciencia ante las idas y vueltas que en sus declaraciones tuvieron y aún tienen los testigos sobrevivientes.

Puede ser. A lo mejor se filtró la tensión que a veces provoca la realidad. En este caso, la realidad era una fecha de entrega. Pero mi editora en Sudamericana, Glenda Vieites, fue piadosa y no le importó correr esa fecha a medida que encontraba nuevas puntas porque sabía que ese tiempo extra iba a mejorar el libro.

El capítulo que le dediqué al caso Vidal estaba cerrado antes de que aceptaran hablar el muñeco Mateyko y Tito Jacobson. Pero obtener sus testimonios era fundamental. Otra desviación imprevista surgió cuando Silvia Pérez Simondini, creadora del Museo Ovni de Victoria, me dijo que dejara de buscar, ya que su hermano Wilfredo (lamentablemente falleció antes de que el libro se publicara: un tipo encantador) había tratado personalmente al matrimonio teleportado.


En muchos casos forcé la búsqueda más allá de lo que me daba el cuerpo. Por ejemplo, el libro ya estaba terminado cuando después de un año de búsqueda infructuosa apareció Juan Carlos Peccinetti, uno de los empleados del casino que tuvieron su tropezón callejero con cinco humanoides aficionados al pirograbado de automóviles antiguos. Peccinetti me dio la “mala noticia” de que no tenía inconvenientes en conversar conmigo. Viajé hasta Mar del Plata para encontrarme con él, resignado a que me iba a repetir la “versión oficial”. Más o menos eso fue lo que pasó, pero él no sabía que lo que más me interesaba era saber quién era él, qué había hecho de su vida en todo este tiempo. Creo que se quedó un poco sorprendido de que me interesara más su propia biografía que su caso ovni.

Su llamada alborozada cuando recibió el libro fue el mejor premio que recibí. En la dedicatoria que les escribí puse algo así: “Porque los únicos pactos en que creo son los pactos de amistad, con cariño…”. Cuando me llamó para agradecerme me dijo que “era de los suyos”. Pero el agradecido soy yo. Su reconocimiento fue mucho más estimulante que el momento en que decidió contarme “la verdad” cuando el libro ya estaba en la calle. Pero de eso todavía no puedo hablar. Esclavo de mis principios, ahora soy parte del pacto de amistad. ¡¡Ja ja!!


¿Entonces se pude decir que el caso Vidal, es un asunto cerrado? Te lo pregunto, porque hay muchos investigadores que aún no se convencen con las soluciones aportadas.


Una cosa es un “capítulo cerrado” y otra un “asunto cerrado”, y esto vale para el caso Vidal o para cualquier otro. No sólo sería soberbio de mi parte “cerrar” un caso, sino que no es algo que me hubiese propuesto hacer. Mi idea fue abrir el juego con testimonios e información de primera mano. Eso es lo que se espera de una investigación periodística y creo haber cumplido, más porque deseo que sea un libro de referencia para los jóvenes periodistas e investigadores. Por sus características, propias de una leyenda urbana, la historia del matrimonio Vidal está condenada a un continuo reciclaje. Por lo mismo, o por razones sorpresivas, siempre pueden aparecer otras pistas. Ese capítulo aporta varias informaciones nuevas.

Incluso hay algunas que contradicen las afirmaciones de Anibal Uset, quien relaciona directamente el caso con la promoción de su película, Che Ovni. O sea: no escondo nada para preservar una “hipótesis favorita”. También localicé y conversé con testigos obvios, como Martín Rappallini. Lo que sucedió con el entonces escribano es otra curiosidad. Desde 1968, nadie -mucho menos, los defensores de una improbable teleportación extraterrestre- lo había vuelto a entrevistar. Pero, te repito, mi idea no fue dar “respuestas definitivas” sino poner las cartas sobre la mesa para que juegue el lector.

Uno de los capítulos que más me gustó de Invasores, es el referido a la contactada Marta Green[7]. Admito que no conocía la historia, y me encantó el relato. Creo que es uno de los grandes hallazgos del libro.

¡Gracias! Sí, la historia de Marta Green es increíble. Entró en el libro a último momento. La conocí mientras buscaba gente que hubiese conocido a los hermanos Duclout; en este caso, había una Marta Green entre los testigos en la terraza del Kavanagh, en 1954. Estoy muy agradecido con Marta y con su hija Liliana, otra divina, por haberme permitido entrar en sus vidas y ampliar su historia, que ya había sido difundida en la autobiografía Ozonis – En algún lugar del Universo.

¿Sentís que el “ajuste de cuentas con el pasado está completo” o vas a necesitar de una segunda parte?

No lo sé, a lo mejor sí. Pero si tal cosa llegara a suceder, no sólo serán historias argentinas sino de Iberoamérica, España y quién sabe si de más allá. Quedaron varios capítulos afuera ¿sabías? El original era una cosa enorme. Publicar eso iba a encarecer mucho el libro. Entre las historias inéditas está el caso del cabo Valdés, y la vida alucinante de Verónica Paz Wells. Sólo por su generosidad, y el tiempo que me dedicaron, necesito saber que habrá una segunda parte que las contenga. Además, son historias formidables. El militar retirado y el fundador de Misión Rama, hoy transexual, tuvieron vidas fascinantes. Sus relatos son profundamente humanos y, literalmente, increíbles.

Visión de Crónica Subterránea sobre Invasores:

Aunque desde el vamos Invasores se revela como un estudio referencial, y casi autobiográfico, su lectura a posteriori sugiere, que estamos ante un gran radiografía de los últimos cincuenta años de la ufología argentina. Teniendo en cuenta la poca producción en la materia que se publica en Argentina, Invasores es un trabajo imprescindible para entender las raíces del fenómeno en el país. El lector se encontrará con casos legendarios que marcaron a fuego la ufología nacional, examinados bajo una nueva luz. ¡Quedan avisados!

Mini biografía:

“Nació en Buenos Aires el 29 de abril de 1963. Es periodista desde 1983. Se especializó en falsas ciencias y nuevas creencias a partir de un interés inicial en la ufología y en otras creencias relacionadas. Fue redactor y editor de varias revistas de divulgación científica publicadas en la Argentina. Se inició en el oficio creando revistas estudiantiles y dirigiendo centros dedicados al estudio del fenómeno OVNI; entre ellos, el Grupo Aficionado para la Investigación de Fenómenos Espaciales (GAIFE, 1977-1979), el Centro para el Estudio de Fenómenos Aéreos No Convencionales (CEFANC, 1979-1980) y la Comisión de Investigaciones Ufológicas (CIU, 1981-1986), siendo editor de sus publicaciones. A los 19 años, ingresó en la redacción del diario La Voz (1983-1985).

También fue Secretario de Cierre del matutino El País (Córdoba, 1984). Más tarde, ingresó como redactor en Editorial Atlántida donde colaboró en las revistas Conocer y saber (luego Conozca Más), Misterios y Gente (1989-1992). Fue miembro fundador del Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP) y asesor editorial de la revista de la entidad, El ojo escéptico (1991-1994). También colaboró en el diario Página/12 (1991-1998) y Enciclopedia Popular Magazine (1992-1993). En 1994 fue redactor en las secciones Política Nacional e Internacionales del diario La Prensa, destacándose sus coberturas del caso Fundación Escuela Yoga de Buenos Aires, el atentado a la AMIA, la operación anti-narcos RIO I (Río de Janeiro) y la guerra entre Ecuador y Perú (1994-1995). En La Prensa llevó En trance, la primera sección semanal crítica sobre “experiencias, fenómenos y creencias de fin de siglo” publicada en un matutino argentino (1994-1995). Desde 1986 participó como conferencista en congresos internacionales en los EE. UU., Europa, Chile y Brasil donde representó a la Argentina presentando trabajos sobre las temáticas relacionadas con sus especialidades. Publicó numerosas crónicas, reportajes e investigaciones en revistas especializadas en ciencia, pseudociencia y lo paranormal de los EE. UU. (The APRO Bulletin, The Anomalist), Europa (Flying Saucer Review, Lumieres Dans la Nuit, Phénomena, Giornale dei Misteri, Cuadernos de Ufología, La Alternativa Racional, Año Cero, Más allá de la ciencia, Enigmas y VSD) y Brasil (UFO).

Se desempeñó como productor de TV en los programas Secretos Revelados (ATC, 1995), en el área de investigaciones del noticiero de Canal 9 (1996) y en Frente a Frente (1997-1998, América 2 [hoy América]). En ese canal coordinó la producción del ciclo Por quererte tanto (1998). Luego ingresó en Editorial Perfil como Secretario de Redacción de Descubrir (1998), revista en la que -desde 1992- contribuyó con investigaciones sobre OVNIs, creencias, fraudes y pseudociencias, como así la sección "Vidas de Otros", dedicada a personajes urbanos heterodoxos. Integró el staff de Coleccionables/Multimedia de Editorial Perfil (1998-2002), fue Secretario de Redacción de las revistas Hombre (2003-2005) y NEO (2005-2006), publicadas por la misma editorial. También realizó obras infográficas, desarrolló contenidos para Internet (Sintesoft, 1999) y se especializó en cultura digital, colaborando en las secciones de Internet, nuevas tecnologías y sociedad para las revistas Web!, Rolling Stone, Bitniks, Gatopardo (1999-2002) y El Cacerolazo (2002). En 2001-2002 produjo para Zona de Investigación (Azul TV, Argentina) varios informes, dos de ellos dedicados a las acusaciones por abuso sexual contra el gurú indio Sathya Sai Baba, otros sobre fraudes en salud y un programa especial sobre creencias milenaristas a raíz de los atentados del 11-09-01 en los EE.UU. Es Editor General de Dios!”.

Véase:
http://www.dios.com.ar/paginas/grupos/0-home/HOME.htm

http://criticadigital.com/magiacritica/

http://invasoresellibro.wordpress.com/


[1] Lineamiento Superior Universal (L.U.S.). Movimiento encabezado por la contactada brasileña Valentina de Andrade. En su momento se la consideró, una de la sectas más peligrosas de la argentina. Después de recibir graves denuncias por su accionar mesiánico, L.U.S., pasó a mejor vida cesando sus actividades en el país, aunque en la actualidad se anuncia por Internet.
Véase:
http://www.bibliotecapleyades.net/vida_alien/revelacion_cosmos/lus.htm
[2] Duclot, Jorge; Duclot, Napy. Origen, estructura y destino de los platos voladores. Buenos Aires: América Técnica, 1956. Los hermanos Duclot escribieron uno de los primeros libros sobre contactismo ufo en la Argentina, resultado de sus canalizaciones espiritistas cuyos mensajes dijeron proceder de Júpiter. Fueron precursores de los futuros movimientos ufo, y de la particular relación contactista entre esos grupos y Júpiter, como centro de procedencia de los mensajes aliens.
[3] Famoso personaje que hizo las hizo las delicias de los televidentes argentinos, con sus particulares apariciones. El encapuchado extraterrestre, como se lo conoció, fue por mucho tiempo un personaje emblemático dentro del ambiente ufológico, cuyas peculiares salidas mediáticas provocaban más de una sonrisa, así como también un entrecejo. En Invasores, finalmente revela su identidad. ¡Imperdible!. Véase:
http://www.geocities.com/clomro/
[4] SIDE, sigla argentina para Secretaría de Inteligencia del Estado.
[5] Uno de los casos ovnis más famosos de la Argentina, que tuvo en su momento amplia repercusión mundial. La teleportación de un matrimonio de apellido Vidal, desde el país hacía México, por mucho tiempo fue uno de los sucesos más comentados de 1968. Sin embargo, con los años, el caso entró en una zona oscura, y se comenzó a develar su misterio. Controversial si lo hay, el caso Vidal despierta amores y odio en la comunidad ufológica argentina. Véase: http://ar.geocities.com/mitosdelmilenio2001/mytoCA020.htm
[6] Otro caso emblemático, fue el protagonizado por dos empleados de un casino mendocino, Juan C. Peccineti y Fernando Villegas, quiénes también en 1968, declararon ser abordados por cinco humanoides, que a su paso dejaron grabado un mensaje en el auto de los protagonistas.
Véase:
http://dragoninvisible.com.ar/mendo02.htm
[7] En Ozonis – En algún lugar del Universo, la autora relata una historia “supuestamente novelada” donde cuenta su historia sentimental con un extraterrestre. Narración exquisita, Ozonis sorprende con su cuidada composición de factura onírica, que lo convierten en un escrito diferente. Altamente recomendado. Alguien diría que aunque la historia suene a monumental fantasía, si no estuviera ya creada, habría que inventarla.

Invasores, entre David Vincent y Alejandro Agostinelli (COMANDANTE CLOMRO)



INVASORES Historias reales de extraterrestres en la Argentina (COMANDANTE CLOMRO)

14 de mayo de 2009

John Dee, y la Argentina - Entrevista a Julio Vidal - Débora Goldstern

“John Dee, y la Argentina”
Entrevista a Julio Vidal
Débora Goldstern©




Sobre la existencia de este libro Portal 66./33. El código secreto entre el mago inglés John Dee, y la Argentina[1], me enteré el verano pasado, durante mi estadía en Capilla del Monte. Con semejante título resultó imposible de ignorar, y porque no decirlo, quedé intrigada, aunque en aquel momento lo dejé escapar en las mesas de las librerías de Córdoba, aunque seguí recordándolo.

Por otro lado la historia del mago John Dee siempre fue un tema que me interesó en lo personal, aunque no estaba preparada para la visión que Julio Vidal entregó en Portal 66.33/ y que por esa magia del destino, tuve oportunidad de enterarme de primera mano.

Aprovechando la visita del autor a la reciente Feria del Libro capitalina, me contacté con él, y logré me refiriera algunos pormenores de su increíble investigación.





¿Cómo se inicia su vinculación con este tema?

La idea inicial fue la de recabar historias inéditas y desconocidas para la mayoría de las personas sobre el fenómeno ovni en la provincia de La Rioja, con la intención que no se perdieran en el olvido por el tiempo transcurrido.

Ha sido un rescate a la memoria colectiva reproducir estas historias, y de esa indagación de estos relatos vividos por allegados y conocidos, fueron surgiendo sus vinculaciones con otros lugares del país como fue el caso del 4 de febrero de 1978 en el Dique La Florida.

La realización de este libro insumió siete años, eso habla de una investigación minuciosa.

Al ir encontrando una serie de coincidencias, vinculaciones y sincronicidades, se hacía más lento el trabajo de darle forma y significación a un gran rompecabezas, al cual había que buscarle después, el óptimo ángulo de observación para comprenderlo mejor, y hacerlo comprender y entender, a quienes podrían leer todo el informe.

Además, por la naturaleza de mi trabajo particular como médico, y la necesidad de contar con los tiempos y recursos necesarios para los viajes que tuve que realizar a distintos lugares del país y a Chile (como está relatado en mi libro), tuve que postergar las actividades de investigación con mucha paciencia, pero al final de tanta actividad que me demandaron esos siete años, los datos se fueron manifestando sin prisa, pero sin pausa en ese tiempo.

John Dee y la Argentina, la relación menos pensada.

Hasta ahora no le he encontrado el punto visible de unión de esta extraña relación entre el mago inglés John Dee y nuestro país, aunque todas las sincronicidades son muy evidentes pero el origen de toda la crónica no está visible al momento.

Aunque solo he expuesto los sucesos con sus detalles, aún sin encontrarle las razones originales no dejan de ser muy interesantes todas las coincidencias demostradas.

El caso del Dique de la Florida, es uno de los sucesos más importantes dentro de la causística ufo rioplatense, que tuvo lugar hace 31 años. Tengo entendido que logró entrevistar a los testigos de aquel famoso avistamiento.

Tuve la suerte de entrevistar a dos de los testigos del caso La Florida cuyos datos fueron fundamentales para continuar con el informe del libro.

En el caso de la entrevista al testigo Regino Salvador Perroni, las extrañas circunstancias que ocurrieron momentos antes de conversar con él son dignas de mucha atención, todo esto está relatado en mi libro.

¿Cree posible que su tesis sobre esta extraña relación John Dee –Argentina cuaje entre los ufólogos locales?

A pesar que mi libro se trata de casos ovnis, debe ser el único libro que habla de ovnis y no aparezca ni un dibujo ni foto de ovni en la portada. Más allá de ese detalle que no es menor, en mi humilde opinión ya que no me considero ufólogo, son pocos los ufólogos que les he escuchado o leído una critica hacia mi libro, hasta ahora solo el silencio ha sido lo expresado por algunos autodenominados ufólogos.

No se hasta ahora lo que puedan opinar, en realidad mi trabajo en el que comencé a relatar historias de ovnis en nuestro país ha sido al seguir el hilo conductor de tantas “casualidades” entre el caso La Florida y lo escrito por John Dee en 1564 en su libro “La Mónada Jeroglifica” transmitir esas sincronicidades y vinculaciones muy ocultas sacando un velo sobre una historia que había quedado como anecdótica en la crónica de encuentros de ovnis y los habitantes de nuestro país.

En mi caso sólo fui desmenuzando detalles del caso La Florida, y sus vinculaciones a través del tiempo y el espacio con el libro de John Dee.

En el portal 66./33 hay muchas referencias a los misteriosos hombres de negro. Más que un mito, se vislumbra una realidad oculta.

En mi relato doy a conocer mi encuentro con el misterioso hombre de negro, que nos condujo hasta quien estábamos buscando esa mañana del 9 de diciembre de 2005 en la ciudad de San Luis, demuestra que a veces por lo que había leído de los hombres de negro, tienen una actitud contradictoria, ya sea amenazando a quiénes investigan estos temas, o dando “pistas” sobre lo que se busca o investiga, no sin producir miedo y/o asombro paralizantes.

Que un profesional de la medicina se arriesgue con un tópico tan osado, sorprende.

De niño este tema de los ovnis y la vida extraterrestre siempre me interesó más allá de mi profesión de médico.

Además las circunstancias de trabajar durante 9 años como medico rural en lugares del norte de la provincia de La Rioja, y mi dedicación a la lectura en épocas que aún no existían las pc ni Internet, hicieron que pudiera acceder aparte de lo leído, a información inédita de sucesos reales ocurridos en esos humildes pueblitos, tan alejados de los grandes centros urbanos.

¿Cuáles son las repercusiones que hasta el momento alcanzó el libro?

Al haberlo editado en Córdoba en una editorial de reciente actividad que adolece de una buena distribución y publicidad en el país, en mi caso particular, además de haberlo presentado por primera vez en la Feria del Libro del año 2008 en Córdoba, así como en otras regiones de la provincia como Santa Rosa de Calamuchita, Capilla del Monte, y Villa Giardino, he tenido que recurrir a la propaganda por Internet con blogs en los que he posteado, algunas entrevistas locales del Diario Chilecito, donde vivo, y también he publicado un resumen del libro, todo a pulmón. Las repercusiones fueron escasas, pero en un porcentaje importante las críticas han sido buenas.

A través de una muy buena amiga común, Martha Nuñez, de Santa Rosa de Calamuchita he llegado a conocerte a vos, y tu muy interesante y completo sitio de Internet y aquí estamos, dialogando sobre mi libro.

Quiero agregar que desde el mas encumbrado escritor de buenos libros o best sellers del tema que sea, y hasta el más humilde y perfecto desconocido como soy yo, en los dos casos para repercutir en los potenciales lectores, es necesaria la publicidad de la manera que sea, radial, televisión, Internet, afiches y los que se conozca. Son factores fundamentales para lograr la difusión y repercusión en el público lector, interesado en el tema que fuere.

¿Se viene una segunda parte?

Aunque esta primera edición está muy completa en información más que segunda parte sería una segunda realización actualizada, corregida y aumentada.

Tras haber publicado la primera edición en abril del 2008, tiempo después fueron “apareciendo” nuevos datos e informaciones que considero importantes sean conocidos por quiénes lean el libro.

Como anticipo te puedo decir que lo que voy a agregar tiene que ver con la Biblia, el Antiguo Testamento, información oficial de la Nasa, el libro de Urantia, una profecía de Benjamín Solari Parravicini y una gran coincidencia que va a sorprender a todos como si fuera un gran acto de magia de John Dee, que trascendió el tiempo y el espacio, y llegó a nuestro país hasta la encrucijada del meridiano 66 con el paralelo 33 en la provincia de San Luis, Dique La Florida, aquel mágico 4 de febrero de 1978.

Notas:

Resumen del libro “Portal 66./33 el Código Secreto entre el mago inglés John Dee y la Argentina”

¿Es posible el viaje en el Tiempo? En 1564 el Mago inglés John Dee escribió el libro LA MÓNADA JEROGLÍFICA, en el que relata crípticamente sucesos ocurridos en la República Argentina en febrero de 1978.

PORTAL 66./33
EL Código Secreto entre el mago inglés John Dee y la Argentina. Cuatro de febrero de 1978, encuentro OVNI del III tipo en el dique La Florida San Luis, República Argentina.

Inglaterra 1564, se publica el libro “La Mónada Jeroglífica”, obra maestra del mago inglés John Dee.

Tras 444 años de permanecer su mensaje codificado y oculto, en abril de 2008, luego de una paciente investigación, se dan a conocer las increíbles coincidencias entre estos dos lugares aparentemente tan disímiles en el tiempo y el espacio…

CAPÍTULO UNO
Relato de Carlos Deich

Un apasionante relato en primera persona de un fenómeno ocurrido en la localidad riojana de Schaqui, donde nuestro protagonista junto a un entrañable amigo realizaron un descubrimiento relacionado con la existencia de los mundos subterráneos, y su vinculación con los ovnis y los hombres de negro.

CAPÍTULO DOS
Hombre de negro o contactado

Mes de julio del año 1979, en un inesperado encuentro entre nuestra protagonista Eloísa con un extraño individuo vestido de negro quién en un enigmático diálogo durante un viaje en colectivo desde la ciudad de Córdoba hasta Chilecito, provincia de La Rioja, le trasmitió datos sobre la ubicación en Argentina del Portal 66./33, un punto geográfico ubicado en la encrucijada del meridiano 66 oeste con el paralelo 33 sur desde donde, según el personaje vestido de negro, se desplazaría, como así sucedió, una flota de cinco ovnis que atravesaron el cielo nocturno de Chilecito.

CAPÍTULO TRES
Los sucesos de La Florida

En una crónica de la época, año 1978, se dió a conocer el impresionante relato del encuentro cercano del tercer tipo ante seis testigos calificados ocurrido el 4 de Febrero de 1978 en el dique La Florida ubicado exactamente en la intersección de las coordenadas geográficas del meridiano 66, y paralelo 33. Esta historia además de aparecer en el diario de aquel entonces, La República de San Luis, está relatada en varios libros, entre los que se destacan las obras del investigador argentino Fabio Zerpa, que nos han servido como soporte bibliográfico muy importante para la realización de nuestro libro.

CAPÍTULO CUATRO
Detalles avistamiento La Florida

En este capítulo se dan a conocer ciertos detalles que son importantes en relación a los números que se repiten de manera enigmática en toda la historia sobre los sucesos de la Florida, como son las edades de sus protagonistas al momento del acontecimiento, las medidas de las distancias entre ellos y el Ovni, todo relacionado con las coordenadas geográficas del lugar y otros elementos relevantes en todo el relato.

CAPÍTULO CINCO
Simbología religiosa, en el significado de los nombres de los seis testigos del caso La Florida.

Existe en los nombres de los protagonistas del caso La Florida cierta particularidad en los mismos, aunque algunos aparentan ser comunes, manifiestan cierto mensaje oculto con connotaciones religiosas insospechadas. Además, se comprobaron peculiares características con sincronicidades y simetrías en la fechas de nacimiento de los testigos entre sí, y la fecha del 4 de febrero de 1978.

CAPITULO SEIS:
¿Por qué en el Dique La Florida?

En este capítulo se exponen las posibles razones por las que pudo haber sido elegido el dique la Florida en la provincia de San Luis, lo que demostró que el lugar posee ciertas características únicas del punto de vista geográfico, histórico, numerológico y otras razones bien ocultas las que hacen que este increíble y hermoso paraje haya sido el lugar escogido por quienes diseñaron el descenso del OVNI y la caminata del ASTRONAUTA EXTRATERRESTRE o VIAJERO DEL TIEMPO, aquella mágica madrugada del 4 de febrero de 1978.

CAPITULO SIETE:
¿Por qué el 4 de Febrero?

La fecha del 4 de febrero encierra dentro de si misma connotaciones astronómicas, que se remontan en la profundidad del tiempo a los conocimientos en épocas prehistóricas de los primeros pueblos de culturas sedentarias agrícola-ganaderas. El número 4 es considerado el número del tiempo Bíblico. También obedece a ciertas simetrías vinculadas a la fecha de nacimiento de Jesús Cristo entre otras posibles razones, que son expuestas en nuestra obra.

CAPITULO OCHO:
¿Por qué John Dee en esta historia?

Al investigar sobre las coordenadas geográficas encontramos que John Dee (1527-1608) en pleno Renacimiento fué el mentor de la idea del Meridiano Cero (de GREENWICH en Londres), a partir de este dato y otras coincidencias relacionadas con la búsqueda de comunicación con los ángeles del sabio inglés, nos llevaron a indagar más profundamente en la obra escrita de John Dee, y arribamos a contundentes conclusiones expuestas en la hipótesis de nuestra obra Portal 66./33.


CAPITULO NUEVE:
Biografía de John Dee

John Dee nació en Londres el 13 de julio de 1527 y falleció a los 81 años en 1608. Fué astrónomo, matemático, alquimista, médico, asesor y espía al servicio de la reina Isabel I de Inglaterra entre otras ocupaciones, siendo además el poseedor del aún indescifrado Manuscrito Voynich y de una de la bibliotecas más completas en la Europa de su época. Como ya lo hemos expresado fue el mentor de la idea de un Meridiano básico, el Meridiano cero de Greenwich donde tienen origen los demás meridianos y los husos horarios de todo el planeta.

CAPÍTULO DÍEZ:
Curiosidades Numerológicas

Una serie de particularidades vinculadas con los números que se destacan en los sucesos del Dique La Florida como son las coordenadas geográficas meridiano 66 y paralelo 33 que multiplicados entre sí nos dan resultados que a su vez repiten ciertas cifras que se reiteraran a largo de nuestro relato como una constante numerológica. Por ejemplo 66 por 33 es igual a 2178, a 2178 les separamos las dos últimas cifras 78, nos da el año del avistamiento, y si a 21 lo multiplicamos por 2 nos da 42, 4 el día, y 2 el mes de febrero. Además de estas observaciones otras son explicadas en este capítulo.

CAPITULO ONCE
El Magistral número 252

En el libro La Mónada Jeroglífica de John Dee, el mago inglés considera a esta cifra 252 mágica y magistral, nada más cierto ya que en nuestra investigación sobre las manifestaciones de este número y sus múltiplos exactos los hemos encontrado entre variadas expresiones, en obras de sabiduría árabe, en las profecías mayas, en la historia moderna como fue el descenso del hombre en la Luna , en relatos vinculados a los ovnis, en las profecías del rey maya Pacal Votán, en las profecías de Isaac Newton. Además en la Biblia, en el antiguo Testamento en el libro de Daniel así como también en los Libros Sapienciales, (Proverbios 25,2) donde dice: “ Gloria es de Dios el cubrir con un velo su Divina Palabra, y Gloria es de los reyes investigar el sentido de ella”.

CAPÍTULO DOCE
Año 1978, año de los tres Pontífices

En 1978 aparte de ser el año del avistamiento del dique La Florida, se dieron sucesos únicos e irrepetibles en la historia de la Humanidad. En este capítulo analizamos las particulares circunstancias de aquel año 1978, en que se sucedieron tres pontífices en el mismo año, y su vinculación al número 37, el cual reúne singulares características que lo equiparan al mágico número 252, como verán en nuestra obra. También en el año 1978, la impronta de John Dee, se manifestó en el ámbito de los claustros universitarios de Córdoba en plena dictadura militar argentina.

CAPÍTULO TRECE
Como es arriba es abajo

Aquí se exponen las simetrías encontradas en nuestra investigación sobre las fechas de descenso del hombre en la Luna (masones), y la caminata del astronauta extraterrestre en el dique La Florida de San Luis el 4 de febrero de 1978. Una serie de indicios con simbología masónica, y una breve descripción de la historia de la Masonería es necesaria en este capítulo, para comprender el mensaje que se manifiesta en nuestro relato.

CAPÍTULO CATORCE
Consideraciones Generales sobre la Mónada Jeroglífica

“La Mónada Jeroglífica” fue escrita por John Dee a la edad de 37 años en 1564, originalmente en latín. Existen dos traducciones, una en francés de Grillot de Givry de 1925 y otra en inglés de Hamilton Jones de 1947. Las versiones en español son las traducciones de los autores cordobeses Edmundo Waisman y Zulema Gómez y la del español Luis Munt. Es un libro muy difícil de conseguir en Argentina en la actualidad.

CAPÍTULO QUINCE
Síntesis del prólogo de la Mónada Jeroglífica.

El prefacio del libro “La Mónada Jeroglífica” está dedicado al emperador Maximiliano II de Hungría quien naciera el mismo día que su autor John Dee, el 13 de julio de 1527. Entre sus reveladoras frases, se destaca la siguiente: “es singularmente extraordinario el haber sellado todo esto con nuestro LONDINENSE SELLO HERMÉTICO (para memoria eterna de los hombres)”, que evidentemente demuestra que se trata de una alusión al Meridiano Cero de Greenwich, a partir del cual la referencia matemática y geográfica del meridiano oeste 66 le da origen a toda nuestra crónica.

CAPÍTULO DIECISÉIS
Descripción y análisis, de los teoremas de La Mónada Jeroglífica

Este es el capítulo más extenso de nuestra obra. Aquí es donde se dan a conocer las coincidencias entre lo escrito por John Dee en sus 24 teoremas de La Mónada Jeroglífica, y lo sucedido en el dique La Florida en San Luis, utilizando un lenguaje bastante confuso, ampuloso al decir de sus críticos, pero en el que hemos encontrado frases reveladoras con evidentes analogías y algunos gráficos explícitos sobre los detalles del descenso del ovni y su ocupante en el dique de La Florida el 4 de febrero de 1978. “El ovni realiza un medio looping y se introduce en el cielo como en la ranura de una alcancía.” De acuerdo al relato de los testigos de la maniobra del ovni, en este simple y esquemático dibujo de John Dee se puede apreciar la coincidencia entre lo expresado y lo que se observa al margen derecho de la ilustración.

CAPÍTULO DIECISIETE
John Dee, el verdadero 007

Es conocido que Ian Fleming autor de la serie moderna James Bond el agente 007, se inspiró en John Dee para su personaje, basándose en que el mago inglés cuando hacía las veces de agente secreto al servicio de la reina Isabel I de Inglaterra, firmaba sus informes con el sugestivo número 007. Mucho se ha especulado sobre las razones por las que firmaba con tan peculiar cifra, algunos investigadores explican que los dos ceros representaban los ojos de la reina, “solo para sus ojos”. La real causa por la que John Dee firmaba sus informes con el número 007 lo encontrarán en este capítulo de nuestra obra.

CAPÍTULO DIECIOCHO
¿Por qué en 1978?

CAPÍTULO DIECINUEVE
John Dee en la ficción, y el contacto extraterrestre.

CAPÍTULO VEINTE
El Proyecto Delfos.

CAPÍTULO VEINTIUNO
Viaje a La Florida y entrevistas, viernes 9 de Diciembre de 2005, más misterios inéditos.

CAPÍTULO VEINTIDÓS
Breve reseña Congreso Mundial OVNI 2006

CAPITULO VEINTITRÉS
Ángeles de ayer, Extraterrestres de hoy.

Teleconferencia de Monseñor Corrado Balducci, miembro de la curia vaticana en pensión, demonólogo, exorcista, escritor. Asistente del PAPA JUAN PABLO II sobre temas místicos, esotéricos, paranormales metafísicos y alternativos. Su exposición versó sobre “Consideraciones teológicas sobre la presencia ovni-extraterrestre”, en el Congreso Mundial OVNI 2006.

CAPÍTULO VEINTICUATRO
Anagramas

CAPÍTULO VEINTICINCO
Sobre Axund Thamor


Julio Alejandro Vidal – Axund Thamor. Portal 66./33. El Código Secreto entre el mago inglés John Dee y la Argentina”. Córdoba: Nueve (9) Ediciones, 2008.


Véase:
http://blogs.clarin.com/portal-66-33/posts

[1] "Este libro narra una apasionante historia de un fenómeno ocurrido en la localidad de Schaqui, en la costa riojana. Una historia real, contada por sus protagonistas, como lo dice su autor, Julio Alejandro Vidal, quién menciona que en el segundo relato, desde un hecho ocurrido en Chilecito, se va hilvanado esta historia con situaciones ocurridas en la provincia y otros puntos del país.

El título significa, el meridiano 66 y paralelo 33, y consecuentemente su ubicación tiene que ver con un punto en la República Argentina, donde ocurrió un fenómeno OVNI, con un encuentro del 3° tipo y 6 testigos calificados. A raíz de esto, he decidido profundizar aún más en mi investigación y aparece este Mago, John Dee, todo un personaje en la historia del renacimiento, quién fue el creador del concepto del meridiano cero de Greenwich (Inglaterra). Era Astrólogo, Matemático, Filósofo y allá por el año 1564, fue asesor de la reina Isabel I de Inglaterra.

Este autor firmaba sus cartas para la reina Isabel I de Inglaterra, con el seudónimo 007, que tiene una particularidad muy significativa con el personaje James Bond de la literatura Inglesa de nuestros días.

Escribió un libro relacionado con la magia, y en él vuelca conceptos más que premonitorios sobre este fenómeno ocurrido en 1978 en San Luis; y cada pasaje coincide como un verdadero rompecabezas con este hecho”.

Vidal, explicó que llevar adelante este libro fue un trabajo arduo de 7 años, “tenía un dato, aparecía otro, lo chequeaba y así fue que el tiempo se incrementó, además no es fácil conseguir literatura en español de éste Inglés, hasta tuve que viajar al vecino país de Chile para munirme de bibliografía, el viaje no fue en vano porque pude corroborar que estaba en el camino correcto con todo lo teórico”. Allí habla del número 252, al que lo considera mágico, porque marca hechos trascendentales para la historia de la humanidad, con impresionantes e interesantes vinculaciones con la Biblia, la sabiduría árabe, las profecías Mayas y otros hechos importantes en la historia contemporánea, como lo fue el descenso del Hombre en la Luna en 1969".


Véase
http://cronicasubterranea.blogspot.com/search/label/John%20Dee

8 de mayo de 2009

Cántico a San Leibowitz



Hace algunos años me topé con Cántico a San Leibowitz de Walter M. Miller Jr. Su lectura me causó tal impresión, que se convirtió con el tiempo en uno de esos libros imprecindibles en la estantería de mi memoria, y al cual acudo cada tanto para poder evocar aquellas palabras que desde que fueran impresas en 1960 aún cautivan con su magia.

Prototipo de la ciencia ficción evolutiva, y alejada de los clásicos clichés del género, Cántico es una radiografía perfecta de la conducta humana, una mirada perversa, pero a la vez esperanzadora, y porque no redentora, a pesar del desastre que sus acciones provocan.

Teniendo en cuenta los tiempos que corren, su lectura se vuelve más que necesaria.


Se decía que Dios, para poder probar a la especie humana, que estaba henchida de orgullo como en tiempos de Noé, había ordenado a los hombres sabios de la época, entre los que se hallaba el beato Leibowitz, que ideasen grandes máquinas de guerra como nunca habían existido en la Tierra; armas con tal energía, que encerrasen los propios fuegos del infierno. Consintió que esos magos colocasen las armas en manos de los príncipes y les dijesen a cada uno de ellos: «Sólo porque el enemigo tiene tal instrumento, hemos ideado éste para ti, para que sepa que tú también lo tienes y no se atreva a atacarte. Piensa, mi señor, que los temiste a ellos tanto como te temen ahora a ti y que ninguno usará esta horrible cosa que hemos creado».
Pero los príncipes, haciendo caso omiso de las palabras de sus hombres sabios, se dijeron: «Si ataco lo suficientemente aprisa y en secreto, destruiré a los demás mientras duermen y no habrá nadie que me responda; la Tierra será mía».
Tal fue la locura de los príncipes, y a ella siguió el Diluvio de Fuego.

En algunas semanas — algunos decían que días — todo terminó. Las ciudades se convirtieron en un amasijo de vidrios rodeado de una vasta extensión de escombros. Las naciones desaparecieron y la tierra quedó cubierta de cuerpos de hombres y de ganado; de toda clase de bestias: junto con los pájaros del aire y todos los seres que volaban, todos los que nadaban en los ríos, se arrastraban entre la hierba o se ocultaban en madrigueras, enfermaron y murieron, cubriendo la tierra, y, pese a todo, en donde los demonios del Fallout quedaron desperdigados, durante un tiempo los cuerpos no entraron en putrefacción, a no ser los que estaban en contacto con la tierra fértil. Grandes nubes de ira se tragaron los bosques y prados, secaron los árboles y destruyeron las cosechas. Donde antes existía la vida, se extendían grandes desiertos, y en los puntos de la Tierra donde los hombres subsistían, habían enfermado todos debido al aire envenenado. Por ello, y a pesar de que algunos escaparon de la muerte, ninguno quedó intocado; y muchos, hasta en esas tierras donde las armas no habían atacado, murieron debido a la contaminación del aire.
Por todo el mundo los hombres iban de un lado para otro creándose una gran confusión de lenguas. Cundió la furia contra los príncipes y sus servidores y contra los magos que habían ideado las armas. Pasaron los años y la Tierra todavía no estaba limpia. Así constaba claramente estipulado en la Memorabilia.
De la confusión de lenguas, de la mezcla de los supervivientes de muchas naciones y del miedo, nació el odio. Y el odio dijo:
«Vamos a lapidar, destripar y quemar a quienes hicieron esto. Hagamos un holocausto con quienes idearon este crimen, junto con sus mercenarios y sus sabios; quemémoslos, que mueran junto con sus obras, sus nombres y hasta su recuerdo. Destruyámoslos a todos y enseñemos a nuestros hijos que el mundo es nuevo, que no sepan nada de los hechos antes ocurridos. Hagamos una gran simplificación y después el mundo comenzará de nuevo.»

Así fue que, después del Diluvio, el Fallout, las plagas, la locura, la confusión de lenguas y la ira, comenzó la época sangrienta de la Simplificación, cuando unos supervivientes de la raza humana aniquilaron a otros supervivientes miembro a miembro, mataron gobernantes, científicos, dirigentes, técnicos, maestros y cualquier persona que los adalides de la enloquecida multitud considerasen merecedora de la muerte por haber ayudado a hacer de la Tierra lo que era. Nada era tan odioso a los ojos de esa multitud como los hombres cultos, al principio porque sirvieron a los príncipes y más tarde porque se negaron a unirse a la riada de sangre y trataron de oponerse a la chusma, a la que motejaban de «gente simple sedienta de sangre».
La chusma aceptó alegremente el nombre y gritó:
«¡Simples! ¡Sí, sí! ¡Soy simple! ¿Eres simple? ¡Construiremos una ciudad y la llamaremos «Ciudad Simple» porque para entonces todos los bastardos inteligentes que causaron esto estarán muertos! ¡Simples! ¡Vamos! ¡Esto les servirá de lección! ¿Hay alguien aquí que no sea simple? ¡Si lo hay, coged al bastardo!»

Para escapar de la ira de aquella multitud de simples, los hombres cultos que quedaban con vida huyeron a cualquiera de los santuarios que les ofrecían asilo. La santa Iglesia los recibió, los vistió con hábitos monacales y trató de ocultarlos en tantos monasterios y conventos como habían sobrevivido y que podían ser habitados de nuevo, porque las religiones no eran muy despreciadas por la multitud a no ser que la desafiasen o aceptasen el martirio.
A veces el santuario era seguro, pero en general no resultó así. Los monasterios fueron invadidos; los archivos y libros sagrados, quemados; los refugiados, apresados y juzgados sumariamente y colgados o quemados. Al poco tiempo de iniciada, la Simplificación dejó de tener un plan o un propósito y se convirtió en un loco frenesí de crímenes en masa y destrucción, como sólo puede ocurrir cuando los últimos restos del orden social desaparecen. La locura se transmitió a los niños, acostumbrados como estaban, no sólo a olvidar, sino a odiar, y oleadas de furia se reprodujeron esporádicamente hasta la cuarta generación después del Diluvio. Entonces, la ira se dirigió, no contra los sabios, pues ya no quedaba ninguno, sino contra los que sabían leer y escribir.

Isaac Edward Leibowitz, después de buscar infructuosamente a su esposa, se refugió en los cistercienses, con quienes permaneció oculto durante los primeros años del Posdiluvio. Después de seis años, marchó de nuevo al lejano suroeste en busca de Emily o de su tumba. Allí se convenció de su muerte, porque en aquel lugar, ésta fue la triunfadora incondicional. Allí, en el desierto, hizo un juramento. Después volvió con los cistercienses, tomó su hábito y al cabo de unos años se ordenó sacerdote. Reunió algunos cofrades con él y les hizo una proposición. Después de unos años, aquella propuesta se «filtró» hasta Roma, que ya no era Roma — que ya no era una ciudad —, pues se había trasladado tres veces en menos de dos décadas, después de haber permanecido en el mismo sitio por dos milenios. Doce años después de haber hecho su proposición, el padre Isaac Edward Leibowitz obtuvo permiso de la Santa Sede para crear una nueva comunidad de religiosos, llamada de San Alberto Magno, maestro de santo Tomás y patrón de los científicos.

Su cometido no anunciado, y al principio sólo vagamente definido, era conservar la historia humana para los tataranietos de los nietos de los simples que querían destruirla. Su primer hábito fue un trozo de arpillera y una correa, uniforme de las turbas de simples. Sus miembros eran o bien «contrabandistas de libros» o «memorizadores», según la tarea asignada. Los contrabandistas llevaban clandestinamente libros al sudoeste y los enterraban allí en barriles. Los memorizadores se aprendían de memoria volúmenes enteros de historia, escrituras sagradas, literatura y ciencia por si algún infortunado contrabandista de libros era apresado, torturado y obligado a delatar dónde estaban enterrados los barriles.

Mientras tanto, otros miembros de la nueva orden encontraron una fuente a unos tres días de viaje del escondite de los libros y empezaron a construir un monasterio. El proyecto, que el pequeño remanente de cultura humana se proponía salvar del resto de los humanos que pretendían fuese destruida, se puso entonces en marcha. Leibowitz, mientras cumplía con su turno de contrabandista, fue descubierto por un simple; se trataba de un técnico renegado a quien el monje perdonó de inmediato, a pesar de haberlo identificado no sólo como a un hombre culto, sino también como especialista en el campo de los proyectiles. Cubierto con una capucha de arpillera, fue martirizado sin dilación; fue estrangulado con una soga, sin apretarla lo suficiente para romper el cuello, y al mismo tiempo lo asaron vivo, zanjando así una disputa entre la multitud, respecto al método de ejecución.
Los memorizadores eran pocos y su memoria limitada.
Algunos de los barriles de libros fueron encontrados y quemados, al igual que varios de los contrabandistas. El propio monasterio fue atacado tres veces antes de que la locura se apaciguase.

Del vasto almacenamiento de conocimiento humano, sólo algunos barriles de libros originales y una lastimosa colección de textos copiados de memoria sobrevivieron en posesión de la orden en la época en que la locura terminó.
Ahora, después de seis siglos de oscuridad, los monjes cuidaban todavía su Memorabilia, la estudiaban, copiaban y volvían a copiar, y esperaban pacientemente. Al principio, en tiempos de Leibowitz, presumían — y casi anticipaban como probable — que la cuarta o quinta generación empezaría a querer recobrar su herencia. Pero los monjes de aquella época no contaban con la habilidad humana para generar una nueva herencia cultural en un par de generaciones si una más antigua es totalmente destruida; lo harían movidos por legisladores y profetas, genios o maníacos, a través de un Moisés, a través de un Hitler o de un ignorante, pero tiránico abuelo; una herencia cultural puede ser adquirida de la noche a la mañana, y muchas lo fueron de este modo. Pero la nueva «cultura» era una herencia de la oscuridad en la que «simple» quería decir lo mismo que «ciudadano» y lo mismo que «esclavo».

Los monjes esperaron, sin importarles que el conocimiento que habían salvado fuese inútil, que buena parte de él no fuese ya comprensible y que para ellos fuese a veces tan inescrutable como lo sería para un muchacho salvaje y analfabeto de las colinas. Este conocimiento estaba vacío de contenido, la importancia de su tema había desaparecido hacía mucho, pero, sin embargo, tenía una estructura simbólica que era peculiar en sí misma, y cuando menos esta trama simbólica podía ser observada. Estudiar el modo en que un sistema de conocimientos estaba entrelazado era aprender por lo menos un mínimo de conocimiento, del conocimiento, hasta que algún día — algún día o algún siglo — apareciese un integrador y las cosas fuesen puestas nuevamente en su sitio. Por lo tanto, el tiempo no tenía importancia. La Memorabilia estaba allí, se les había conferido el deber de preservarla y lo harían, aunque la oscuridad del mundo se prolongase durante diez siglos más o hasta diez mil años, porque ellos, aunque nacidos en esta era de oscuridad, eran aún los mismos contrabandistas de libros y memorizadores del beato Leibowitz.

Cuando salían de su abadía, cada uno de ellos, los profesores de la orden — desde el encargado de los establos hasta el abad — llevaban como parte de su hábito un libro, generalmente un breviario, colgado de una correa.

Antes de cerrar el refugio, los documentos y las reliquias fueron sacados secretamente y reunidos uno por uno y con suma discreción por el abad. Se convirtieron en no investigables y fueron probablemente encerrados en su despacho. A efectos prácticos era como si se hubiesen desvanecido. Todo lo que desaparecía en el despacho del abad no constituía un tema apropiado para la conversación en público.


Era algo que sólo se podía comentar en voz baja en los pasillos desiertos. El hermano Francis no oía nunca los comentarios, que gradualmente disminuyeron, sólo para revivir cuando, una noche en el refectorio, un mensajero de Nueva Roma conferenció, en voz baja, con el abad y una pequeña parte de su conversación llegó a las mesas vecinas. Los comentarios se mantuvieron unas semanas después de la partida del mensajero y volvieron a disminuir.
El hermano Francis Gerard, de Utah, volvió al desierto el año siguiente y ayunó en soledad. Una vez más, regresó débil y demacrado, y llamado enseguida a la presencia del abad Arkos, que quiso saber si pensaba mencionar nuevas conferencias con los seres de la corte celestial.
—Oh, no, padre abad; durante el día sólo vi buitres.
—¿Y por la noche? — preguntó Arkos, suspicaz.
—Sólo los lobos — dijo Francis. Y añadió precavidamente —: Creo.
Arkos decidió no hacer caso de la cauta coletilla y se limitó a fruncir el ceño.

El hermano Francis había llegado a la conclusión que cuando el abad fruncía el ceño emanaba de él una energía radiante que viajaba por el espacio con enorme velocidad sin llegar a ser totalmente comprendida, a no ser en términos de su efecto demoledor sobre cualquier cosa que la absorbiese, y por lo general esta cosa era un postulante o un novicio. Francis captó cinco segundos de aquella energía cuando recibió la segunda pregunta.
—¿Qué me dices de lo del año pasado?
El novicio tragó saliva.
—¿El... viejo?
—El viejo.
—Sí, dom Arkos.
Tratando de eliminar toda sombra de pregunta en su tono, Arkos zumbó:
—Sólo un viejo. Nada más. Ahora estamos seguros de ello.
—Yo también creo que se trataba de un viejo.
El padre Arkos se inclinó cansadamente para asir la regla de nogal.
¡Plaf¡
—Deo gratias!
¡Plaf!
—Deo...
Al ir Francis para su celda, el abad lo llamó desde la puerta.
—Por cierto, se me olvidó decirte...
—¿Sí, reverendo padre?
—Este año no hay votos — murmuró apagadamente, y se encerró en su despacho.

El hermano Francis pasó siete años en el noviciado, siete vigilias de cuaresma en el desierto, y se convirtió en un perfecto imitador de los aullidos de los lobos. Para divertir a sus camaradas, llamaba a la manada que rondaba la abadía, aullando desde los muros en la oscuridad. Durante el día ayudaba en la cocina, fregaba los suelos y continuaba sus estudios de los tiempos pasados.
Entonces, un día el mensajero de un seminario de Nueva Roma llegó a la abadía, montando un asno. Después de conferenciar largamente con el abad, el mensajero buscó al hermano Francis. Pareció sorprenderse al encontrar a aquel joven, ahora ya un hombre, todavía vestido de novicio y limpiando el suelo de la cocina.
—Hemos estudiado durante estos años los documentos que encontraste — dijo al novicio —, y muchos de nosotros estamos convencidos de su autenticidad.
Francis levantó la cabeza.
—No se me permite mencionar el asunto, padre — dijo.
—Oh, toma. — El mensajero sonrió y le tendió un papel con el sello del abad, en el que, escrito de su puño y letra, decía:
Ecce Inquisitor Curiae. Ausculta et obsequere. Arkos, AOL, Abbas.

—Todo va bien — se apresuró a decir al notar la súbita tensión del novicio —, no te hablo oficialmente; alguien de la corte te tomará declaración más adelante. ¿Sabes, en realidad, que tus documentos hace mucho están en Nueva Roma? Acabo de traer de vuelta algunos.
El hermano Francis negó con un gesto. Sabía quizá menos que nadie referente a las reacciones en los altos niveles de su descubrimiento de las reliquias. Vio que el mensajero llevaba el hábito blanco de los dominicos y se preguntó con cierto malestar cuál sería la corte a la que el dominico se refería. En la región de la costa del Pacífico tenía lugar una inquisición contra el catarismo, pero no se le ocurría la relación que podía existir entre las reliquias del beato y aquella corte. Ecce Inquisitor Curiae, decía la nota. Quizás el abad quería decir «investigador». El fraile parecía ser un hombre de humor tranquilo y aparentemente no llevaba consigo ningún aparato de tortura.

—Esperamos que el caso de la canonización de vuestro fundador se abra pronto de nuevo — explicó el mensajero —. Vuestro abad Arkos es un hombre muy listo y prudente — rió por lo bajo —. Presentando las reliquias a otra orden para que las examinase y sellando el refugio antes de explorarlo en su totalidad... Bueno, lo comprendes, ¿verdad?
—No, padre. Suponía que consideraba el descubrimiento tan trivial que no merecía desperdiciar el tiempo con él.
El dominico se echó a reír.
—¿Trivial? No lo creo. Pero si vuestra orden presenta pruebas, reliquias, milagros y todo lo demás, la corte tiene que investigar su procedencia. Toda comunidad religiosa está ansiosa de que su fundador sea canonizado. Así que vuestro abad os dijo prudentemente: «Fuera del refugio». Sé que para muchos de vosotros ha sido una decepción, pero será mejor para la causa de vuestro fundador que el refugio sea explorado ante otros testigos.
—¿Lo abrirá usted de nuevo? — preguntó Francis, ansiosamente.
—No, no lo haré yo. Pero cuando la corte esté preparada enviará observadores. Así todo lo que se encuentre en el refugio que afecte a la causa estará a salvo, en caso de que la oposición ponga en duda su autenticidad. Como es natural, la única razón para sospechar que el contenido del refugio pueda afectar la causa es... bueno, las cosas que encontraste.


—¿Puedo preguntar por qué, padre?
—Porque una de las complicaciones que se presentaron durante la beatificación fue la primera parte de la vida del beato Leibowitz, antes de convertirse en monje y sacerdote. El abogado del lado contrario trató de inculcar la duda sobre el primer período, el del Prediluvio. Trataba de establecer que Leibowitz nunca efectuó una búsqueda cuidadosa, que quizá su esposa todavía estaba viva cuando se ordenó. Claro que no sería la primera vez que esto ocurre, a veces se han concedido dispensas, pero no viene al caso. El advocatus diaboli trató simplemente de inculcar la duda sobre el modo de ser de vuestro fundador, sugiriendo que había aceptado las órdenes sagradas y pronunciado sus votos antes de asegurarse del fin de su responsabilidad familiar. La oposición fracasó, pero puede que lo intente de nuevo. Y si los restos humanos que encontraste son realmente... — Se encogió de hombros y sonrió.
Francis asintió.
—Establecerían la fecha de la muerte de la esposa.
—Acaecida al principio de la guerra que casi arrasó con todo. Y en mi opinión, bueno, la nota manuscrita de la caja o bien es del beato o es una falsificación perfecta.
Francis enrojeció.
—No digo que estés complicado en una falsificación — añadió apresuradamente el dominico, al ver el rubor.
El novicio sólo había estado recordando la opinión que le había merecido la escritura.
—Dime cómo ocurrió. Me refiero a cómo diste con el sitio. Necesitaré conocer toda la historia.
—Pues empezó con los lobos...
El dominico fue tomando notas.
Unos días después de la partida del mensajero, el abad Arkos hizo llamar al hermano Francis.
—¿Piensas todavía que tu vocación está con nosotros? — dijo amablemente.
—Si el reverendo padre perdona mi execrable vanidad...
—Olvidemos, por un momento, tu execrable vanidad. ¿Lo piensas o no?
—Sí, magister meus.
El abad sonrió.
—Creo que ahora, hijo mío, nosotros también estamos convencidos de ello. Si estás dispuesto a comprometerte para siempre, ha llegado la hora de que pronuncies tus solemnes votos. — Hizo una ligera pausa, y, al mirar la cara del novicio, pareció decepcionado al no ver en ella ningún cambio de expresión —. ¿Qué ocurre? ¿No te alegras de ello? ¿No estás...? ¿Qué te pasa?
Aunque la cara de Francis permaneció como una máscara educadamente atenta, gradualmente fue perdiendo color. Sus rodillas se doblaron súbitamente.
Francis se había desmayado.


El novicio Francis, que quizás había batido el récord de resistencia en las vigilias del desierto, abandonó dos semanas más tarde los rangos del noviciado, y pronunciando votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia, junto con otros compromisos especiales peculiares de la comunidad, recibió las bendiciones y un zurrón en la abadía y se convirtió para siempre en un monje profeso de la Orden Albertiana de Leibowitz encadenándose con eslabones de su propia forja a los pies de la Cruz y a la regla de la orden. Tres veces se le hizo la pregunta de ritual:
—Si Dios te llamase a ser su contrabandista de libros, ¿sufrirías la muerte antes que traicionar a tus hermanos?
Y tres veces, Francis respondió:
—Sí, padre.
—Entonces, levántate, hermano contrabandista y hermano memorizador, y recibe el beso de la hermandad. Ecce quam bonum, et quam jucundum...


El hermano Francis fue relevado de la cocina y asignado a una labor menos servil. Se convirtió en aprendiz de copista de un monje de edad llamado Horner. Si las cosas seguían su curso normal para él, podía razonablemente ver transcurrir toda su vida en la sala de copias y dedicar el resto de sus días a tareas tales como copiar a mano textos de álgebra y pintar sus páginas con hojas de olivo y alegres querubines ornando las tablas de logaritmos.
El hermano Horner era un anciano gentil y a Francis le agradó desde el primer momento.
—La mayoría de nosotros trabajamos mejor en las copias asignadas si además tenemos nuestro proyecto particular — le dijo Horner —. Casi todos los copistas se interesan por algún trabajo especial de la Memorabilia y les agrada pasar en ello un poco de tiempo extra. Por ejemplo, al hermano Sarl, que está allí, como su trabajo se atrasaba y cometía errores, le consentimos pasar una hora diaria en un proyecto que él mismo escogió. Cuando el trabajo se le hace tan tedioso que empieza a cometer errores al copiar, puede dejarlo un rato y trabajar en su propio proyecto. Les permitimos a todos hacer lo mismo. Si terminas el trabajo que se te asigne antes del final del día, pero sin tener tu propio proyecto, tendrás que pasar el tiempo sobrante en nuestros perennes.
—¿Perennes?
—Sí, y no me refiero a plantas. Hay una demanda perenne por parte de todo el clero de diversos libros... Misales, escrituras, breviarios, la Summa, enciclopedias y cosas así. Vendemos muchos de ellos. Así que si no tienes un proyecto preferido y terminas temprano, te pondremos en los perennes. Tienes mucho tiempo para decidirte.
—¿Qué proyecto escogió el hermano Sarl?
El anciano encargado hizo una pausa.
—Dudo que lo comprendas. Yo no. Parece haber encontrado un método para restaurar las palabras que faltan y las frases de algunos de los viejos fragmentos del texto original de la Memorabilia. Quizás el lado izquierdo de un libro a medias quemado sea legible, pero el lado derecho de cada página está quemado y faltan algunas palabras al final de cada línea; pues ha inventado un sistema matemático para encontrar las palabras que faltan. No es perfecto, pero da resultado hasta cierto punto. Ha conseguido restaurar cuatro páginas desde que comenzó con ello.
Francis miró al hermano Sarl, que era octogenario y casi ciego.
—¿Cuánto tiempo lleva haciendo ese trabajo? — preguntó el aprendiz.
—Unos cuarenta años — dijo el hermano Horner —. Claro que sólo ha pasado en ello unas cinco horas semanales y se necesitan muchos cálculos.
Francis asintió pensativamente.
—Si cada diez años se restaura una página, quizás en pocos siglos...
—No tanto — bramó el hermano Sarl, sin apartar la vista de su trabajo —. Cuanto más se restaura, más fácilmente se encuentra lo que falta. La página siguiente la terminaré en un par de años. Después de esto, Dios mediante, quizá...
Su voz se perdió en un susurro.
Francis había notado en varias ocasiones que el hermano Sarl solía hablar solo mientras trabajaba.
—Haz lo que gustes — dijo el hermano Horner —, una ayuda en los perennes es siempre de agradecer. De todas maneras, cuando quieras podrás tener tu proyecto particular.
La idea le vino a Francis de modo inesperado, y dijo impulsivamente:
—¿Puedo emplear mi tiempo sobrante en sacar una copia de la heliografía de Leibowitz que encontré?
El hermano Horner pareció momentáneamente sorprendido.
—No lo sé, hijo. Nuestro abad es... un poco susceptible respecto al asunto. Además, puede ser que esto no pertenezca a la Memorabilia. Ahora está en el archivo provisional.
—Pero usted sabe que se decoloran, hermano. Y ésta ha estado muy expuesta a la luz. Los dominicos la han tenido tanto tiempo en Nueva Roma...
—Bien, supongo que sería un proyecto muy breve. Si el padre Arkos no se opone, pero... — Agitó la cabeza indeciso.
—Quizá podría incluirla en un grupo — ofreció Francis rápidamente —. Las pocas reproducciones de copias heliográficas que tenemos están tan viejas, que se desmenuzan. Si yo hiciese varios duplicados... de algunas de las otras...
Horner sonrió burlonamente.
—Lo que sugieres es que incluyendo la heliografía de Leibowitz en un grupo podrás escapar mejor a las averiguaciones.
Francis enrojeció.
—Y puede que el padre Arkos no lo note si se da una vuelta por aquí, ¿no es así?
Francis se encogió.
—Está bien — dijo Horner, parpadeando ligeramente —. Puedes emplear el tiempo que te sobre en hacer duplicados de cualquiera de las copias que estén en malas condiciones. Si algo más se mezcla en el conjunto, procuraré no darme cuenta.

Antes de atreverse a tocar la heliografía de Leibowitz, el hermano Francis estuvo durante varios meses utilizando su tiempo libre en rehacer algunas de las viejas copias existentes en los archivos de la Memorabilia. Las viejas reproducciones que merecían ser conservadas debían ser renovadas cada uno o dos siglos. No sólo perdían color las copias originales, a menudo las versiones copiadas se hacían casi ilegibles después de un tiempo, debido a la poca estabilidad de las tintas empleadas. No tenía la menor idea del motivo por el que los antiguos habían empleado tinta blanca en una base oscura y no al contrario. Cuando esbozó de nuevo un diseño con carbón, invirtiendo de este modo la base, el burdo esbozo parecía más real que el blanco sobre oscuro; pero los antiguos eran inconmensurablemente más inteligentes que Francis, y si se habían tomado el trabajo de poner tinta donde generalmente el papel estaba en blanco y dejar líneas blancas donde en un dibujo normal serían negras, tendrían sus razones. Por ello copiaba los documentos de manera que se pareciesen lo más posible al original, a pesar de que la tarea de extender la tinta azul alrededor de las pequeñas letras blancas era particularmente pesada y se llevaba gran cantidad de tinta, hecho que hacía gruñir al hermano Horner.
Copió una vieja heliografía arquitectónica, después un plano de una parte de máquina cuya geometría era atractiva, pero cuyo propósito era vago. Copió de nuevo una abstracción titulada «Estator WNDG 73—A 3—HP 6—P 1.800—RPM 5—HP CL—A en caja de ardilla», que resultó ser completamente incomprensible y absolutamente incapaz de mantener prisionera una ardilla. Los antiguos eran a menudo perspicaces; quizá se necesitaba un conjunto especial de espejos para poder ver al animal. De todas maneras, la copió de nuevo trabajosamente.
Casi un año después de haber empezado su proyecto en tiempo libre y sólo después que el abad, en alguna de sus ocasionales visitas a la sala de copias, lo hubo visto por lo menos tres veces trabajando en otra heliografía (un par de veces se había detenido para echar una ojeada al trabajo de Francis), se atrevió a aventurarse entre los archivos de la Memorabilia en busca de la copia heliográfica de Leibowitz.
El documento original había sido ya sujeto a un cierto grado de restauración. Salvo el hecho de que llevaba el nombre del beato, era, de un modo decepcionante, idéntico a las otras que había copiado.
La heliografía Leibowitz era una abstracción que no movía a nada y menos que nada a la razón. La estudió hasta que pudo ver el sorprendente complejo con los ojos cerrados, pero no pudo comprenderlo. Parecía solamente una red de líneas conectando una mezcla de toda clase de cuadrículas y figuras cuyo nombre ignoraba. La mayoría de las líneas eran horizontales y verticales, y se cruzaban entre sí con un espacio en blanco o un punto; daban vuelta en ángulo recto para rodear alguna de aquellas extrañas figuras y jamás se detenían en medio de la nada, sino que siempre terminaban en alguno de aquellos signos, cuyo nombre ignoraba. Tenía tan poco sentido que si se lo miraba mucho tiempo producía un efecto adormecedor. Sin embargo, empezó a copiar cada detalle, sin olvidar una mancha oscura situada en el centro del dibujo y que pensó podía ser de sangre del beato mártir, aunque el hermano Jeris la considerase una mancha producida por un corazón de manzana en mal estado.
El hermano Jeris, que había entrado en la sala de copia de los aprendices al mismo tiempo que Francis, parecía gozar molestándole acerca de su proyecto.
Mirando por encima del hombro de Francis, preguntó:
—Sabio hermano, ¿podrías decirme, si no es molestia, qué significa «Sistema de control transistorizado para la unidad Seis—B»?
—Se ve claramente que se trata del título del documento — dijo Francis, ligeramente molesto.
—Se ve claramente. Pero ¿qué quiere decir?
—Es el nombre del diagrama que tienes ante los ojos, hermano simple. ¿Qué significa Jeris?
—Estoy seguro que muy poco — dijo éste, con fingida humildad —. Por favor, perdona que sea tan obtuso. Has podido definir el nombre indicando a la criatura nombrada que es en verdad el significado del nombre. Pero si el diagrama criatura representa algo por sí mismo, ¿qué es?
—Es evidente que el «Sistema de control transistorizado de la unidad Seis—B».
Jeris se echó a reír.
—¡Está clarísimo! ¡Elocuente! Si la criatura es el nombre, el nombre es entonces la criatura. «Las cantidades iguales pueden ser sustituidas por cantidades iguales» o «el orden de una igualdad es reversible». ¿Podernos pasar al siguiente axioma? Si las «cantidades iguales a la misma cantidad pueden ser sustituidas las unas por las otras», ¿no existe entonces alguna «misma cantidad» a la que tanto el nombre como el diagrama representan? ¿0 es que se trata de un sistema cerrado?
Francis enrojeció.
—Yo diría — respondió lentamente, después de una ligera pausa para acallar su enojo — que el diagrama representa un concepto abstracto más que una cosa concreta. Quizá los antiguos tenían un método sistemático para representar una idea pura. Se ve claramente que no se trata de la representación de un objeto reconocible.
—¡Sí, sí, es claramente irreconocible! — aceptó el hermano Jeris, riendo socarronamente.
—Puede también que represente un objeto, aunque de una manera formalmente estilizada, de tal modo que se necesitaría un entrenamiento especial o...
—¿Un enfoque especial?
—En mi opinión se trata de una gran abstracción o quizá de un valor trascendental que expresa un pensamiento del beato Leibowitz.
—¡Bravo! ¿Y cuál puede ser este pensamiento?
—Pues... el «Diseño del circuito» — dijo Francis, sacando el término del conjunto de letras escritas en la parte inferior derecha.
—¿A qué disciplina pertenece este arte, hermano? ¿Cuál es el género, especie, propiedad y diferencia? ¿0 se trata únicamente de un accidente?
Francis pensó que Jeris se volvía pretencioso en un sarcasmo y decidió responderle, suavemente:
—Observa esta columna de números y su título: «Numeración piezas electrónicas». Hubo antiguamente un arte o ciencia llamado electrónica, que pudo pertenecer tanto al arte como a la ciencia.
—Vaya, esto nos da el género y la especie. Ahora, y siguiendo en ello, falta la diferencia. ¿De qué trataba la electrónica?
—Esto también está escrito — dijo Francis, que había revisado la Memorabilia de arriba abajo en busca de pistas que le ayudasen a comprender un poco la heliografía, aunque sin mucho éxito —. La base principal de la electrónica era el «electrón» — explicó.
—Está realmente escrito. Me interesa, pues sé muy poco de estas cosas. Dime, por favor, ¿qué era el electrón?
—Pues existe un fragmento de una relación que lo menciona como una «torsión negativa de la nada».
—¿Cómo? ¿Podían negar la nada? ¿No la convertiría esto en un algo?
—Quizá la negación se aplica a la torsión.
—¡Ah! Entonces, tendríamos una «nada extendida». ¿Has descubierto el modo de extender la nada?
—Todavía no — admitió Francis.
—¡Continúa explicándome, hermano! Qué listos debieron ser los antiguos... sabían extender la nada. Sigue con ello y puede que descubras el modo de hacerlo. Entonces tendríamos al electrón entre nosotros, ¿no es así? ¿Qué podríamos hacer con él? ¿Ponerlo en un altar de la capilla?
—Está bien — suspiró Francis —. No lo sé. Pero tengo motivos para suponer que en un tiempo existió el electrón, aunque no sé cómo estaba construido ni para qué servía.
—¡Qué conmovedor! — dijo el iconoclasta y volvió a su trabajo.
Las burlas esporádicas del hermano Jeris entristecieron a Francis, pero no lograron disminuir su devoción al proyecto.
El exacto duplicado de cada señal, borrón o mancha resultó imposible, pero la fidelidad de su facsímil fue suficiente para engañar a la vista a una distancia de dos pasos, quedando por ello apto para ser expuesto y poder así sellar y guardar el original. Terminada la copia, el hermano Francis se sintió defraudado. El dibujo era demasiado árido, no había nada en él que sugiriese a primera vista que se trataba de una reliquia sagrada. El estilo era conciso y sin pretensiones... de acuerdo, quizá, con el propio beato, pero...
Una copia de la reliquia no era suficiente. Los santos eran gente humilde que no se glorificaban a sí mismos sino a Dios, y era obligación de los demás el retratar la gloria interna de los santificados con signos exteriores y visibles. Aquella copia simple no era suficiente: era fríamente realista y no conmemoraba, a través de sus líneas, las santas cualidades del beato.
«Glorificemus», pensó Francis, mientras trabajaba en los perennes. Estaba copiando páginas de los Salmos para después reencuadernarlos. Hizo una pausa para situarse de nuevo en el texto y encontrarle sentido a las palabras, pues pasadas varias horas de copia, dejaba de leer y se limitaba a que su mano trazara las letras que sus ojos encontraban. Se apercibió de que en aquel momento copiaba la oración de David en demanda de perdón, cuarto salmo penitencial:
«Miserere mei, Deus... porque conozco mi iniquidad y mis pecados están siempre ante mí.»
Era una plegaria humilde, pero la página que tenía ante los ojos no estaba dibujada en consonancia con ella. La M de Miserere tenía incrustaciones de oro. Un arabesco caprichoso de filamentos entretejidos dorados y violeta llenaba los márgenes y formaba nidos alrededor de las espléndidas mayúsculas del principio de cada verso. Aunque la oración era humilde, la página era magnífica. El hermano Francis copiaba únicamente el cuerpo del texto en pergamino nuevo, dejando espacio para las espléndidas mayúsculas y márgenes tan amplios como las líneas del texto. Otros artífices llenarían con un desenfreno de color su simple copia a tinta y construirían las mayúsculas ilustradas. Aprendía a pintar, pero no tenía aún la suficiente experiencia como para que le fuese confiado el trabajo de incrustaciones de oro en los perennes.
«Glorificemus.» Pensaba de nuevo en la heliografía.
Sin hablar con nadie de su idea, el hermano Francis empezó a planearla. Buscó la más apta y mejor piel de cordero y pasó varias semanas de su tiempo libre curándola, atesándola y aplanándola hasta formar una superficie perfecta, finalmente la blanqueó, quedando como la nieve y la guardó con sumo cuidado. Después pasó meses en los que dedicó todos sus minutos libres en repasar la Memorabilia, buscando de nuevo pistas que indicasen el significado de la heliografía de Leibowitz. No encontró nada que se pareciese a las figuras del dibujo ni nada que le ayudase a interpretar su significado; pero después de mucho tiempo, dio con un fragmento de libro que contenía una página parcialmente destruida, cuyo tema eran las heliografías. Parecía formar parte de una enciclopedia. La referencia era breve y faltaba parte del artículo, pero después de leerla varias veces, empezó a sospechar que él — y muchos copistas antes que él — habían perdido mucho tiempo y tinta. El efecto de blanco sobre negro parecía no haber sido una característica aceptable, sino más bien el resultado de las características de un cierto procedimiento barato de reproducción. El dibujo original del que se había sacado la copia heliográfica fue hecho en negro sobre blanco. Tuvo que resistir un súbito impulso de golpearse la cabeza contra el suelo de piedra. ¡Toda aquella tinta y aquel trabajo para copiar un accidente! Quizá sería mejor no mencionárselo al hermano Horner. Sería una obra de caridad no decirlo debido al estado del corazón del viejo hermano.
El saber que el color de las heliografías era una característica accidental de los antiguos dibujos le infundió nuevo ímpetu a su plan. Una copia glorificada de la heliografía de Leibowitz podía hacerse sin necesidad de incorporar la característica accidental. Con el esquema del color inverso, al principio nadie reconocería el dibujo. Ciertas formas podían ser evidentemente modificadas. No se atrevía a cambiar nada de lo que no comprendía, pero con seguridad las tablas de piezas y los informes podían ser colocados de modo simétrico alrededor del diagrama en forma de espiral o escudos. Debido a que el significado del conjunto era oscuro en sí mismo, no intentaba alterar en lo más mínimo su forma o plano, pero puesto que su color no tenía importancia, podía igualmente ser hermoso. Para algunas de las figuras pensó utilizar el oro, pero para otras la aplicación del metal era demasiado intrincada y hasta ostentosa. Los puntos de cruce debían ser negros como el azabache, pero esto significaba que las líneas tenía que hacerlas con un color que resaltase los puntos de cruce. Aunque era preciso conservar el diseño asimétrico, no se le ocurría ninguna razón para suponer que su significado se alteraba si se empleaba como enrejado para una parra cuyas ramas, rodeando con cuidado las cuadrículas, podían ser hechas para dar la impresión de simetría o para convertir la asimetría en algo natural.
Cuando el hermano Horner pintaba una M mayúscula, y la convertía en una hermosa selva de hojas, bayas, ramas y hasta alguna serpiente astuta, no dejaba por ello de ser legible como una M. A Francis no se le ocurría nada que le hiciese presumir que con el diagrama no sucedería lo mismo.
Principalmente, la forma general con el borde en espiral, podía muy bien formar un escudo en vez del rectángulo que encerraba el dibujo en la copia. Hizo docenas de bocetos preliminares. En la parte superior del pergamino representaría a la santísima Trinidad, y en la parte baja, el escudo de armas de la Orden Albertina coronado con una imagen del beato.
Pero, por lo que él sabía, no existía ninguna imagen adecuada que representase al beato. Había algunos retratos caprichosos, pero ninguno de la época de la Simplificación. Ni tan sólo existía una representación convencional; aunque tradicionalmente se decía que Leibowitz había sido alto y ligeramente encorvado. Quizá cuando el refugio se abriese de nuevo...
Los bosquejos preliminares del hermano Francis fueron interrumpidos una tarde al darse cuenta súbitamente de que la presencia que se inclinaba a su espalda era la de... la de...
«¡No! ¡Por favor! Beate Leibowitz, audi me!.. ¡Piedad, Señor! Que no sea...»
—Vaya, ¿qué tenemos aquí? — preguntó el abad, mirando sus diseños.
—Un dibujo, reverendo padre.
—Ya lo veo, pero ¿qué representa?
—Es la heliografía de Leibowitz.
—¿La que encontraste? ¿Qué? No se le parece mucho. ¿A qué se deben los cambios?
—Va a ser..
—¡Habla más fuerte!
—¡Una copia en color! — gritó involuntariamente Francis.
—¡Oh!
El abad Arkos se encogió de hombros y siguió su ronda. Unos segundos más tarde, el hermano Horner pasó junto a la mesa del aprendiz y vio con sorpresa que Francis se había desmayado.


Véase:
http://www.scribd.com/doc/4026215/1961-HugoN-Miller-Walter-M-Cantico-a-San-Leibowitz-Novela


A canticle for Leibowitz



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