Sobre objetos extraños que se pasean por los cielos de Argentina
Débora Goldstern
Desde hace un buen tiempo Crónica Subterránea viene alertando sobre un fenómeno que tiene a la Argentina como protagonista. En nuestro blog tenemos recogidos algunas de esas evidencias, que se pueden consultar en la sección ovnis, bajo el título de “Sobre objetos desconocidos que se pasean en la noche de Buenos Aires”.
Aunque enmarcado dentro de lo ufológico, el fenómeno a nuestro entender trasciende el término y se ubica en otra latitud más cercana a lo espiritual, aunque esto pueda espantar a los defensores de la tesis extraterrestre. Muchos dirán que nada es nuevo en el terreno ufo, y que por lo tanto siempre estuvieron presentes, a lo cual alegamos, sí ciertamente, pero no en la forma que se está produciendo ahora. Para quién escribe estas presencias celestes ¿estrellas-naves? empezaron a manifestarse a partir del 2007, registradas a su vez en filmaciones y fotografías.
Sin embargo, hubo quiénes años antes, a comienzos de los años 90’, en plena convulsión política argentina, ya comenzaron a visualizar estas presencias, siendo el famoso contactado brasileño José Trigueirinho Netto, uno de esos espectadores.
Enigmático, reservado, escritor prolífico y conferencista de orden mundial, el místico brasileño supo hacerse un nombre dentro del medio, no sin controversia, el cual sin embargo no se puede soslayar. En lo personal quizás no coincida en todo con algunos de sus postulados, y la línea impuesta para su difusión pública en cuanto a su trabajo, pero si respaldo estos pasajes, reproducidos a continuación, porque entiendo traducen en forma correcta aquello que día a día se manifiesta en los cielos de Argentina.
Atienda el lector!
En ese sentido, me gustaría narrar una interesante relación que me dado tener con uno de esos cuerpos celestes, cuya presencia en el espacio no puede ser explicada por la ciencia humana. Esa “estrella”, muy brillante, siempre surgía en determinado momento, próximo al ocaso. En un período de tres a cuatro horas de reloj, efectuaba una trayectoria por el cielo, hundiéndose finalmente en el horizonte, mientras las demás estrellas parecían fijas. Una manifestación característica era el hecho de que ella aparecía en diferentes posiciones, en un mismo día, como si pudiese materializarse a voluntad para llamar la atención y, de ese modo irradiar mejor la energía hacia el corazón de quién estuviese observando.
En realidad, de aquella “estrella” provenían lecciones de amor. En los momentos de mayor necesidad, y antes de las soluciones que la ley evolutiva acostumbraba a traer, así como en los momentos de inspiración, ella surgía y estaba siempre JUNTO. Parecía ser la contraparte visible de una esencia invisible e interior.
Fue así que, saliendo de una casa tras una reunión, lo vimos en el cielo, sobre el portón. Esa vez ella se encontraba aparentemente mucho más baja y su luz nunca había estado tan fuerte. Aquella noche comenzó a escribirse este libro.
Sería apresurado afirmar que aquella “estrella” era la materialización de una nave espacial, pues allí podrían estar ocurriendo muchas cosas fuera de las leyes físicas conocidas. Tampoco sería el caso de indagar a especialistas sobre el asunto. Sentí que a mí sólo me correspondía escribir este libro, nada más.
En el curso de aquellos contactos, podía observar un aumento de alegría interior y mayor elasticidad en mi cuerpo mental concreto. Dimensiones más profundas de mi ser se tornaron nítidas y perceptibles, y emergió, con mayor libertad, una seguridad interna. Entonces me pregunté si ese estado de claridad se vinculaba con la existencia de hechos observables en el plano físico, y percibí perfectamente que no. Todo aquello existía independientemente, de lo que pudiese estar ocurriendo en el nivel de los fenómenos.
Aunque esos hechos nunca lleguen a ocurrir, aunque puedan ser considerados de otro modo por técnicos en astronomía, fotografía o esoterismo, nada puede disolver lo que aconteció en mi a través de esos contactos.
Me pregunté también si estaba totalmente consciente cuando ví las señales, internas y externas, que la “estrella” me daba y, de todo mi ser vino la respuesta: sí, tan consciente como en Buenos Aires, al fotografiar a la luna menguante. Pero en la noche de Buenos Aires, los efectos solo aparecieron después de revelada la película; ya en esa oportunidad de estudio, una manifestación inmaterial era perceptible para los ojos físicos, directamente, sin depender de que se la fotografiara. Con todas esas experiencias pude comprobar que hoy no necesitamos entrar en estados alterados para que se torne posible un contacto consciente con la realidad suprafísica; tampoco necesitamos aparatos ni recursos técnicos complejos. En otras palabras, las posibilidades de percibir y penetrar en el mundo inmaterial se hallan en el propio ser.
El estudio, en sí, no es la fuente del conocimiento sino sólo un instrumento más para llegar a él. Informaciones enciclopédicas, así como explicaciones dogmáticas y doctrinarias no representan nada más que puntos de referencia. Desarrollar un estudio solo en el planto de la mente concreta, de la emoción, o de la energía etérico-física es entregarse a las ilusiones de esos niveles, esto es, a los residuos de las experiencias que el hombre terrestre efectuó en su negro pasado en la superficie de la Tierra. Esas experiencias correspondieron a ciclos larguísimos, ligados con la densificación progresiva del planeta; por tanto, en general, llevaron al hombre a estados y conclusiones materialistas. Hoy, con el desarrollo del consciente derecho, que es conocimiento directo, una luz universal rompe las capas nebulosas del mundo tridimensional. De ese modo, el hombre dejará de basarse en experiencias acumuladas, y pasará a estar en condiciones de discernir lo que es real.
MEL3D
Esferas Ovni frente Aeropuerto Jorge Newbery de Capital Federal Argentina, filmadas el 30 de Noviembre de 2008 siendo las 22:28 hs, con mi cámara sony trv-310 en nightshot slow shout.
Sin ninguna duda, la experiencia de Trigerinho, es una más de las llamadas por mí-inperiencias,así con este "error" de ortografía- o sea, experiencias internas del ser. Por eso, sí, los ovnis pueden estar para él, dentro de ese campo. Y creo que están más enmarcadas cada vez, en un terreno psicoespiritual, donde sigue cabiendo también, el estudio analítico del plano puramente físico. Sin embargo, la idea extraterrestre, como habitante de un planeta físico totalmente, tal como el nuestro, ya NO es-para la ufología moderna, y avanzada- la única teoría, e incluso, aparecen refutadores de ella. Un nuevo saludo de oso, Débora.
ResponderEliminarDesde luego, y desde mi punto de vista, Trigueirinho describe de forma tan mesurada y equilibrada la experiencia que reviste implícitamente de credibilidad su relato, así como las sensaciones que describe.
ResponderEliminarCreo que no hay que pasar por alto esta exquisita mezcla de coherencia y lucidez a la hora de describir y valorar un fenómeno y las sensaciones que suscita.
Un saludo.
Hola chicos:
ResponderEliminarLa verdad que con Trigueirinho tengo un problema, puesto como digo en el post, si tuviera que emitir una opinión sobre su producción intelectual reflejada en sus cientos de escritos, quizás esta sería desfavorable, pues encuentro muchos errores en algunas de sus apreciaciones, que me cuesta compartir.
Sin embargo, cuando este fenómeno que como digo, escapa a la visión ufológica tradicional, comenzó a manifestarse en los cielos de Buenos Aires, me encontré que no había ningún texto o trabajo en el área que pudiera ayudarme a dislucidar que estaba ocurriendo.
Aunque con algunos colegas comenté el asunto, e intenté una profundización, entendí que la falta de preparación esotérica era un escollo difícil de sortear. O se es ufólogo pero no ocultista y viceversa, ambas líneas actualmente irreconciliables.
Ante este panorama decidí seguir la vía esotérica, y fue así que lentamente comencé a comprender que estaba sucediendo, las piezas comenzaron a encajar.
Por eso una vez dejados mis prejuicios de lado, me sumergí en algunas visiones de este místico brasileño, al cual le empecé a encontrar alguna coherencia, aunque con los reparos del caso.
Debbie
Hola Debora
ResponderEliminarEl fenomeno ovni esta hecho a la "moldura" del ojo del espectador...,muy buen articulo, tan bueno como el tema de Alphaville.
Hola:
ResponderEliminarPuede ser, pero cuando la moldura de varios espectadores coincide en la misma lectura de observación, es para pensar. Sé bienvenido a Crónica Subterránea, el mejor blog en su género con la mejor música ja! Un abrazo, Debbie
¿el fenomeno ovni esta hecho a la moldura del ojo del espectador? cual es la moldura de los 51 puntos o sea ojos de una camara de fotos superprofesional que capta un ovni.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminar¿Porqué hablar solo de cámara, o los 51 puntos se los vas aplicar también a los ojos? Porque una cosa es la cámara, y otra la observación pura, sin aparatos de por medio.
Saluda
Débora
Me encanta como algunos ufologos creen poder explicar el fenomeno con la "biblia" del "obturador",el largo, el ancho y la altura, son los hilos con que juegan.
ResponderEliminarEstimada Débora:
ResponderEliminarGracias por este artículo. Al igual que tú estoy lejos de compartir lo que dice Trigueirinho en la mayoría de sus libros; pero aquí efectivamente abre una posibilidad, que debe considerarse.
A mi juicio el fenómeno OVNI existe; lo difícil es determinar de dónde proviene, y cuáles son sus objetivos, si ellos existen. Es factible también que no haya una sola causa, sino varias de dicho fenómeno. La realidad como la concibe la ciencia moderna me parece algo miope. Varias dimensiones pueden interactuar y es factible que se crucen bajo ciertas disposiciones especiales.
Una posibilidad es la indicada en este artículo, y creo que puede tener que ver con manifestaciones de índole netamente espiritual.
Saludos y felicidades por este blog que es de mis favoritos.
Querido amigo:
ResponderEliminarGarcias por compartir tu pensamiento, siempre es un placer contar con tu palabra, a la cual mucho valoro. Y efectivamente del fenómeno "mal llamado ovni", aún tenemos un largo camino que recorrer. Te mando un abrazo, Debbie