Escritura Cuneiforme en Bolivia – Segunda Parte
Débora Goldstern©
En esta continuación del trabajo presentado anteriormente, donde centramos el estudio en Fuente Magna, ahora ponemos el acento en otra pieza que también comparte las mismas características anómalas que la descripta, en cuanto a presentar escritura cuneiforme. Bautizado como Monolito Pokotia, la estatua fue encontrada en los años 60’ “en el sitio de Pokotia[1]”, cercano a las ruinas de Tiwanaku. En el 2002, el mismo equipo que recuperó Fuente Magna, integrado también por Freddy Arce Helguera, difundieron el hallazgo a nivel mundial, el cual actualmente se encuentra en el Museo del Oro (La Paz).
A diferencia de Fuente Magna, el Monolito Pokotia, presenta escritura “proto-sumerio pictográfico”, coincidiendo sin embargo en la existencia de grafía tiwanacota, que adorna su superficie. Según las primeras traducciones realizadas, la pieza hace alusión a ciertas referencias de carácter astronómico, funcionando también como una especie de oráculo regional.
Durante mi visita al Museo en Enero pasado, pude observar en situ ambas piezas, que sin duda son de los objetos más impresionantes que tuve oportunidad de ver hasta el momento. Lamentablemente para el público que recorre las instalaciones del Museo estas piezas pasan casi desapercibidas por la inexistencia de carteles informativos, lo cual es una verdadera lástima.
Quizás está aparente dejadez, deja entrever la incomodidad que supone para la arqueología tradicional hallazgos de esta naturaleza.
En principio vemos que para encajar dentro de algún contexto histórico normal, se estableció que estas piezas solo podían tener un origen vinculado a la cultura Sumer, lo cual remite a una época remota donde los viajes intercontinentales fueron realizables, mucho antes de la venida de Colón.
Al no existir hallazgos asociativos no queda más que suponer que Monolito Pokotia y Fuente Magna, son objetos aislados evidencias de aquellas visitas pasadas, y sin vinculación local. Uno de los autores que más parece adherirse a esta hipótesis de sumerios en América es el estudioso de origen israelí Zecharía Sitchin, que en los
Por supuesto que imaginar una cultura americana que tuviera conocimientos de escritura cuneiforme independientemente de la “supuesta visita sumeria”, supone una incomodidad aún mayor, y despierta un nuevo campo de controversia. A esto podríamos agregar que Bolivia no es la única región donde estos hallazgos anómalos tuvieron lugar, pero antes de presentar otras evidencias, enfoquémonos en la cuestión lingüística.
Si Fuente Magna presentaba signos de carácter cuneiforme, en Monolito Pokotia comprobamos la existencia de grafía proto, lo cual debemos decir, no es algo extraño en el contento sudamericano, ya que en los últimos años evidencias de una lengua madre, caracterizada por presentar signos aún más antiguos que sus lugares de procedencia original, fue objeto de atención por varios especialistas, uno de los cuales el genial Aldo Ottolenghi dejo testimonio de estos estudios en “Culturas Prehistóricas”:
“Las escrituras americanas que yo clasifiqué hasta ahora son la expresión de antiguas culturas desconocidas. Parece que trataron de trasmitirnos por lo menos algunas de las varias escrituras, para darnos el medio de leer la historia de sus civilizaciones o de su pensamiento”
En otro párrafo agrega:
“El problema apasionante que se presenta ahora a los estudiosos es el siguiente: las escrituras fonéticas sudamericanas presentan características más arcaicas que las escrituras fonéticas del Medio Oriente que yo conozco”.
Pero Ottolengui no está solo en la arena.
Quién también planteó su extrañeza ante algunas evidencias lingüísticas anómalas, fue Gabriele Baraldi, quién “desarrollo de un sistema de traducción propio en base al protohitita en combinación con el tupí guaraní, que permite la interpretación de lenguajes antiguos sin decodificar. Este trabajo es ampliamente expuesto en “Os Hititas Americanos”. Gracias a este sistema, Baraldi logró descifrar varias escrituras enigmáticas, como por ejemplo la estatuilla de Fawcett y la Piedra de Ingá”. Gabriele pensaba que éste “era un idioma casi Universal, pues se emparentaba con otras lenguas del mundo. Comparó vocablos y especialmente sonidos del tupí, con la escritura de los hititas, de la planicie de Anatolia, hoy Turquía. Logró realizar este trabajo gracias al "corpus epigráfico" del francés Enmanuel Laroche, basándose además en los estudios del sabio italiano, Meriggi, y del alemán, Guterbock. Esta tesis fue la base que le permitió interrelacionar ambos idiomas. Por eso conectaba el Oriente Mediterráneo con América, aceptándose la existencia de un puente continental”, que sostuvo pudo ser la Atlántida.
Un tercer legado que vincula Oriente con América, fuero las hipótesis planteadas por el húngaro nacionalizado argentino Juan Moricz, quién en su único escrito “
“En el complejo cultural de nuestro globo terráqueo, es imprescindible restituir al continente americano, el rol que le ha correspondido en el movimiento de los pueblos, que nos han legado nuestro actual acerbo cultural. Las altas crestas de la Cordillera de los Andes, nos muestran una extraordinaria cultura, que por su ubicación y los terraplenes de cultivo, ubicados en áreas, hoy prácticamente inaccesibles por la rareza de aire, nos demuestran que una notable civilización sobrevivió los aciagos días del diluvio universal, en las ciudades y fortalezas que coronan las altas cumbres de la Cordillera de los Andes. En muchos otros lugares de la tierra sobrevivieron núcleos humanos pero el acerbo cultural pre-diluviano tuvo su asilo en el continente americano, tal cual lo demuestra su posterior difusión.
7.000 - 8.000 años A. C. un pueblo andino llega navegando en balsas a la Baja Mesopotamia y sienta las bases culturales, que luego se difundirán y serán absorbidas por otros pueblos, que a su vez retransmitirán los conocimientos adquiridos. A este pueblo se lo ha denominado Sumir, Shumir o Sumer. Conocen la escritura ideográfica y luego la cuneiforme, y por ello, se los tiene como iniciación de la historia humana. Su cuna no se ha encontrado aún y como es común se atribuye su origen a los grandes desiertos asiáticos, de donde las crónicas medievales como por arte de magia, hacen surgir todos los pueblos.
El pueblo Sumer tuvo su origen en América y desde este continente llegó navegando a la Baja Mesopotamia. En las provincias de Azuay, Cañar y Laja en el Ecuador, subsisten aún los toponimios y patronimios Sumer, Zumer, Snumir, Sumir, y Zhumir. En el norte del Perú, en el Departamento de la Libertad existe una ciudad en ruinas y cubierta por la arena del desierto; es Chan Chan. Cubre un área aproximada de 20 kilómetros cuadrados. A pesar del tiempo transcurrido y los estragos del tiempo, así como los causados por el hombre, la antigua ciudad con sus canales de riego y los decorados muros de la ciudad, que aún se mantienen, nos dan un ejemplo de urbanismo, que muchas veces no encontramos en nuestras modernas ciudades. Chan Chan y la cultura- que prevaleció en ella, son sumeros. Su extraordinaria riqueza ornamental, la cerámica, el repujado en oro de las alhajas, e! entierro, los sellos y pintaderas, la concepción urbanística de la ciudad y su concepto de la vida, están fielmente reflejados en la Baja Mesopotamia”.
Abandonando la vía lingüística que dan pauta de una vinculación impensada, aunque aún en proceso de verificación, pasemos a otros hallazgos sugerentes de piezas americanas con escritura cuneiforme uno de los cuales tuvo lugar en Ecuador, demostrando que Bolivia, solo es la punta del iceberg de un problema mayor.
Esta pista me llegó a través de un artículo que localicé hace unos cuantos años, que bautizado como Escritura Precolombina, señala lo siguiente:
“según ciertas piezas arqueológicas, casualmente encontradas al oeste de la provincia de Pichincha ─cuyo emplazamiento lo hemos denominado provisionalmente "Cultura S" ─, el poblador precolombino de esta comarca, desde una época aún no establecida pero muy anterior a la invasión europea, conocía un sistema de escritura que a los conquistadores les pasó desapercibido y, si lo notaron, lo habrían tomado como simple motivo decorativo de los utensilios de cerámica autóctonos. Su grafía, totalmente diferente respecto al alfabeto latino, el único que conocían ellos, les ocultó la importancia del verdadero significado que tenía ella”.
“Dos impresionantes tablillas triangulares de arcilla endurecida mediante el fuego intenso, muestran nítidamente la escritura que usó la avanzada "Cultura S". La uniformidad, aplicación y distribución de sus signos, indica claramente su parentesco con la cuneiforme, sistema que probablemente tuvo su origen en Sumeria, la emplearon los antiguos pueblos de Mesopotamia y Anatolia. Su semejanza con ésta es innegable. ¿Se trata, acaso, de una mera coincidencia? Difícil de creerlo”.
“Lo cierto es que culturas de influencia sumeria dejaron en Sudamérica indelebles huellas de su presencia. Lo están presentes en la terracota que, imperecedera como el oro, ha logrado desafiar la estampida del tiempo, conservando incólume la herencia confiada a ella, en espera de que fuese algún día rescatada de las tinieblas del olvido al cual le recluyera la negligencia. Las tablillas, representadas por las figuras 2 y 3, lo dicen por sí solas.
“Y bien, qué duda cabe ya de que, en algún lugar remoto del tiempo, existiera entre estas dos civilizaciones un sólido y prolongado vínculo. La luz que proyectan sus evidencias no puede ser más límpida. A tal punto que parecería innecesario el aporte de pruebas adicionales llamadas a transparentar mejor el caso. Sin embargo, por qué omitir otros testimonios, tan importantes como la escritura emparentada con la cuneiforme, descubiertos en el mismo filón arqueológico de la "Cultura S", por supuesto. Se trata de figuras (por desgracia, fragmentadas) de barro cocido, las cuales guardan sorprendente semejanza con las estelas y estatuas de los pueblos de influencia sumeria y babilónica”.
Teniendo en cuenta estas evidencias. ¿Es posible que en Sudamérica se haya desarrollado un difusionismo paralelo al de Medio Oriente, con Sumeria como punto focal? ¿O se trata tan solo de restos circunstanciales, de visitas anteriores aún no reconocidas?
Quizás la respuesta la tengamos cuando abandonemos los prejuicios sobre la historia aún ignorada del continente americano.
(1) Se cree que Pokotia en el pasado fue un centro ceremonial
Hola, Débora... Soy Marga...
ResponderEliminarSabes que te sigo con bastante atención. Me apasiona este asunto que estás investigando...
Me gustaría preguntarte si has leído el libro de Urantia y cómo refleja éste el desembarco de gentes del contienente asiático en Sudámeríca, concretamente a Perú. Ahí puede haber esa clave de cómo Sumeria puede estar reflejada en esos vestigios arqueológicos los cuales mencionas. Se llegó al continente americano a través del Pacífico muchísimo antes que lo hiciera Colón...
Debbi, la info Urantia para mí es real. Ya te contaré por qué así lo creo...
Un beso, querida amiga...
Marga
Hola amiga:
ResponderEliminarA pesar de mis reparos con el libro de Urantia, la referencia que citas es una de las más intrigantes.
Supe de ese dato a través de mi amigo Renato Longato que lo publicó en Dioses del Pasado. La cita exacta extraída de Urantia, pág. 878 es la siguiente:
"Ciento treinta y dos miembros de esta raza, que se embarcaron en una flotilla de barcas pequeñas desde el Japón, llegaron a la larga hasta América del Sur y, uniéndose por matrimonio con los nativos de los Andes, establecieron el linaje de los futuros emperadores de los Incas.
Atravesaron el Pacífico por etapas fáciles, quedándose en las múltiples islas que encontraban en el camino. Las islas del grupo polinesio eran más numerosas y más grandes que lo que son actualmente, y estos marineros anditas, junto con otros que les siguieron, de paso modificaron biológicamente a los grupos nativos.
Como resultado de la penetración andita se desarrollaron muchos florecientes centros de civilización en estas tierras, hoy día sumergidas. La Isla de Pascua duró mucho tiempo a fuer de centro religioso y administrativo de uno de estos grupos perdidos.
Pero de los anditas que navegaron el Pacífico en los tiempos pasados, con excepción de los ciento treinta y dos, no pudo llegar ninguno más al continente de las Américas".
En el libro mormón también hay referencia sobre una América anterior ya conocida
http://cronicasubterranea.blogspot.com/search/label/Mormones
Lo cierto es que para mi la pieza faltante en el rompecabezas lo constituyen las civilizaciones locales, aún ignoradas, que quizás hicieron migración a la inversa.
Un abrazo
Débora
Hola, Debbie.
ResponderEliminarLo que resulta obvio, a tenor de esos incómodos hallazgos, es que Sumeria y América estuvieron en contacto en un remotísimo pasado. La Arqueología sólo tiene que aceptar ese hecho, nadie le pide actos de fe, tan sólo que sea científica y no esconda debajo de la alfombra aquello que no le encaje en sus esquemitas. A partir de ahí, sería el momento de debatir, aflorando todas las pruebas que permanecen ocultas en sótanos y bibliotecas, cuál de los dos continentes fue el colonizador y cuál el colonizado.
Un abrazo.
Javier.
Hola Javi:
ResponderEliminarBuena cuestión quién el colonizador, y el colonizado.
Uno de los problemas del continente americano para revertir la situación, es que por el momento solo tenemos evidencias individuales, faltan más restos, en especial humanos.
La clave es lo subterráneo, aquello que aún debe ser desenterrado, porque una vez que salga, si podremos comenzar a cambiar el eje actual.
No olvidar que los grandes hallazgos, siguen aguardando la exploración de los subsuelos.
Debbie
tengo una teoria. pero quisiera saber que dice esa basija, ocea la traduccion. Este hallazgo cierra un circulo de una teoria que tengo.
EliminarHola Débora,
ResponderEliminarEs tan difícil excavar en Perú? es por el hecho de reservar sus hallazgos sólo a integrantes del país? Qué tal el poseer una expedición mixta? de esta manera seguramente no podrían tantas trabas burocráticas,
Judith
Hola Judith:
ResponderEliminar¿Tu comentario hace alusión a la entrevista de Pi Rambla?
Saluda
Débora
Amiga Debbie
ResponderEliminarmagnifica segunda parte del tema tratado que recien puedo leer. Un incomodo enigma para la ciencia y arqueologia conservadoras y un reto de investigación a partir de ahora
Gracias amigo.
ResponderEliminarComo bien señalas, por ahora tan solo un reto, pero que a futuro marcan una línea prometedora.
Ojalá se sucedan más hallazgos.
Debbie
Hola Roberto:
ResponderEliminarEn este enlace encontrarás más información:
http://cronicasubterranea.blogspot.com.ar/2010/05/fuente-magna-y-monolito-pokotia.html