Disco Lolladoff
El Oopart que no fue
Débora Goldstern

La historia de los discos dropas o dzopas, es una de las más atractivas a la hora de asociar la visita en el pasado de la tierra, de civilizaciones extraterrestres descendiendo en nuestro planeta. Sin embargo el propósito de este post no es desarrollar este tema, conocida de sobra por los internautas, sino referirnos a uno de sus componentes que siempre estuvo asociado al ya conocido Roswell Chino, hablamos del disco Lolladoff. La información sobre este objeto circula desde hace unos cuantos años, y siempre se lo señala como una prueba de las supuestas visitas aliens en el Tíbet. También integra el catálogo de oopart famosos, que son aquellos objetos que no clasifican en la historia conocida. Cualquier búsqueda que involucre al disco Lolladof dirá siempre lo mismo: que constituye una prueba de la existencia de vida extraterrestre en nuestro pasado, originario de Nepal, etc, etc.
Lamentablemente en estas reseñas calcadas, unas a otras, pasan por alto un detalle significativo ya que de este disco, sólo se empezó a saber con la publicación de un libro, “Los dioses del sol en el exilio: secretos de los Dzopa del Tíbet”, firmado por Karyl Robin-Evans, y editado en 1978. Pero no es lo único. Además de Robin-Evans, el libro llevaba la firma de D.Phil y David Agamon. Valga decir que el relato se presentaba como un testimonio real, de un supuesto profesor inglés, Robin-Evan, quién no solo tuvo este disco en sus manos sino que además conoció el secreto de los Dropas o Dzopas, conviviendo con ellos en una región desconocida del Tíbet.
Casi diez años después, en 1988, se descubriría que la fantástica aventura del profesor inglés, salió de la imaginación de David Agamon, quién dijo haber inventado la historia. Con lo cual el disco Lolladof, no tendría razón de ser, más que la tomadura de pelo de su autor a un público siempre ávido de estos relatos. Sin embargo cuando una narración resulta atractiva pocos quieren dejarla ir, máxime aquellos que se dedican a desinformar a sabiendas de esta ingenuidad que muchas veces la red potencia, por eso desde Crónica Subterránea quisimos repasar este lado oscuro del asunto Dropa, sin descartar “los otros discos”, de los cuales si hay grandes posibilidades que sean una realidad, pero de eso hablaremos más adelante.
Cuando buscaba información para realizar el post, me topé con una entrevista del mayor Robert Dean, que data de febrero de este año, donde en un largo coloquio con la gente del Proyecto Camelot, menciona al disco Lolladoff. Al leer las impresiones de este mayor retirado de la OTAN, que desde hace unos años viene denunciado el ocultamiento extraterrestre por parte de las élites gobernantes, me sorprendió los datos ofrecidos, y que demuestra lo fácil que es caer en las redes de la desinformación cuando no se chequean las fuentes.
Vayamos al párrafo y meditemos:
Yo quería entrar en el Museo de Berlín, pero estaba en Berlín Oriental, ya que tenía la placa LOLLADOFF en ella. Que es una anomalía, y que es dinamita.
Bill: ¿Como se llama – de Nuevo (por favor)?
Bob: Lolladoff.
Bill: El plato/placa Lolladoff.
Kerry: ¿Y cual es la importancia de ella?
Bob: Es el nombre de un arqueólogo ruso que la trajo de vuelta desde el Tíbet.
Bill: OK.
Bob: Antes de que la Segunda Guerra Mundial comenzara.
Kerry: ¿Y cuando esta fechada/o cual es su antigüedad?
Bob: No pueden fecharla, querida. Es una sustancia metálica que no pueden ni siquiera considerar lo que es.
Kerry: Oooh.
Bill: Cosas asi no puede tener fecha. Son inorgánicas.
Bob: He mostrado la placa Lolladoff en mis presentaciones varias veces y tengo una diapositiva de la misma.
Bill: Me gustaría chequearla/verla.
Bob: Lo que voy a estar encantado de compartir con ustedes. Puedo obtener una impresión de la misma. Pero el punto es que, la placa Lolladoff era una anomalía con un pequeño (alien) gris en ella misma y símbolos por todos lados.
Bill: OK.
Bob: Lolladoff la trajo desde el Tíbet alrededor de 1930 o en algún tiempo en ese entonces. Y eso esta en el Museo de Berlín, en el Este de Berlín. Bueno, ahora es solo Berlin. Pero yo no podía viajar a Berlin, incluso cuando estuve allí porque yo tenía pase Cósmico.
Analicemos las frases:
Dice que la placa es de antes de la segunda guerra mundial, habla de un arqueólogo ruso, Lolladoff, que se supone consiguió la placa placa, en el siempre imposible Tíbet, lugar “top”, cuando se quiere excitar la imaginación. Menciona que el objeto se encuentra en un Museo de Alemania, que por desgracia para él en ese entonces era la Berlín dominada por los rusos, por supuesto no dice cual. Como colorario, indica que no es posible realizarle análisis porque y citándolo: “cosas así no pueden tener fechas, son inorgánicas”.
Y después de leer todos estos datos que a sus devotos entrevistadores no le resultaron nada anormal, me pregunto donde quedó la rigurosidad del que fuera un oficial de la OTAN, que como premisa de escuela debería saber chequear la información, aunque en este caso más que chequear una información, el tema pasa por la mentira en el relato.
Véase:
Lamentablemente en estas reseñas calcadas, unas a otras, pasan por alto un detalle significativo ya que de este disco, sólo se empezó a saber con la publicación de un libro, “Los dioses del sol en el exilio: secretos de los Dzopa del Tíbet”, firmado por Karyl Robin-Evans, y editado en 1978. Pero no es lo único. Además de Robin-Evans, el libro llevaba la firma de D.Phil y David Agamon. Valga decir que el relato se presentaba como un testimonio real, de un supuesto profesor inglés, Robin-Evan, quién no solo tuvo este disco en sus manos sino que además conoció el secreto de los Dropas o Dzopas, conviviendo con ellos en una región desconocida del Tíbet.
Casi diez años después, en 1988, se descubriría que la fantástica aventura del profesor inglés, salió de la imaginación de David Agamon, quién dijo haber inventado la historia. Con lo cual el disco Lolladof, no tendría razón de ser, más que la tomadura de pelo de su autor a un público siempre ávido de estos relatos. Sin embargo cuando una narración resulta atractiva pocos quieren dejarla ir, máxime aquellos que se dedican a desinformar a sabiendas de esta ingenuidad que muchas veces la red potencia, por eso desde Crónica Subterránea quisimos repasar este lado oscuro del asunto Dropa, sin descartar “los otros discos”, de los cuales si hay grandes posibilidades que sean una realidad, pero de eso hablaremos más adelante.
Cuando buscaba información para realizar el post, me topé con una entrevista del mayor Robert Dean, que data de febrero de este año, donde en un largo coloquio con la gente del Proyecto Camelot, menciona al disco Lolladoff. Al leer las impresiones de este mayor retirado de la OTAN, que desde hace unos años viene denunciado el ocultamiento extraterrestre por parte de las élites gobernantes, me sorprendió los datos ofrecidos, y que demuestra lo fácil que es caer en las redes de la desinformación cuando no se chequean las fuentes.
Vayamos al párrafo y meditemos:
Yo quería entrar en el Museo de Berlín, pero estaba en Berlín Oriental, ya que tenía la placa LOLLADOFF en ella. Que es una anomalía, y que es dinamita.
Bill: ¿Como se llama – de Nuevo (por favor)?
Bob: Lolladoff.
Bill: El plato/placa Lolladoff.
Kerry: ¿Y cual es la importancia de ella?
Bob: Es el nombre de un arqueólogo ruso que la trajo de vuelta desde el Tíbet.
Bill: OK.
Bob: Antes de que la Segunda Guerra Mundial comenzara.
Kerry: ¿Y cuando esta fechada/o cual es su antigüedad?
Bob: No pueden fecharla, querida. Es una sustancia metálica que no pueden ni siquiera considerar lo que es.
Kerry: Oooh.
Bill: Cosas asi no puede tener fecha. Son inorgánicas.
Bob: He mostrado la placa Lolladoff en mis presentaciones varias veces y tengo una diapositiva de la misma.
Bill: Me gustaría chequearla/verla.
Bob: Lo que voy a estar encantado de compartir con ustedes. Puedo obtener una impresión de la misma. Pero el punto es que, la placa Lolladoff era una anomalía con un pequeño (alien) gris en ella misma y símbolos por todos lados.
Bill: OK.
Bob: Lolladoff la trajo desde el Tíbet alrededor de 1930 o en algún tiempo en ese entonces. Y eso esta en el Museo de Berlín, en el Este de Berlín. Bueno, ahora es solo Berlin. Pero yo no podía viajar a Berlin, incluso cuando estuve allí porque yo tenía pase Cósmico.
Analicemos las frases:
Dice que la placa es de antes de la segunda guerra mundial, habla de un arqueólogo ruso, Lolladoff, que se supone consiguió la placa placa, en el siempre imposible Tíbet, lugar “top”, cuando se quiere excitar la imaginación. Menciona que el objeto se encuentra en un Museo de Alemania, que por desgracia para él en ese entonces era la Berlín dominada por los rusos, por supuesto no dice cual. Como colorario, indica que no es posible realizarle análisis porque y citándolo: “cosas así no pueden tener fechas, son inorgánicas”.
Y después de leer todos estos datos que a sus devotos entrevistadores no le resultaron nada anormal, me pregunto donde quedó la rigurosidad del que fuera un oficial de la OTAN, que como premisa de escuela debería saber chequear la información, aunque en este caso más que chequear una información, el tema pasa por la mentira en el relato.
Debora, ¿y ahí quedó todo o lo vas a seguir? Tampoco queda muy qué pasó con la cuestión del peso del disco. Muy interesante. Nos quedamos con ganas de más. Saludos
ResponderEliminarHola Marce:
ResponderEliminarEl relato que presenta el libro es falso, por lo cual no tiene validez investigarlo, como bien lo digo en el post.
Habría que si indagar, en la información que en su momento trasmitió el estudioso alemán Peter Krassa, aunque los datos no terminan de convencer.
Véase: http://www.mercuryrapids.co.uk/articles2.htm
Gracias Débora, como vos decís habrá que seguir averiguando. Saludos
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