Venezuela Subterránea - La Atlántida y Otros Continentes Sumergidos - Carmen Pérez de la Híz

Venezuela Subterránea

La Atlántida y otros Continentes Sumergidos

Carmen Pérez de la Híz

“El autor decía ser un amigo desconocido al que le había impresionado profundamente un caso ovni sucedido en cierto enclave mágico donde me habían comunicado que existían unos misteriosos túneles subterráneos –se refería a un artículo mío sobre ovnis que escribí hará unos tres años – ya que a él le había sucedido una experiencia extraordinaria en un lugar de Venezuela que al parecer era muy similar al que yo describía en este artículo.

El caso de los quince folios, como desde entonces suelo llamarlo, decía en síntesis que durante un paseo por los alrededores de una finca, esta persona presenció el aterrizaje de un ovni en la ladera de una montaña sagrada, donde existe una cueva encantada a la que nadie se atreve a pasar, pues creen que en ellas habitan unos espíritus terribles, celosos de sus tesoros, que roban el alma a quiénes osan interrumpir su intimidad.

Sin embargo, los tripulantes del ovni no parecían captar su peligro y se encaminaban decididos hacia ella, cuando nuestro protagonista fue detectado y muy amablemente le invitaron a que le siguieran. Antes que consiguiera reaccionar se encontró dentro de la cueva, donde de pronto, en una de las paredes, se abrió una abertura como por arte de magia dando paso a un intrincado laberinto de túneles subterráneos que desembocaban en una serie de estancias –iluminadas por una luz que no parecía provenir de ninguna parte -, que a su vez daban acceso a una especie de recinto sagrado.

En el centro de este lugar irradiaba todo su poder y belleza un inmenso prisma de cuarzo (de los que se consideran guardianes de la tierra); ante su admiración le informaron que este hermoso cristal tenía una importante misión en la Tierra y que ellos eran los guardianes y custodios de un gran tesoro sagrado, que no era otro que un trozo de roca negra depositada en la pared que se había dispuesto una especie de altar.

Al preguntarles por ella, le respondieron que aún no estábamos preparados para comprender su grandioso significado y que sólo cuando los humanos diéramos pruebas de no ir a emplearlas negativamente, como sucedió en Mu y la Atlántida, nos serían legadas de nuevo. Mientras tanto permanecerían en esta misión, en la que intervienen junto a los descendientes de aquellos iniciados atlantes de la “RAMA BUENA” que lograron sobrevivir al devastador cataclismo, ambos dirigidos por altas jerarquías de luz, algunos de los cuales viven en nuestro planeta en ciudades subterráneas y otros en la cuarta dimensión.

En determinadas ocasiones, estos maestros han convivido durante un tiempo entre las civilizaciones del mundo exterior, para trasmitirles de nuevo los conocimientos perdidos de la antigua ciencia sagrada de Mu y la Atlántida.

El recuerdo de estos maestros siempre se ha mantenido fuertemente arraigado en la historia y las leyendas de los lugares que visitaron, donde fueron conocidos con los nombres de Viracocha, Quetzalcoatl, Wakea, etc. De éste último adjuntaba la reproducción de una fotografía tomada en la Iglesia de la Fe en Rotorua (Nueva Zelanda) donde existe un vitral con la figura de Wakea caminando sobre las aguas, que ocupa todo un plano de pared. Me llamó poderosamente la atención su extraño rostro de ojos marcadamente oblicuos, de un azul verdoso casi transparente, y su melena de color rubio muy claro, por la increíble semejanza que tenía con los dibujos que realizó Adamsky sobre los seres extraterrestres que él vio.

La carta de los quince folios terminaba explicando que en varias ocasiones había intentado regresar a este lugar, pero, aparte de no apreciarse el más mínimo indicio de entrada secreta en la pared de roca de la misteriosa cueva, al rato de estar en la misma se encontraba de repente tan mal que tenía que regresar; a pesar de ello –aseguraba- continuaría intentándolo.

Entrada Cueva de Guacharo Caripe Venezuela