Sergio Fritz Roa ©
Hablar sobre el coronel Percival H. Fawcett es referirse a uno de los enigmas más importantes, que en la materia tiene nuestra amada Sudamérica. Por nuestra parte, en 2008 publicamos un trabajo sobre las peripecias del famoso explorador y posterior desaparición al cual titulamos, El misterio de H. P. Fawcett y las ciudades perdidas del Amazonas, donde profundizamos sobre alguno de sus misterios.
Sin embargo, admitimos que aún existen innumerables cabos sueltos que necesitan profundizarse, como es el caso de la estatuilla Fawcett, que tantas controversias continúa provocando. Es por eso que solicitamos la palabra autorizada de nuestro colega y amigo Sergio Fritz Roa, a quién este sitio entrevistó en el 2009 -Un genionano en los Andes-, trasandino genial, y gran versado en la materia, quién exclusiva para Crónica Subterránea, recoge algunos pasajes inéditos de un tema del cual veremos, “aún no está todo dicho”.
Atienda el lector!
INTROITO
América del Sur aún esconde misterios
Nosotros mismos hemos realizado investigaciones al respecto, internándonos en el paisaje austral de este continente a la vez que hemos intentado conocer la historia sagrada de los pueblos anteriores a la llegada de Colón. Pensamos que solo así podremos entender nuestro sentido y destino en tanto americanos.
Sin duda el deseo de profundizar en los secretos de América, fue lo que llevó a Percival Harrison Fawcett a realizar una exploración en la región del Amazonas, viaje externo e interno que implicó incluso poner en riesgo su vida y la de sus compañeros.
Fawcett había leído relatos sobre viejas ciudades colosales que los invasores europeos y algunos euro-descendientes codiciaban. Escuchó a indígenas y él mismo encontró ciertas pruebas de otras culturas, más antiguas y avanzadas que las tribus que habitan actualmente el Amazonas. Buscaba especialmente lo que denominaba “Z”, “ciudad Z” o “Ciudad de Raposo” (llamada así por la narración de un portugués de nombre Francisco Raposo, quien habría entrado a dicho lugar abandonado), una especie de Eldorado o Ciudad de los Césares en territorio brasileño.
A ello sumaba su formación de teosofista, lo cual sin duda ampliaba el amor por lo enigmático y los mundos antiguos.
Antes de desaparecer durante la expedición de 1925, el gran aventurero habría legado a los futuros investigadores una clave. Se trata de la fotografía de una estatuilla de basalto, la cual estaría relacionada con ciudades perdidas en la selva y que le obsequió el escritor H. Rider Haggard (el célebre autor de varias obras fantásticas, entre ellas “
Hemos dicho que Fawcett habría entregado una clave. Sí, porque creemos que el desciframiento de la estatuilla mencionada puede implicar una revelación inmensa en cuanto al pasado americano.
(La “estatuilla Fawcett”, incluida en el libro “Exploración Fawcett”, P.H.Fawcett, Editora Zig-Zag, Santiago de Chile, 1953)
Fawcett era un hombre cercano a las ideas de los teosofistas (Madame Blavatsky y su círculo). Sus búsquedas en América como en otras partes del mundo no obedecían solo a cuestiones de orden laboral o de obtención de status, sino que estaban guiadas por el deseo de hallar la sabiduría primordial de ciertos pueblos desconocidos por la historiografía oficial.
El británico creía en la existencia de una realidad más sutil y más rica que la meramente visible y estaba lejos del dogmatismo cientificista.
Entre sus amigos se contaban H. Rider Haggard y Arthur Conan Doyle, los dos en menor o mayor medida influidos por el teosofismo, e interesados por el espiritismo y lo paranormal.
Como ya indicamos, habría sido el autor de “Ella” quien le entregó una estatuilla de la cual el explorador nunca se alejará y que habría sido hallada en Brasil. Para Fawcett esta era la “prueba” de la existencia en la selva sudamericana de culturas avanzadas emparentadas con
Pero lo que se plasmaba en tal figura no era lo único asombroso (una escritura desconocida), sino que la energía que descargaba cuando uno la tocaba. Este fenómeno no debe ser considerado mera fantasía y nosotros mismos lo hemos vivido con una estatuilla pascuence, de la cual en su momento escribiremos.
El indicado hecho lo señala claramente el investigador Pablo Villarrubia: “Fawcett, con ayuda de un paragnosta, procedió a un análisis de las propiedades psicométricas del ídolo que así las definió: “Se basa (la psicometría) en la teoría de que todo objeto material preserva en sí mismo el registro de sus vicisitudes físicas y que, tal registro, permanece al alcance de personas que sean lo suficientemente sensibles para sincronizarse con las respectivas vibraciones”.
Sujetando la estatua de basalto, el psicometrista pudo ver la destrucción de Atlántida y la fuga de algunos supervivientes hacia la ciudad perdida que buscaba Fawcett, en la región central de Brasil. Según estas visiones, los habitantes, en su mayoría, murieron ahogados o fueron victimados por los terremotos y furia volcánica. El psicometrista se refería a muchos templos en la región. En algunos, sobre los altares, se exhibía un “gran ojo”.
Una de las escenas captadas por el paragnosta era la de un sacerdote atlante entregando el ídolo – el mismo que poseía Fawcett – a otro sacerdote que durante la hecatombe logra huir de la capital de Atlántida hacía tierras más seguras. Un detalle: el rostro del ídolo era exactamente igual al del sacerdote que aparentemente falleció en Atlántida”.
EJERCICIOS HERMENÉUTICOS EN TORNO A
Varias han sido las propuestas explicativas acerca del origen y significado de la estatuilla.
Desde ya, la que habría propuesto el psicometrista al cual concurrió Fawcett; es decir su fuente era atlante.
Se ha creído también que la escritura demuestra claras influencias semíticas (fenicias y/o hebreas).
Acerca del origen de esta lengua, el investigador Aldo Ottolenghi dice: “Esta forma de escribir (que emparentamos, en parte, en la escritura de
Por su parte, para Timothy Paterson, sobrino de Fawcett “los 22 signos sagrados que estaban incisos en la estatuilla que desapareció con Fawcett no eran otra cosa que los caracteres del arcaico alfabeto de Atlántida, del cual derivarían luego el de los Fenicios y los Hebreos. También el estudioso italiano Pincherle analizó el dibujo del supuesto alfabeto que estaba impreso en la estatuilla y llegó a la conclusión de que se trataba realmente de caracteres desconocidos antediluvianos. Pincherle interpretó también la incisión puesta al pie de la estatuilla como UT NAISFM, muy similar al babilonio UT NAPHISTIM, es decir, Noé. Según los dos estudiosos, también el nombre Manoa, muy indicado como la sede de la arcaica ciudad reconocida como el verdadero El Dorado, significaría Puerto de Noé, o bien, el lugar donde Noé habría atracado después del diluvio y donde habría fundado una civilización prodigiosa”.
Todo lo anterior nos parece de alguna manera plausible, pero solo respecto a ciertas letras. Lo mismo puede decirse en el caso que se tratara de jeroglíficos egipcios.
Factible es que nos encontremos frente a un sistema escritural vinculado o emparentado con alguno de los anteriores; pero, a nuestro juicio, las tesis anteriores no nos dan una respuesta de traducción completa y convincente de lo plasmado en el objeto de basalto.
NUESTRA OPINIÓN
(Tablilla incluida en “Secret Societies” de Arkan Darual. La semejanza con la estatuilla Fawcett es impresionante)
Queremos aportar una comparación que puede ayudar a desentrañar el misterio de la estatuilla de basalto.
En el libro “Secret Societies” de Arkon Daraul se contiene la lámina de más arriba, donde se aprecian dos hombres (al parecer un escriba y un ángel) a los costados de una escritura desconocida. Para Daraul quienes confeccionaron tal obra habrían sido templarios. De ser esto cierto, nos confirmaría varias cosas…
Pero vamos paso a paso.
Primero, fácil es observar la gran semejanza artística existente entre la estatuilla Fawcett y la del libro de Daraul, al punto que parecen diseñadas por el mismo artífice. El rostro del hombre del primero y su vestimenta nos recuerda a la del segundo. Pero además las letras, muchas de las cuales, al menos cinco, son idénticas a la vez que las demás mantienen cierta semejanza de estilo.
Al analizar la imagen del libro de Daraul nos llama la atención que se encuentre lo que sería dos runas sieg. Esto arroja una pista a todo este asunto. Este símbolo recuerda una serpiente. Y sería precisamente la manera como los antiguos concebían o representaban América. Así lo habría declarado Francisco Nuñez de
Por otro lado la doble sieg, inevitable es recordarlo, fue el símbolo de
Aun cuando es dudoso, ¿no habrá existido algún motivo “secreto” y vinculado a América, por el que
(Las SS o runa sieg doble, tal cual la encontramos en la estatuilla del libro de Daraul, quien atribuye a los templarios tales signos)
Sobre
Volviendo a la estatuilla Fawcett, Aldo Ottolenghi ha observado algo no menor: el hombre nos está mostrando un libro abierto. Es decir, está haciéndonos partícipe de un saber. Fulcanelli nos enseña que en la decoración de las catedrales no es raro encontrar este simbolismo: el libro abierto que representa el saber exotérico, y el libro cerrado que es señal de lo esotérico.
Por otro lado, no se olvide que muy cerca de España, en Portugal, los templarios luego de su persecución se habían unido a
Pensamos que otra herramienta para una adecuada interpretación del mensaje de la estatua de Fawcett y considerando que se trata de un objeto encontrado en Brasil, es el análisis de las culturas que se dieron en dicho territorio para determinar si hay alguna similitud. Y creemos que es plenamente factible hallar semejanzas. Así por ejemplo con las misteriosas inscripciones de la “Pedra Pintada”, ubicada cerca del río Parimé, en el Amazonas. Podemos encontrar algunas letras que se repiten en la estatuilla y lo que es más importante, la forma combinada de letras con imágenes de animales es común a ambos testimonios líticos.
(Dos dibujos con las inscripciones enigmáticas de “Pedra Pintada” en el Brasil. Algunos petroglifos recuerdan la estatuilla Fawcett)
CONCLUSIÓN
Todo lo relacionado con la estatuilla de Fawcett se nos presenta como un gran enigma. Desde su origen, pasando por la manera que fue descubierta a la interpretación correcta de sus caracteres… Todo está cubierto por esa misma neblina inquietante que cubrirá la desaparición del coronel británico.
Hemos querido entregar para su resolución algunos elementos de análisis, mostrando un derrotero que puede ayudar a los investigadores a la comprensión no solo de este objeto arcaico, sino también de esta misma América sacra en la cual vivimos.
Bibliografía:
Fawcett, P.H. (1953). Exploración Fawcett. Santiago de Chile: Ziz-Zag.
Hatcher Childress D. (2005). El secreto de Colón. La flota templaria y el descubrimiento de América. Madrid: Nowtilus.
Homet, M. (1967). Los Hijos del Sol. Barcelona: Juventud.
Homet, M. (1977). Chan Chan, la misteriosa. Barcelona: Juventud.
May, R. (1961). Los enigmas de la tierra y del mar. Santiago: Ziz-Zag.
Ottolengui, A. (1980). Civilizaciones Americanas Prehistóricas. Buenos Aires: Hachette.
En la web:
Fritz Roa, S. (2009). La tablilla de Fawcett y el misterio de América I. Recuperado el 26 de Junio 2011, de http://geografiasacra.blogspot.com/2009/09/la-tablilla-de-fawcett-y-el-misterio-de.html
Goldstern, D. (2008). El misterio de P.H. Fawcett y las ciudades perdidas del Amazonas. Recuperado el 26 de junio 2011, de http://cronicasubterranea.blogspot.com/2008/10/el-misterio-de-p-h-fawcett-y-las.html
Leveratto, Y. (2009). La epopeya de Percy Fawcett y los misterios de
Villarrubia Mauso, P. (2011). Percy H. Fawcet: el enigma de la desaparición del verdadero “Indiana Jones”. Recuperado el 26 de junio 2011, de http://villarrubia.wordpress.com/articulos/henry-fawcet/
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Percy Fawcett - Perdidos no Amazonas Parte 1
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