3 de junio de 2008

La Tecnología Perdida de la Atlántida - Débora Goldstern

La Tecnología Perdida de la Atlántida
Ciencia Imposible
Débora Goldstern©


Cuando Platón habló sobre la Atlántida en sus célebres diálogos “El Timeo y Critias”, hace ya más de 2.500 años, lejos estaba de imaginar la polémica que se iba a desatar con su escrito. Pensar que el viejo filósofo solo hizo referencia a una sociedad utópica en su descripción del mítico continente, es desconocer una realidad, en la cual Platón se revela como un iniciado de primer orden, versado en antiguos misterios, herencia de conocimientos olvidados. Admitiendo este punto, y aceptando que Platón fue educado en estas escuelas esotéricas, algunas de las cuales superviven en la actualidad, se puede comprender entonces la tremenda verdad que se esconde tras el enigma de la Atlántida.

Como todo buen iniciado, Platón solo reveló una parte de la historia[1], omitiendo pasajes comprometedores que aún no podían darse a conocer al público. Un relato fragmentado, donde la verdad y la leyenda se mezclan por igual, fue la forma en que el sabio griego realizó la transmisión, velando información que los siglos posteriores recién comenzaron a mostrar.[2]

Una de las primeras escuelas esotéricas en romper el hermetismo sobre la Atlántida, fue la Sociedad Teosófica, fundada en 1878 por la estudiosa de origen ruso Helena Petrovna Blavatsky. En su obra cumbre, La Doctrina Secreta compuesta por seis volúmenes, Blavatsky legó pista sobre misterioso continente, aunque manteniendo reserva sobre algunos puntos en particular. Sin embargo, considerando el año en que la Doctrina Secreta fue publicada (1884), la visión de una Atlántida tecnológica, casi de ciencia ficción no deja de sorprender.

“Y el Gran Rey de la Faz Resplandeciente, el jefe de todos los de de faz amarilla, se entristeció al ver los pecados de los de faz negra. Envió él sus vehículos aéreos (Viamanas[3]) a todos los jefes hermanos (jefes de otras naciones y tribus) con hombres piadosos dentro diciendo: Preparaos. Alzaos vosotros hombres de la Buena Ley, y cruzada la tierra mientras (aún) esté seca. Los Señores de la tempestad se aproximan. Sus carros se aproximan a la Tierra. Solamente una noche y dos días más vivirán los Señores de la Obscura Faz (los hechiceros) en esta tierra paciente. Está ella condenada y tienen que hundirse con ella. Los señores inferiores de los Fuegos (los Gnomos y los Elementales del Fuego) están preparando sus Agnyastras mágicas (armas de fuego construidas por medio de la Magia. Pero los Señores de mirada Tenebrosa (“Mal de Ojo”) son más fuertes que ellos (los Elementales), y éstos son los esclavos de los poderosos. Están ellos versados en el Astra (Vidya, el conocimiento mágico más elevado). Venid y usad los vuestros (esto es, vuestros poderes mágicos, para contrarrestar los de los Hechiceros).

Que los Señores de la Faz resplandenciente (los adeptos de la Magia Blanca) hagan que los Vimanas de los Señores de la Obscura Faz pasen a sus manos (o posesión), a fin, de que ninguno (de los Hechiceros) pueda escapar por su medio de las aguas, evitar las Varas de las Cuatro (Deidades Kármicas) y salvar a sus perversos (secuaces o pueblos). Que los de Faz Amarilla envíen sueños de si mismo (¿mesmerismo?) a los de Faces Negras. Que aún a ellos (los Hechiceros) se les evite el dolor y el sufrimiento. Que todos los hombres a los Dioses Solares aten (paralicen) que dependen de los Dioses Lunares, para que no sufran y escapen a su destino. Y que los de rostro amarillo ofrezcan su agua de vida (sangre) a los animales parlantes[4] de los de Faz Negra, para que no despierten a sus amos. La hora ha sonado la negra noche pronto está”.

Analizado el pasaje citado[5], encontramos a unos atlantes versados en tecnología aérea, que a su vez mezclaban conocimientos del orden psíquico con artes mágicas. Esta combinación resultó explosiva, y probablemente con el tiempo los condujo a la destrucción, como relatan casi todas las crónicas esotéricas al carecer, según decían, de avances en el orden moral. Para Blavataky no había duda que esta raza dominó además de la Aeronáutica otras ciencias, como la Meteorología, Metrografía, Geomancia, Física, Química, Alquimia, Mineralogía, Geología y Astronomía. Pensar que una cultura que se atribuye su existencia a una era pre-glacial pudo lograr tal grado de desarrollo, es contradecir la historia misma, siendo rechazada y catalogada como fantasía. Sin embargo, las fuentes que inspiraron a Blavatsky en su visión controversial de los atlantes, provienen de manuscritos de origen hindú, algunos de los cuales fueron introducidos en Occidente durante ese período, para consternación de los académicos de la época.

Casi diez años después de la publicación de la Doctrina Secreta, vio la luz un curioso libro: “Habitante de Dos Planetas o la División del Camino, por Phylos[6] el Tibetano, entidad que reveló conocimientos sobre la Atlántida a un joven escritor Frederick Spencer Oliver oriundo de Monte Shasta, EE.UU, siendo considerado uno de los primeras obras canalizadas. Teniendo en cuenta esta última particularidad, se podría descartar rápidamente su lectura obviando el material como fuente de estudio, pero a pesar de estos obstáculos Habitante de Dos Planetas contiene información que merece atención, aunque con recaudos. Veamos:

“Los Poseidanos encontraron que en el reino más allá del mgnetismo habría todavía más fuerzas de pulsación, superior y más intensas; fuerzas operadas por la mente. Y la mente viene de nuestro Padre, así como la fuerza creadora habidas y por haber” // “He dicho que los Atlantes reconocían que la Naturaleza en su totalidad era la Deidad exteriorizada. Su filosofía afirmaba que su fuerza se movía, no en líneas rectas sino en círculos; es decir, que siempre retornaba al mismo lugar. Si el dinamismo que estaba operando en el universo actúa en progresiones circulares, entonces un aumento de vibración infinito posible para la Substancia Única sería un concepto insostenible. Debe haber un punto en el círculo donde los extremos se encuentran y recorren el camino otra vez, y esto lo encontramos entre la catocidad y el magnestismo. Así como la vibración trajo la substancia al reino de la luz, también debe sacarla. Esto es lo que hace, la lleva a lo que los Poseidanos llamaban “Navaz, el lado de la Noche de la Naturaleza”, donde la dualidad se manifiesta, el frío oponiéndose al calor, la obscuridad a la luz, y donde la polaridad positiva se opone a la negativa, todas las cosas son antípodas. El frío es tanto una entidad substancial como el calor, y la obscuridad como la luz. Hay un prisma de siete colores en cada rayo de luz blanca; también hay un prisma séptuplo de entidades negras en la más negra penumbra –la noche está tan preñada como el día.

El investigador Poseidano, pues, llegó a reconocer las maravillosas fuerzas de la naturaleza las que podía manejar para el uso de la Humanidad. El secreto se había descubierto; el descubrimiento era esa atracción de esa gravitación, la ley del peso, se había puesto contra la “repulsión de la levitación”; que la primera pertenecía al Lado Luminoso de la Naturaleza, y el segundo a Navaz, el Lado de la Noche; que la vibración gobernaba la oscuridad y el frío” // “A través de esta sabiduría, fue posible para la Atlántida ajustar el peso (positividad) a la falta de peso (negatividad) tan equitativamente que no se manifestaba una “lucha”. Este logro fue muy significativo. Significaba navegación aérea sin alas o abultados tanques de gasolina, porque usaban la ventaja de la repulsión por medio de la levitación opuesta en fuerza igual a la atracción de la gravitación. Que la gravitación de la Substancia Única gobernaba y era parte de todos los reinos fue un descubrimiento que resolvió el problema de la conducción de imágenes de luz, fotos de formas, así como de sonido y calor, exactamente como el teléfono que conoces tan bien conduce imágenes de sonido, sólo que en Poseida no se requerían alambres u otro material conductor, a ninguna distancia, ya sea teléfonos o telefotos, ni siquiera en la conducción de calor”.

Y hablamos de 1894. Para pensar …!

En años posteriores la bibliografía acerca de la Atlántida crecería en número, aunque los autores evitaban introducir el tema tecnológico, punto polémico que provocaba encendidos debates entre los investigadores, que buscaban convencer a la comunidad científica de interesarse en la posibilidad de la existencia de aquel continente esquivo, casi fantasma. ¿Como podía lograrse este objetivo, si a la problemática que sumaba aceptar un supuesto continente desarrollado en plena era secundaria, sindicado como puente entre las Américas y Europa, además, se especulaba con una ciencia casi de vanguardia y tan de avanzada que más de la Tierra parecía originada por visitantes espaciales? Tal razonamiento no tenía cabida, y no entraba en ninguna mente racional. Sin embargo, algunos osados continuaban por esta vía, uno de los cuales fue el vidente nortearmericano Edgar Cayce.

Quién fuera conocido como el Profeta Durmiente nació en Hopkinville, Kentucky el 18 de marzo de 1877.

Ya desde niño “desplegó poderes[7] de percepción que parecían extenderse más allá de su alcance. A la edad de seis o siete años, aseguró a sus padres que le era posible ver y hablar con visiones, en ocasiones con parientes que habían fallecido recientemente. Sus padres atribuyeron esto a la imaginación demasiado activa de un niño solitario, influido por el dramático lenguaje de las reuniones religiosas populares en ese sector del país. Años más tarde, al dormir con la cabeza sobre sus libros escolares, desarrolló una forma de memoria fotográfica que le ayudó muchísimo a lograr un rápido avance en la escuela del lugar. Sin embargo, esto se desvaneció y desapareció con el tiempo y Edgar estuvo solamente en actitud de terminar el séptimo grado antes de tener que buscar su propio lugar en el mundo.

En 1898, a la edad de veintiún años, se convirtió en vendedor para una compañía papelera mayorista. Más o menos por esa época se le desarrolló fuertemente una parálisis gradual de los músculos de la garganta, que le amenazó con la pérdida de la voz. Cuando los médicos declararon su impotencia para descubrir la causa física de esta enfermedad, se intentó la hipnosis, pero ésta dejó de producir efectos curativos permanentes. Como último recurso, Edgar pidió a un amigo que le ayudara a volver a entrar en el mismo tipo de sueño hipnótico que le había permitido memorizar sus libros escolares cuando niño. Su amigo le hizo la sugestión necesaria y una vez que se encontró en trance autoinducido, Edgar pudo enfrentarse y examinar sus propios problemas. En esa ocasión se recomendó medicamentos y terapia manipultiva, cosa que le permitió recuperar con todo éxito su voz y curar las molestias de la garganta.

Un grupo de físicos de Hopkinville y Bowling Green, Kentucky, aprovecharon su excepcional talento para diagnosticar a sus pacientes y pronto descubrieron que lo único que Cayce necesitaba era el que se dieran el nombre y dirección del paciente y entonces se sintonizaba telepáticamente con la mente y cuerpo de esa persona, donde quiera que ésta estuviera, con tanta facilidad como si ambos se encontraran en la misma habitación. No le era necesaria, ni se le proporcionaba, ninguna otra información en relación con algún paciente”.[8]

Cayce falleció el 3 de Enero de 1945 en Virginia Beach, Virginia, legando “más de catorce mil registros estenográficos[9] perfectamente documentados, de las comunicaciones telepáticas y de clarividencia que había impartido a más de ocho mil personas diferentes durante un lapso de cuarenta y tres años. A estos documentos se los conoce como “lecturas”. Estas lecturas constituyen uno de los registros más grandes e impresionantes de percepción psíquica que haya llegado a emanar de un solo individuo” //”Un desglose aproximado de las lecturas, de acuerdo con el tópico cubierto por el título, indica que cerca del sesenta por ciento son diagnósticos físicos, veinte por ciento “lecturas de vida y el veinte por ciento puede agruparse bajo el encabezado de “diversos”. Esta categoría de diversos incluye lecturas sobre tópicos comerciales, temas mentales y espirituales, interpretación de sueños y una gran variedad de asuntos misceláneos”.

De las catorce mil lecturas que Cayce dejó como testimonio de su excepcional poder, 2.500 son lectura de vida, muchas de las cuales tratan de la reencarnación de individualidades consultantes, a través de la historia. A las 2.500 lecturas debemos restarle 700, correspondientes a la visión del vidente sobre Atlántida, abarcando un período de veinte años, que van de 1924 a 1944. A diferencia de los ocultistas “que presentaban un cuadro complicado de la Atlántida y de la conciencia humana”, Cayce centró sus lecturas en la “historia de sus individuos y de su desarrollo personal”.


En la versión ofrecida por Cayce sobre la Atlántida, ésta se presenta como una sociedad tecnificada, y ferozmente dividida en dos bandos[10] irreconciliables que estuvieron continuamente en guerra. El enfrentamiento se daba entre los Hijos de Belial, de tendencia materialista y autoritaria, contra los Hijos de la Ley de Uno, más espirituales y compasivos. Ambos grupos jamás pudieron dirimir sus diferencias y su eterna pugna condujo al continente a un terrible final, que culminó con su destrucción, luego de un devastador cataclismo inducido por manejos egoístas.

Las lecturas no dejan duda sobre la ubicación de la Atlántida, así como de la existencia de su asombrosa tecnología.

“La posición … el continente que la Atlántida[11] ocupaba, se encuentra entre el Golfo de México, por un lado, y el Mediterráneo, por el otro. Evidencias de esta civilización perdida deben encontrarse en los Pirineos y en Marruecos, Honduras Británica, Yucatán y Norteamérica. Existen algunas porciones que sobresalen … y que deben haber sido en una época una parte de este gran continente. Las Indias Occidentales Británicas o las Bahamas, son una porción del mismo que pueden verse en la actualidad. Si se llevara a cabo una investigación geológica en alguno de estos lugares, especialmente y de manera notable en Bikini, y la corriente del Golfo por esta proximidad, éstas quizás lleguen todavía a determinarse”. (Febrero de 1932).

“En tierra atlante, durante los periodos de máxima expansión, en relación con modos, medios y maneras de proporcionar mayores comodidades al pueblo de la tierra, cosas para el transporte, el aeroplano, como ahora se llama, pero que entonces se conocían como naves del aire, pues viajaban no solo en el aire sino también en otros elementos”. (Enero de 1941).

“En tierra atlante cuando se crearon aquellas cosas hechas para que fuerzas motrices las impulsaran y llevaran a la gente a las diversas porciones de tierra así como a otras tierras. La entidad fue entonces un connotado navegante”. (Octubre de 1931)

“En tierra atlante, cuando los pueblos entendían la ley de las fuerzas universales[12], la entidad era capaz de llevar mensajes a través del espacio a otras tierras; guiaba naves de ese período” (Febrero de 1930).

“En tierra atlante, en la época de la creación de fuerzas eléctricas, que tenían relación con la transportación de aparatos de un lugar a otro, tomando fotografías a distancia, leyendo inscripción de muros aún a distancia, venciendo la misma gravedad, preparación del cristal, el terrible cristal poderoso; mucho de esto motivó la destrucción”. (Febrero de 1934).

“En una tierra conocida como Poseidia, fue músico en el templo, producía sonidos de toda índole en instrumentos. La civilización materialmente superior a la de hoy; en una posición donde era adorado por el pueblo en una porción de esa tierra”. (Junio de 1928).

“En la Atlántida, durante el estado más elevado de civilización, maestro del pensamiento psicológico y estudio, especialmente el de la transmisión del pensamiento a través del éter”. (Mayo de 1925).

“En la ciudad de Peos, en la Atlántida, entre gente que logró entender la aplicación del lado nocturno de la vida o aquellas influencias negativas en las esferas de la tierra, de aquellos que dieron mucha compresión a la manera del sonido, voz e imagen y semejantes a pueblos de ese período”. (Junio de 1930).

“En Poseidia la entidad habitó entre aquellos que tenían a su cargo el almacenaje de las fuerzas motrices de los grandes cristales que de tal manera condensaban las luces, las formas de las actividades, como para guiar a los barcos en el mar y el aire, y en artículos de confort para el cuerpo, como la televisión y la grabación de la voz”. (Febrero de 1935).

Las lecturas son claras en este punto. Estudios de telepatía, psicología, medios de comunicación como la televisión, navegación aérea y por mar, así como manejo de energías poderosas, tal vez del tipo nuclear. Conocimiento de electricidad y fotografía. Mención de cristales como fuerzas motrices, de las cuales extraían casi toda su ciencia para la manipulación de estos aparatos. Cabe mencionar que muchos de los adelantos mencionados por Cayce, recién se hicieron realidad en años posteriores, lo cual no deja de ser inquietante.

Como el lector debe suponer, nadie tomó en serio esta información sobre la Atlántida, siendo estas interpretaciones ignoradas como fruto de la fantasía y apartadas del estudio riguroso, por sus desvaríos. Pero el tiempo se encargaría de demostrar cuan delicada puede ser la línea de cordura, cuando se trata del continente perdido.


Cuando Cayce se refirió a la Atlántida, no solo mencionó su antigua ubicación y tecnología, sino que también dio precisiones sobre como localizar algunos de sus restos. En especial se refirió a Bimini[13] como la zona en la cual centrar las investigaciones.

La primera referencia data de 1926:

“Si, tenemos la tierra llamada Bimini, en el Océano Atlántico (…) Es la parte más elevada que quedó sobre las olas de un continente que una vez fue grande, sobre el cual la civilización ahora existe en el mundo encontró gran parte de lo que utilizaría para alcanzar tal civilización”.

En 1933 dijo:

“En las partes sumergidas de la Atlántida, o Poseidia, donde todavía puede descubrirse una parte de los templos, bajo el cieno de siglos del agua del mar, cerca de lo que ahora se llama Bimini[14], junto a la costa de Florida”.

Dos años después, en 1935, una aviadora afirmó que durante su vuelo por Bimini divisó “un pozo de agua dulce (…) rodeado de un muro en su borde superior, con piedras de composición peculiar y con símbolos extraños”. Sin embargo todo quedó en la nada.

Ajeno a las controversias, Cayce continuó pronunciándose sobre la Atlántida, y seguramente jamás esperó que una de sus lecturas obtuviera reconocimiento mundial después de su muerte.

“ Y Poseidia estará entre las primeras partes de la Atlántida que se levante de nuevo. Esperadla en el sesenta y ocho o sesenta y nueve (1968 o 1969). No está muy lejos! (1940).

El milagro se produjo en 1968.

Dos pilotos veteranos de la Segunda Guerra Mundial, Trigo Adams y Robert Brush[15] “detectaron lo que parecían ser los cimientos sumergidos de un edificio, cerca de la isla de Andros, que es la isla más grande y próxima a Bimini”. La zona detectada en Andros era Pine Key (USA) y “consistía en una construcción rectangular cubierta por algas y plantas marinas, muy cerca de la superficie del agua y estaba divida en varias partes. Sus primitivas murallas se encuentran aún bajo la arena submarina, mientras que el pavimento si existe, aún no ha sido descubierto por los arqueólogos”.

Los primeros comentarios sobre esta edificación no se hicieron esperar y entre los argumentos esgrimidos para descalificarlo, se sugirió que “que podía tratarse de un fortín levantado por los conquistadores españoles (aunque no pueden explicar como se encuentra bajo el mar), una especie de trampa para atraer peces (aunque cuesta trabajo creer que se construyera una estructura de piedra tan perfecta para tan vulgar finalidad), o incluso un depósito submarino, conchas, esponjas o tortugas”. Por otra parte la construcción mostraba similitudes con la arquitectura maya.

Seguidamente un nuevo hallazgo salió a la luz. “Una construcción ciclópea en piedra de 900 metros de profundidad y a un kilómetro, aproximadamente” a la orilla del Norte de Bimini. Los descubrimientos tuvieron lugar gracias a los esfuerzos de “ J. Mason Valentaine, antropólogo y arqueólogo; Dimitri Rebikoff, inventor y arqueólogo submarinista y Jacques Mayol, campeón mundial de inmersión subacuática sin escafandra”.
Bautizado como Carretera o Muralla de las Bimini, “a primera vista, y desde un bote cuando el mar estaba especialmente claro y no había movimiento en la superficie, era según las palabras de Valentaine, un extenso pavimento de piedras lisas, rectangulares y poligonales de diverso tamaño y grosor que, obviamente, habían sido diseñadas y alineadas para formar una estructura muy armoniosa. Era obvio también que estas piedras habían permanecido sumergidas durante un largo período, a juzgar por los bordes de las más grandes, que se habían alisado y le daban una apariencia de almohadones o trozos de pan gigantescos. Algunas eran absolutamente rectangulares y en ocasiones casi formaban perfectos cuadrados.[16]

Las piezas más grandes, que tenían un largo de unos tres a cinco metros, por lo menos, estaban colocadas a menudo a lo ancho de las avenidas situadas en forma paralela mientras las más pequeñas formaban pavimentos tipo mosaico y cubrían secciones más amplias … Las avenidas compuestas por las piedras, son paralelas y de bordes rectos; la más larga está constituida por una serie doble, interrumpidas por dos expansiones que contienen piedras lisas y muy grandes, sujetas en los extremos por piezas verticales (como los antiguos Dólmenes de Europa Occidental). El extremo suboriental de esta gran carretera termina en una esquina hermosamente curva: los tres cortos diques, construidos con grandes piedras cuidadosamente alineadas, tienen una anchura uniforme y terminan en piedras angulares”.
Mason Valentaine,[17] quién fuera motor del descubrimiento venía trabajando en la zona desde 1958, “tomando fotografías desde avionetas”. A sabiendas que la “plataforma subacuática de las Bahamas se encontraba sobre el nivel del mar durante el período glaciar, y quedó sumergida por la subsiguiente elevación del nivel de las aguas”, intentaba probar la hipótesis geológica que decía “si las grandes plataformas sumergidas de las Bahamas eran tierra seca en tiempos relativamente recientes como parece ser cierto, ahora estando hundidas bajo agua de poca profundidad, forzosamente tendrán que mostrar indicios de su antigua ocupación por le hombre primitivo”. El arqueólogo pensaba que la Carretera de Bimini podría tratarse de una “ruta ceremonial que llevaba a algún lugar especial”, y que sus constructores tenían relación con las antiguas culturas sudamericanas, “razas prehistóricas capaz de transportar y de colocar en posición piedras ciclópeas, y que lo hacían de una manera que sigue siendo un misterio para nosotros”.

Para la arqueología oficial estos descubrimientos solo eran hallazgos fortuitos, no relacionados con las visiones psíquicas del Cayce. Tampoco pensaban que eran construcciones realizadas por el hombre, ya que enseguida fueron considerados como caprichos naturales, en especial la Carretera. La sugerencia que antiguos habitantes de la zona de la región habían realizado estas edificaciones sonaba al absurdo, ya que el hombre americano, según las tesis más ortodoxas, no habría ni siquiera existido en la época de esas supuestas realizaciones arquitectónicas, datadas en miles de años. Eso no impidió que las expediciones a la zona aumentaran, y muchas solventadas por organismos prestigiosos, que se apuraron a registrar esas ruinas, ya catalogadas como malditas, que aunque despotricadas en público no cesaban de generar interés oficial. Esta controversia aún sigue en nuestros días, pero no es este lado del tema que deseamos abordar, nuestro objetivo es otro, aunque guarde estrecha correspondencia con lo hasta aquí citado.

En medio de la batalla que la arqueología oficial llevaba adelante en contra de estos postulados, surgió otro descubrimiento, un descubrimiento que pasó casi desapercibido, y que podría catalogarse como uno de los más malditos de todos los sucesos relacionados con la Atlántida. Un verdadero oopart.

Tuvo lugar en 1970. Un submarinista, el doctor Ray Brown, “conocedor de las Islas Berry, en las Bahamas donde había buscado galeones españoles, con tesoros allí hundidos, se encontró de pronto con un tesoro inesperado. En una entrevista que le realizara Charles Berlitz, que incluyó en su popular obra “La Atlántida el Octavo Continente” contó:

“Cuando regresamos a donde habíamos estado con anterioridad en busca de galeones hundidos, se alzó un violento temporal. Fue tan violento, que tuvimos que capearlo, en vez de regresar a puerto. Nos embestían olas de 1,54 y 2,5 m, y perdimos casi todos nuestros aparatos. Por las mañanas advertimos que las brújulas giraban locamente y que los restantes instrumentos magnéticos no funcionaban.

Emprendimos rumbo al nordeste de la isla. Las agujas estaban embarradas, pero, de repente, vimos edificios bajo el agua. Aquello parecía ser una amplia zona al descubierto de una ciudad sumergida. Éramos cinco submarinistas, y los cinco nos lanzamos al agua, en busca de cuanto pudiéramos encontrar. A medida que nadábamos, el agua fue aclarándose.

Me encontraba cerca del fondo, a unos 40 m, y preocupaba mantenerme a la par que submarinista que me precedía. Moví la cabeza hacia donde caía la luz del sol y, a través de las embarradas aguas, vi una forma piramidal que brillaba como un espejo. A unos 10 o 12 m de la cumbre había una apertura. Sentí cierta renuencia a meterme allí, pero entré. La apertura formaba un corto túnel que desembocaba en una habitación interior. Vi algo que brillaba. Era un cristal sostenido por dos manos metálicas. Tenía puesto los guantes e intenté arrancar el cristal. Conseguí sacarlo de su soporte. Y tan pronto lo tuve en mis manos, me di cuenta que había llegado el momento de irme de allí, para no volver. No soy la única persona que ha visto estas ruinas. Otras las han visto desde el aire y dicen que tienen una anchura de 7,5 km y una longitud de 1,5 km”.

En posteriores entrevistas Brown amplió el relato, brindando detalles aún más desconcertantes:

“La superficie de la pirámide parecía un espejo; las piedras estaban perfectamente pulidas y el trabajo era fantástico. Le di vueltas a la cúspide tres veces. Durante la tercera vuelta descubrí una abertura. En mis vueltas anteriores no había visto ninguna atentamente aquella estructura. No puedo explicar porque al principio no había ninguna abertura y después sí”. Sobre el templete hallado al trasponer la abertura dijo: “se trataba de un ara sobre la cual se alzaban dos manos de bronce, cuyas palmas parecían de oro y sostenían la Esfera de Cristal de Cuarzo, o el cilindro de unos 8 cms de diámetro que descendía de la bóveda piramidal del techo y cuyo extremo disponía de una piedra roja desgastada que, a modo de punta de lanza, apuntaba sobre la Esfera de Cuarzo, la cual despedía una luminosidad propia y radiante.

La Sala del Templo[18] disponía de varios asientos, uno de los cuales quedaba más alto que los demás, como reservado al individuo de más alta jerarquía. El aposento estaba claramente iluminado, sin que resultara visible la fuente de luz que todo lo alumbraba. Así también se hallaba limpio, si bien ocupado por el agua. Singularmente, no habían introducido por la abertura, ni siquiera un grano de arena, ni un alga, ni polvillo de plancton. Tampoco se había adherido ningún organismo a la cara de la pirámide” En medio de esta situación Brown aseguró escuchar una voz en su cabeza que le recomendó: “Has venido; ahora tienes lo que viniste a buscar. Ahora vete y no vuelvas jamás. Cuando regresó a la superficie con la esfera geomagnética, vio sorprendido que sus demás compañeros de equipo habían hallado otras piezas demostrativas de la existencia de las ruinas arqueológicas del fondo submarino de aquella zona, y que también ellos coincidían en el hallazgo de la ciudad submarina. También la voz les había recomendado que jamás regresaran a aquellas profundidades”.

Sobre la estructura piramidal declaró que presentaba semejanzas con las de Egipto “que a diferencia de las sudamericanas, eran totalmente lisas y sin ningún gráfico en sus caras. Así mismo, carecían de escalonamiento”.[19]

De los cinco submarinistas participantes, tres no aceptaron las recomendaciones de la voz, y volvieron en busca de más pruebas de la ciudad sumergida, que creyeron era la Atlántida. Jamás regresaron de su periplo, sobreviviendo tan solo dos testigos de aquella fabulosa experiencia uno de los cuales fue Ray Brown, quién jamás volvió a explorar esa zona. Sobre el sitio de extracción, nunca reveló las coordenadas exactas, aunque dejó en claro, que las ruinas se encontraban en algún punto de las Islas Andros y Bimini.[20]

Los análisis que se le practicaron “al cristal revelaron que ampliaba la energía que pasaba a través de él”.

El descubrimiento de Brown ponía otra vez el centro de atención algunas de las lecturas de Cayce, quién mencionó la utilización de cristales en la Atlántida como fuente de energía, y que según creía fueron causa del desastre que la hundió en el océano. El mismo año en que el vidente predijo el levantamiento del continente, 1940, hizo referencia a un poderoso cristal que denominó Tuaoi, la piedra de fuego, base de todo el sistema tecnológico atlante.

“Tenía la forma de una figura de seis lados, en la que aparecía la luz como medio de comunicación entre lo infinito y finito, o como medio por el cual se producían las comunicaciones con esas fuerzas de las que emanaban las energías, como centro que salían las actividades radiales que guiaban las diversas formas de transiciones o de viajes durante aquellos periodos de actividad de los atlantes. Estaba dispuesta como un cristal, aunque de manera muy diferente de la habitual entre nosotros. No confundáis las dos, por lo tanto, pues están a muchas generaciones de distancia. Eran en aquellos periodos en que se dirigían los aeroplanos, o los medios de transporte; aunque ellos, en aquellos tiempos, podían viajar por el aire, o por el agua, o bajo el agua, indiferentemente. Pero la fuerza con la que se gobernaban estaba en esta central de energía, la piedra de Tuaoi, que era como el rayo como el que actuaba. En un principio, era la fuente de la que procedía el contacto mental y espiritual”.

Más allá de las visiones de Cayce ¿el cristal encontrado por Ray Brown, tenía alguna validez para los estudiosos? ¿Podía ser tomado en serio? No en forma oficial, como pasa siempre en estos casos tan dudosos, pero evitando su desecho como falsa prueba. Tratando de ampliar los datos del cristal encontrado por el submarinista, comenzamos a buscar más evidencias de esta historia y alguna fotografía, que sabíamos existía, pero nuestra sorpresa fue mayor al comprobar que en la era de la información no había datos de mayor valía, salvo el legado por Berlitz, y ya citado. Sin embargo nuestra pesquisa tuvo su recompensa, y conseguimos el ansiado, material, que a través de un viejo video de History Channel[21], de la década del 80’, el cristal aparece en su esplendor junto su descubridor en un especial dedicado a la Atlántida.

Después de casi 28 años, podemos hacernos una idea de aquella pieza tan insólita surgida de un lugar misterioso del océano. Debemos destacar que los programas de la aquella época, se mostraban más permisivos en cuanto a imágenes, y no tenían miedo de esbozar teorías más osadas que las actuales, cada vez más conservadoras.
¿Será ese el motivo, que este tema jamás se menciona asociado con la Atlántida? Pero vayamos al cristal majestuoso, para juzgar con nuestros propios ojos si nuestra persistencia obtuvo su premio.
El cristal fue mostrado por primera vez en 1975, cinco años después de su descubrimiento. Consciente de su hallazgo y temiendo una confiscación, Ray Brown, como ya dijimos, no reveló jamás el lugar de extracción, y mantuvo el secreto para siempre.

Los primeros asistentes que pudieron contemplar la extraña pieza, describieron diferentes sensaciones trasmitidas por el cristal, que parecía poseer propiedades inusuales desafiando leyes físicas conocidas.

En primer lugar el cristal presentaba una estructura piramidal de tres caras, distribuidas de mayor a menor tamaño. Uno de los primeros efectos que causaba el cristal, es el estado alfa, donde aquellos que caían inducidos en este trance, mencionaron una cuarta pirámide “en el primer plano de las otras tres”. Desde otro ángulo y en condiciones especiales, muchos testigos pudieron ver un gran ojo humano mirándolos serenamente.

El cristal parecía cambiar caprichosamente de forma, y según Ray Brown, aparecían “miles de pequeñas líneas de fractura”, similares a los “circuitos microscópicos”. Fenómenos de corte paranormal parecían acompañar a la esfera, y así muchos sensitivos declararon que sintieron vientos de tipo iónico con capas de diferentes temperaturas, frías y cálidas, rodeando al cristal. Luces fantasmas, voces y hormigueos, también fueron reportados. Experimento realizados con brújulas cerca del objeto, mostraron la alteración de las agujas, que eran direccionadas hacia el lado contrario, estando a solo dos pulgadas de distancia. Los metales son inmediatamente magnetizados una vez que entran en contacto con él.

También se registran curaciones, ya que personas enfermas fueron sanadas por la esfera, pero trasmitiendo la dolencia a la siguiente persona en tocarla, como si pudiera extraer o activar trastornos humanos a voluntad.

Para muchos el cristal del Ray Brown es un amplificador de energía, una especie de radiotransmisor y sintonizador de frecuencias cósmicas, potenciadas por la pirámide que lo cobijó, hasta su retiro por el submarinista.

Es innecesario decir que las cualidades descriptas en este objeto, no encuentran paralelismo con ninguna tecnología terrestre y rompe con todos los esquemas conocidos. Un sinnúmero de interrogantes se plantean con su existencia, interrogantes, que en la actualidad no pueden ser resueltos al ser ignorado el paradero de la pieza, así como el de Ray Brown. No extrañaría que algún coleccionista privado haya pagado una buena suma por la esfera, que en la actualidad no encontraría espacio histórico sustentable, y es mejor tener oculta hasta mejor oportunidad de exhibición.

Pero si pensaban que este cristal es el único testimonio a presentar en esta historia, tenemos reservada una sorpresa. Invitamos al lector a trasladarse al cono sur del continente americano, en la zona cordillerana de Chile.

El caso que ahora vamos a conocer, tuvo lugar en 1995. La noticia que se difundió es que en el volcán de Licancabur[22], a 6000 metros de altura, ubicado en la región de San Pedro de Atacama, norte de Chile, se encontró una bola de cristal en el fondo de la laguna del cráter. El descubrimiento lo realizó Henry García buzo de Jacques Costeau.

No pasaría de ser una curiosidad más, sino fuera porque la bola de cristal parecía mostrar extrañas anomalías, que escapaban a cualquier explicación racional.
Como único testimonio del hallazgo quedó una fotografía, retrato obtenido por Ana Mará Barón[23], arqueóloga chilena participante de la expedición que ascendió al volcán durante esa época, y que buscaba “batir un récord de buceo en alta montaña”.[24]
Gracias a una entrevista realizada a Barón por el investigador peruano Ricardo González, conocimos más detalles de lo ocurrido durante aquel ascenso.


Veamos algunos extractos:

-¿Y la esfera que era aquello?-
En verdad no lo sé, -lanzó a boca de jarro sorprendiéndonos- Pero era extraordinaria … Brillaba! Era una cosa especial …
Entonces como sincerándonos nos dijo: por esas cosas que a veces uno no entiende, antes de involucrarme en esta expedición, tuve una charla con un hombre de acá de San Pedro. Es un amigo, un hombre mayor y muy sabios en las creencias andinas. Me habló de la importancia de ir al volcán de subir con humildad, y que era necesario pedirle perdón, porque allí estaba el secreto para que todo saliera bien. Me encontraba en un momento de mi vida donde tenía muchas preguntas, se estaban diversos cambios. Y sus palabras fueron exactas.
-Y entonces subió con esa actitud a la cumbre del Licancabur?-
Claro! –respondió segura- por ello pienso que la aparición de la esfera en el cristal, fue un “regalo” del Licancabur.
-¿Cómo ocurrió? –consultamos-
Fue de pronto –nos dijo-, Henry salió con algo brillando en sus manos, diciendo: “mira lo que tengo para ti Ana María”. Entonces se acercó, y allí noté que era una esfera perfecta. Cuando Henri se acercó con el cristal, sentí como si éste me trasmitiese una energía muy especial, que me hizo sentir muy bien; sentí incluso que el tiempo se detuvo, y que de esta esfera salió una esfera de energía que me liberó de todo lo malo que yo tenía …
-¿Y? –ansiosos interrumpimos una nueva pausa de la arqueóloga
Entonces le pedí a Henry que posara y le tomé la foto que conocen de la esfera –contestó- Es prácticamente el único testimonio gráfico del hallazgo … Otro detalle extraño –añadió- es que la esfera empezó a quemar el guante de Henry. Pero no fue por esto que la esfera cayó en la laguna. Lo que sucedió que al querer cruzar a la otra orilla para que el resto del equipo la pudiera filmar, dejó caer accidentalmente la esfera. Inmediatamente se lanzó a buscarla pero no la volvió a encontrar.
-¿Qué piensa que era aquel objeto? ¿Tiene alguna explicación racional? – queríamos escuchar la última palabra sobre este enigma-
-Miren- nos dijo entonces tomando impulso -, soy arqueóloga, y los que les comento escapa a cualquier parámetro establecido. Quizás la esfera quemó el guante de Henry, porque estaba hecha de un cristal transparente, capaz de concentrar como una lupa los rayos del sol. Sin embargo, como les digo, era una cosa especial … Presenté todo esto en un Congreso de Arqueología acá en Chile –reflexionaba – y casi me toman por loca. No puedo decirles que era ese cristal, o quién lo puso allí. Pero eso sí, lo hallamos en la laguna de Licancabur.

En el año 2000, cinco años después de la desaparición de la bola de cristal, se apersonó una nueva expedición del lugar “con el objetivo de rescatar la esfera de la profundidad de la laguna. Al parecer lo lograron y prueba de ello es que le mostraron la esfera a Barón”. La arqueóloga manifestó que la esfera tenía muchas semejanzas con la hallada por el buzo francés, “sin embargo la persona que hizo el hallazgo empezó a tener una serie de problemas y percances en su vida desde que hurtó el cristal de Licancabur. Como si se tratase de una maldición, no le habría quedado otra opción que devolver el cristal al volcán, y así liberarse de los males que le perseguían”.

Hasta aquí.

Para la realización de este trabajo tomamos la vía más arriesgada en cuanto a la Atlántida, por no decir temeraria. Nuestro enfoque se basó en aquellos documentos y crónicas que imbuidos del factor psíquico, no son tomados como fuentes de consultas y que para los especialistas están descartados como material de lectura, al carecer del rigor científico solicitado para discutir la problemática atlanteana.

Sin embargo, la existencia de ciertos objetos que cada tanto devuelven los océanos o lagunas, como los descriptos en este artículo, obliga a revisar estas historias rechazadas, porque creemos que allí encontraremos pistas que ayuden a resolver el enigma que estas piezas presentan.

Quizás el misterio de la Atlántida persista por mucho tiempo, quizás ya se descubrió y su secreto se oculte, hay mucho información a ese respecto. En cuanto a la existencia de su tecnología fabulosa, nuestra cultura actual está sumamente avanzada, y muchos de los descubrimientos atribuidos a esa fabulosa civilización ya fueron recreados, otros, como el poder de las esferas citadas, aún sorprenden por sus cualidades extraordinarias y desconocidas. Especulando, podemos imaginar que un poder semejante manipulado por manos equivocadas, llevaría al desastre, como ocurrió al parecer en aquel continente. Pero la ascendencia de la Atlántida en la historia humana es tan fuerte, que no dudamos un día esta tecnología perdida regrese en todo su esplendor.

Esperemos entonces, estar mejor preparados.



BIBLIOGRAFÍA

Libros:

Berlitz, Charles. El triángulo de las Bermudas. Barcelona: Pomaire, 1975.
Berlitz, Charles. La Atlántida, el octavo continente. Barcelona: Planeta, 1984.
Berlitz, Charles. Misterios de los mundos olvidados. Barcelona: Bruguera, 1974.
Berlitz, Charles. Sin rastro. Barcelona: Pomaire, 1977.
Blavatsky, H.P. La doctrina secreta: Antropogénesis. Vol III. 8ª.ed. Buenos Aires: Kier, 1980.
Blavatsky, H.P. La doctrina secreta: Antropogénesis. Vol IV. 10ª.ed. Buenos Aires: Kier, 1991.
Cayce, Evans Edgar. Edgar Cayce y la Atlántida. Distrito Federal (México): Diana, 1975.
Cayce; Cayce Schwartzer; Richards. Misterios de la Atlántida. Madrid: Edad, 1993.
González, Ricardo. Licancabur: la activación de los discos de poder, 2003.
Pauwles; Bergier. El Retorno de los Brujos. Barcelona: Plaza & Janés, 1973.
Phylos el Tibetano. Habitante de Dos Planetas. Buenos Aires: C.S., 1994.

Webs:

La pirámide sumergida y la esfera de cristal
http://www.saltoalinfinito.com/

Dr. Ray Brown's Discovery of an aincient technology!
http://www.sciforums.com/showthread.php?t=1184

Otey, Jacqueline
Ana María Barón: la mujer que desenterró un tesoro
http://www.tercera.cl/medio/articulo/0,0,38039818_90162750_307276591_1,00.html

Video

The Bimini Wall (documental) In Search Of, 1980. History Channel


[1] Para los iniciados “tan secreto era el conocimiento de la última isla de la Atlántida, en verdad – a causa de los poderes sobrehumanos que poseían sus habitantes, los últimos descendientes directos de los Dioses o Reyes Divinos, según se creía –que el divulgar su situación o existencia era castigado con la muerte”. Esta prohibición se mantuvo hasta los comienzos del Neoplatonismo.
[2] El relato del filósofo ateniense está lleno de contradicciones: “así en Critias, dice que la llanura que rodeaba a la ciudad estaba a su vez rodeada a su vez por cordilleras de montañas, y que la llanura era suave, y nivel y de figura oblonga, extendiéndose hacia el Norte y hacia el Sur, tres mil estadios en una dirección y dos mil en la otra; la llanura hallábase rodeada por un enorme canal y dique, de 101 pies de profundidad, 606 de ancho y 1.250 millas de largo. Ahora bien; en otros sitios de expone el tamaño total de la isla de Poseidonis poco o más o menos asignado solo a la “llanura alrededor de la ciudad”. Es evidente que una parte que se dice pertenece al gran Continente, y la otra al último resto, o sea la isla de Platón. Por otra parte el ejército activo de la Atlántida se declara como más de un millón de hombres; su armada de 1.200 barcos y 240.000 hombres. ¡Semejantes afirmaciones son por completo inexplicables al estado de una pequeña isla del tamaño de Irlanda!”.
[3] Según la Doctrina Secreta: “De la Cuarta Raza es de donde los arios primitivos adquirieron su conocimiento del conjunto de cosas maravillosas (de) el Sabha y Mayasabha (asamblea de aquellos versados por Maya el arquitecto). De ellos aprendieron la Aeronáutica, la Vimana Vidya, el conocimiento de volar en vehículos aéreo”.
[4] Decía Blavatsky, que eran “unos animales maravillosos, construidos artificialmente, semejantes en cierto modo a la creación de Frankenstein, que hablaban y avisaban a sus amos de los próximos peligros. Sus amos eran “Magos Negros”; el animal mecánico estaba animado por Djin, un Elemental, según los relatos. Solo la sangre de un hombre puro podía destruirlos”
[5] Pasaje tomado de las Stanzas de Dzyan. Piense el lector, que la autora de la Doctrina Secreta escribió esta obra a fines del Siglo XIX. En el momento de su publicación estos escritos armaron un gran revuelo, sobre todo en Europa, iniciando una polémica que aún perdura. En la actualidad no existen análisis más detallado sobre el manuscrito, teniéndose a éste como un producto hindú de viejas tradiciones y leyendas. Pero, irónicamente, la India considera a los señores de Dzyan como aquellos que vinieron de las Estrellas. Contradiciones aparte, las Estancias de Dzyan han dejado una interesante visión de la Atlántida, nombrada aquí, como el Cuarto Continente. (Annie Bessant, sucesora de H.P.B., da una pista sobre cual habría sido el nombre de Atlántida en aquellos remotos días, que se habría llamado KUSHA). Esta visión, no solo abarca su desarrollo espiritual, sino que incluye sus increíbles adelantos técnicos, un punto en que muchos atlantólogos estarán rotundamente de acuerdo. Los críticos más severos reprocharán y tendrán como inaceptable, la idea de un hombre viviendo en el Período Terciario, y que encima vuela en sus Vimanas por los cielos. Nuevamente el eterno enigma de cual fue primero ¿el huevo o la gallina? La gallina dirán, pero, ¿cómo saberlo?
[6] Este Phylos quién habría vivido como la personalidad de Zailem en la Atlántida, se le apareció en el transcurso de 1883 a un norteamericano de apellido Oliver, y por un periodo de tres años le reveló aspectos de la vida atlante, valiéndose para su cometido de la clarividencia y clariaudiencia. Aunque la historia relatada en Habitante de Dos Planetas transite el terreno de lo inverosímil, detalla con profusión muchos aspectos de la ciencia y tecnología atlante.
[7] Preguntado acerca del funcionamiento de su habilidad declarará que una vez dormido atravesaba un túnel rodeado de luz, imágenes y sonidos. Su conciencia era atraída hacia otras dimensiones que le permitían obtener información. A esa región brillante la llamó el "Registro Akáshico"." … Cayce se hallaba en condiciones de ponerse en contacto con cualquier cerebro humano viviente y de utilizar las informaciones contenidas en aquel o en aquellos cerebros para dar el diagnóstico y el tratamiento de los casos que se le presentaban. Era tal vez una inteligencia distinta la que animaba a Cayce, y que utilizaba todos los conociemintos de la Humnaidad, como se utiliza una biblioteca, pero casi instantáneamente, o al menos a la velocidad de la luz o de la electromagnética…"
[8] “Uno de los jóvenes médicos, el doctor Wesley Ketchum presentó un informe sobre este procedimiento tan poco ortodoxo a la sociedad de investigación clínica de Boston. El 9 de octubre de 1910, The New Cork Times publicó un artículo de dos páginas, con encabezados, títulos y fotografías y, a partir de ese día, inválidos de todas partes del país acudieron al hombre prodigio en busca de ayuda”.
[9] “Para preservar estas lecturas se formó una fundación conocida como Fundación Edgar Cayce, ubicada en la calle 67 y Avenida Atlantic, de Virginia Beach, Virginia. En 1932 se organizó una sociedad de investigación de libre membresía, la Association for Research and Enlightenment, Inc. (Asociación para Investigación y Educación abreviada A.R.E.), P.O. Box 595, Virginia Beach, Virginia 23451 y ésta continúa catalogando y preparando índices de la información, inicia investigaciones y experimentos y promueve conferencias, seminarios y disertaciones en relación con estas lecturas y material conexo. Hasta recientemente los hallazgos publicados por la A.R.E., se han puesto a disposición primordialmente de sus miembros, a través de sus propios servicios editoriales”.
[10] “Para Cayce estas personas eran extremistas. Sus capacidades, bien aplicadas, les conducían a grandes avances espirituales y materiales; pero cuando se aplicaban mal producían unos retrocesos espirituales igualmente importantes, y a la satisfacción de los deseos y de la lucha física”.
[11] Consultado en esta misma lectura acerca del tamaño de la Atlántida, Cayce dijo: “Como comparación, el de Europa, contando el Asia Europea”. Agregando que luego de erupciones volcánicas que azotaron el continente, este quedó dividido en islas de enorme tamaño.
[12] ¿Fuerza nuclear tal vez?
[13] Perteneciente a las Bahamas, en América Central.
[14] Bimini fue descubierta en 1515 por Ponce de León, lugarteniente de Colón. Esta isla es la más cercana al Continente Americano.
[15] Ambos pilotos eran miembros de la Fundación Cayce, y se cree que trataban de confirmar la profecía del vidente, que por lo visto se cumplió.
[16] Hay que recordar que “las formaciones naturales en las líneas rectas, no se dan jamás”.
[17] “Curador honorario del Museo de Miami, Florida, veterano de expediciones a Yucatán y al Pacífico Sur” este explorador se pasó 15 años en las Bahamas, buscando civilizaciones desaparecidas.
[18] Ray Brown describió que en el aposento había seis sillas, rodeando un pedestal desde donde salían dos manos metálicas de oro sosteniendo la esfera. Todo el lugar desprendía una extraña luminosidad. El pedestal y las sillas dan como resultado, el número siete, guarismo sagrado según los ocultistas. Juan Moricz también menciona en su descubrimiento de la Cueva de los Tayos, un recinto con una mesa pulida de piedra y siete sillones, del mismo material.
[19] Ray Brown no solo encontró una pirámide lisa, sino que habló de un complejo de edificios, similares al arte egipcio y construcciones sudamericanas.
[20] Pleno Triángulo de las Bermundas
[21] El programa se tituló Bimini Wall, y se trasmitió el 21 de febrero de 1980, cuarta temporada. El documental pertenece a una serie de producciones de caracter controversial, In Search Of, que se desarrolló de 1976 a 1982. La conducción estuvo a cargo del actor Leonard Nimoy, famoso por su participación en Viaje a las Estrellas.
[22] Este volcán está considerado como un lugar sagrado. Se cree que los indígenas hacían ofrendas. Hay quién dice que sus aguas guardan un tesoro, y es meca de buscadores de tesoro del todo el mundo. Muy cerca se encuentran ruinas de manufactura inca.
[23] Considerada como la versión femenina de Indiana Jones en San Pedro de Atacama, Barón es una arqueóloga que se ha dedicado durante 30 años a esta profesión. En la década del 80’ descubrió Tulor, un asentamiento indígena de 3.000 años de antigüedad.
[24] El ex buzo consiguió el récord de altura, estableciendo una nueva marca para el Libro Guinnes.









9 comentarios:

  1. soy una de las personas que traslado al equipo de buceo al licancaburese año y supe lo de la bola de cristal ahora en el 2010 supe que un grupo de personas devolvio esta bola en el volcan estoy averiguando porque lo hicieron luego les comento

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  2. Hola:

    Gracias por compartir la información, cualquier dato adicional, tienes Crónica Subterránea a tu disposición.

    Se bienvenido al blog

    Saluda
    Débora

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  3. Encuentro amiga Debbie un vínculo que lleva hasta Cayce investigando los últimos años biográficamente oscuros de Edmund Kiss. La figura clave de estos años de posguerra es para Kiss por lo visto el atlantólogo Egerton Sykes.En sus boletines atlantídeos y de arqueologia americana de la editorial Markham reedita Kiss los antiguos artículos publicados en la Ahnenerbe y en las revistas horbigerianas de los años 30. Liquidado el mundo germánico en este sentido tras la guerra, parece que encuentra Kiss pronto acomodo entre los investigadores atlantídeos del círculo de Sykes. Hoy dia todo el inmenso legado de Sykes bibliográfico, documental, correspondencia privada, etc se conserva por adquisición en esa fundación Edgar Cayce de Virginia.Se me ocurre una pregunta tonta, pudieron conocerse o contactar en algún momento Egerton Sykes y Juan Moricz?
    un abrazo de tu corresponsal y amigo
    Alejandro

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  4. Hola Ale:

    Es muy interesante la vinculación que planteas. Te reformularía la pregunta y diría ¿Pudo Cayce basar algunas de sus videncias en el trabajo de Sykes? Aunque respeto mucho el trabajo del norteamericano, no me extrañaría que algunas de sus fuentes tengan material más al alcance de la mano ...

    Debbie

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  5. Hola Debbie
    buena pregunta. Sería interesante poder estudiar todo el aporte de Sykes repartido por sus boletines de tema atlante desde fines de los años 40 y compararlos con el discurso de Cayce. El legado Sykes lo tienen ellos ahora, correspondencia particular incluida. Escribí al Dr. de la biblioteca Cayce a ver si me responde.
    Gracias por la gran entrada reciente. Y me dejas impresionado con tu nuevo icono.Muy impactante.Si tienes un book con estas obras de fotografía tan artísticas me haria ilusión verlo
    un abrazo
    Alejandro

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  6. Hola amigo:

    Que daría por consultar el legado de Cayce en si tu, no deja de ser impresionante sus aportes hacia la Atlántida.

    Te cuento que mi iconito no fue realizado por esta personita, que tan solo le gusta escribir, el dibujo o arte pictórico no es mi fuerte, pero trato de tener buen ojo en mis elecciones jajajaj.

    Un gran abrazo
    Debbie

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    1. si bie esta entrada es muy vieja hay un libro biografico de Lennart Lidfors muy interesante en el que deja entre veer algunos temas bastantes curiosos que o deja de ser interesantes

      Las Vidas De Marie Lennart Lidfors Editó Javier Vergara 1998

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  7. Interesantísimo y documentado artículo, dentro del maremagnum desinformativo que abunda en estos temas. Sobre la Atlántida tengo un viejo libro, creo que en portugués, de 1930 o 40. Debería buscarlo y ver si se relaciona con estos datos. Rubén Morales

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  8. Muchas gracias Rubén! La Atlántida es un sentimiento! Un abrazo, Debbie

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