Hoy
en Crónica Subterránea se vuelve abordar la controvertida figura de Angel Cristo Acoglanis, uno de los protagonistas más importantes de la llamada saga capillense,
quién retoma la palestra pública a través de Diego Arandojo, entregando en exclusiva para el blog, una visión descarnada e inédita, acerca del bautizado portero de Erks.
Atienda el
lector!
ACOGLANIS:
Luces y sombras del
Luces y sombras del
Rasputín de América
Latina
Por Diego Arandojo
Angel Cristo Acoglanis |
La
ciudad más allá
En los últimos 30 años, ERKS se ha
convertido en un imán de atracción para todos los interesados en acceder al
conocimiento metafísico en Argentina. Una suerte de invitación a vivir una
experiencia fuera de este mundo, atisbando una ciudad intraterrena que alterna
lapsos “físicos” (luces a la distancia que configuran su extraña arquitectura,
o sus también extraños habitantes) con los “mitológicos” (visiones o
revelaciones transmitidas a través de canalización o del canto de mantras en la
lengua extraterrestre irdín).
La sigla responde a distintas
interpretaciones: Encuentros de
Remanentes Kósmicos Siderales; Encuentro del Remanente Kósmico Sideral; Encuentro
de los Restos Kósmicos de Sirio, etc. Pero, ¿a qué remanentes nos referimos
específicamente? En “Los Diarios de Erks” leemos:
“Comprenderá
usted, que asisten al encuentro porque son remanentes de una civilización
dispersa por el Kosmos, hoy, nuevamente convocados se realizan las
contactaciones en busca de la información para servir en silencio. Si usted, ha
visitado la zona de encuentro, ¿qué experiencias recogió? Si no ha tenido
respuesta, BÚSQUELA en su interior hasta clarificar sus preguntas.”
(…)
“Las
revelaciones kármicas están sujetas a la ley universal, estas los disciplinan
en el conocimiento supremo como hijos de la gran Hermandad Blanca. Sabemos que
los secretos y misterios eran revelados entre los elegidos para compartir los
destinos y disciplinas transmitidas por las entidades de Luz, viajeros que
entre nosotros compartimos los encuentros en las puertas de la Esférica Ciudad
Secreta de ERKS.”
El acceso a esta información nos conduce
a la primera persona que comienza, durante la década del 80, a expresarse sobre
esta urbe cósmica, y a la vez telúrica: Ángel Cristo Acoglanis.
Una
vida enigmática
Si la vida y obra del proclamado
“Portero de ERKS” ya conlleva una alta dosis de enigma, de misterio,
también lo
es su natalicio.
Principalmente existen dos versiones
sobre el lugar de nacimiento: una apunta a Grecia y otra a la Argentina. La
primera busca una justificación en la particular forma de hablar de Acoglanis, un tono que generaba una imagen
sonora de estar en presencia de un extranjero.
Indagando en un viejo padrón
electoral argentino hallamos una fecha: 4 de diciembre de 1925, departamento de
Colón, provincia de Córdoba. Otra fuente apunta ha que habría nacido en
Rosario. Otra en Ramallo.
Pero este no es el único obstáculo
para intentar comprender los hechos fácticos en la existencia de Acoglanis.
También lo es su formación como sanador,
o médico, profesión que lo convirtió
en una figura altamente concurrida.
En el libro “Las luces de ERKS y las ciudades
subterráneas” de Roberto Villamil y Ricardo González, leemos:
“Según
la tradición, Ángel Cristo Acoglanis había nacido en Grecia, en donde
transcurrió su infancia, realizando sus estudios primarios y parte del
secundario. En ese momento, por los sucesos políticos que vivía el país, su
familia decide enviarlo a Cachemira, una región ubicada en la zona norte del
subcontinente Indio…”
(…)
“Terminó
el secundario y decidió seguir la carrera de medicina. Para ello se inscribió
en la universidad y en ese momento el tío, que tenía relaciones con monjes
budistas que lo visitaban frecuentemente, le propone realizar los estudios en
el Tíbet.”
(…)
“En
Lhassa, su capital, Acoglanis habría ingresado a un monasterio con la intención
de iniciarse en el camino espiritual.”
Siguiendo este relato, en aquellos años
se habría formado en conocimientos médicos ancestrales, tanto en acupuntura
como en quiropraxia, que décadas después le permitirían en Argentina atender
tanto a particulares como a personajes del espectáculo y la política.
En una obra previa de Villamil, titulada
“Luces Kósmicas en la magia del Uritorco”, encontramos el relato del Dr. Egidio
M. Antinucci, en el cual detalla su experiencia:
“El
Dr. Acoglanis, que fue de gran ayuda para mi, tenía fama de hacer curaciones
milagrosas y así era realmente, según pude comprobar durante los once años que
trabajamos juntos, de 1978 a 1989. Lo que aprendí junto a él científicamente es
muy valioso y hoy puedo ayudar a mucha gente que necesita sanarse realmente”.
Pero no se trató de un caso aislado. Al
parecer, y según nos explica el investigador Daniel García Molt en su libro
“Todo sobre el Cerro Uritorco y la ciudad de ERKS”, Acoglanis –sin un título
médico que lo habilitara a ejercer la medicina– poseía un grupo íntimo de
discípulos a los que formaba en sus prácticas de curación:
“Se
dice que Acoglanis formó en su particular método a siete médicos. Mi lista
incluye sólo a tres porque fueron ellos quienes lo han declarado a través de
Internet, entrevistas públicas o es conocido públicamente, mientras el resto
parece querer mantener cierta discreción sobre el asunto”.
En lo profundo de la
noche
Desde el año 1984 a 1989, año de su asesinato
a manos de Rubén Elías Antonio, transcurrió la etapa más fructífera de Ángel
Cristo Acoglanis. Llevaba una doble vida:
por un lado realizaba sus consultas particulares, donde atendía a distintos
concurrentes por dolencias o problemas óseos; y por el otro realizaba las
ceremonias esotéricas en la zona de “Los Terrones”, donde en su rol de Portero cantaba e invocaba a las luces cósmicas, y, si los hermanos
metafísicos lo permitían, se podía observar la ciudad intraterrena, esférica,
mitológica, de ERKS. En estos encuentros nocturnos, Acoglanis se hacía llamar Sarumah; una entidad sobrenatural que lo
poseía físicamente y era el verdadero vocero, el idóneo, para atraer las
energías erkianas.
Si bien algunas fuentes apuntan que
Sarumah habría sido un maestro físico, real, que habría iniciado a Ángel Cristo
en su juventud en los años del Tíbet, los participantes de las ceremonias subrayan
su carácter de entidad celestial. Así
lo explica una testigo, Elsa Tear, en su libro “El alma despierta”:
“Partimos
hacia Los Terrones en varios automóviles, guiados por Akoglanis…”
(…)
“En
la cima, junto a un rancho de paja donde durante el día se venden gaseosas y
pañuelitos de filtiré, se levantaba una especie de mirador. Supimos que allí
vivía Don Ramón, un anciano indígena que cuidaba el lugar.”
(…)
“El
Dr. Akoglanis se colocó al llegar una especie de túnica blanca. Permanecimos
junto a él en respetuoso silencio hasta que, de pronto, se puso a entonar unos
hermosos mantras. Los mantras eran cantados en Irdín. A medida que las
vibraciones de su canto aumentaban, aparecieron sobre las sierras y la
vegetación unas extrañas luces –similares a faros de automóvil– que se
elevaban, bajaban, corrían entre los matorrales por encima y a los costados de
las sierras…”
Más entrado el relato, Tear
sintetiza la obra de Acoglanis-Sarumah en el plano terrenal:
“Debo
decir aquí que el Dr. Akoglanis, habiendo completado su karma y su misión o
dharma en la Tierra, donó su cuerpo a la entidad cósmica Sarumah, un ser o
jerarquía cósmica de luz que tomó durante un breve tiempo la materia en forma
de maestro tibetano. El espíritu de Akoglanis partió a su plano dejando su
cuerpo a la entidad de luz Sarumah, quien lo ocupó para realizar
importantísimas tareas en la Tierra durante cuatro años. Se fue en 1989, luego
de haber organizado el Plan Cósmico para la Tierra en este final de ciclo.”
(…)
“La
entidad cósmica Sarumah era uno de los tantos extraterrestres que transitan
junto a nosotros adquiriendo con nuestro mismo aspecto y realizando,
aparentemente, labores como las nuestras, aunque ellos hacen otras tareas
simultáneas ya que están en misión especial”.
Inicialmente el conocimiento de ERKS
yacía depositado en unos pocos seguidores de Acoglanis. Sin embargo, en el año
1985 esta situación cambia cuando toma contacto con el Prof. Dr. Guillermo
Alfredo Terrera.
En la obra “Saruma, un ser cósmico”, el
profesor nos explica:
“En
el año 1985, daba un curso de Antropología General, en un local ubicado en la
Avenida Cabildo del barrio de Belgrano y allí concurrían, entre otros alumnos,
los señores Rubén Elías Antonio, hermano del financista don Jorge Antonio,
acompañado por un arquitecto llamado Peirano, con quién mantenían una gran
amistad y un deseo incalculable de conocer las grandes verdades de la hermética
metafísica.”
“En una oportunidad, el señor Antonio,
me comentó que el Dr. Ángel Cristo Acoglanis, persona de su conocimiento,
deseaba conocerme, pues conocía mi obra de investigador y estudioso,
especialmente en lo referido a la Antropología Metafísica y a todo aquello que
se relaciona con el Cerro Uritorco y las Entidades Cósmicas que aparecen en
esos lugares”.
“Para que ambos nos conociéramos, se
efectuó una reunión, en el restaurant llamado La Cantina del Riojano, situado
en la Avenida Maipú esquina Mariano Pelliza, ya que ese lugar quedaba cerca de
mi casa de San Isidro y a mitad del camino, del local donde daba mis clases de
antropología”.
A partir de este encuentro, celebrado en
febrero de 1985, y hasta septiembre de 1986, se unen los caminos de ambos
metafísicos.
Una información relevante es que el
Prof. Dr. Terrera era el custodio de una pieza metafísica denominada “El Bastón
de Mando”, o “Piedra de la sabiduría”, perteneciente a la etnia de los indios
comechingones, cuyo líder Vultán la había hecho forjar a partir de una piedra
meteórica caída en la falda del Cerro Uritorco en un tiempo pretérito.
Es por intermedio de Acoglanis que
Terrera recibe la visita de su maestro tibetano Saruma (sin “h”). Así lo
explica en la obra previamente citada:
“Las
primeras noticias sobre el Maestro Saruma, las recibí directamente del Dr. Acoglanis,
quien me comentó que en cualquier momento, iría a mi casa un maestro tibetano
de excepcionales condiciones”.
Durante dos meses estuvieron
relacionados hasta que el maestro partió en completo misterio. Nunca más se
supo de él.
Como fruto de esta experiencia, el Prof.
Dr. Terrera publica “El Valle de los Espíritus”, primeramente en forma artesanal, y posteriormente a través de
la editorial KIER, permitiendo que ERKS se conozca en los restantes círculos
herméticos de Hispanoamérica. También en esta nueva etapa de difusión tomó un
rol activo el místico brasileño José Trigueirinho Netto con “Erks, mundo
Interno”, también editado en KIER.
Si bien Terrera diferenciaba físicamente
a Saruma de Acoglanis (para él se trataba de dos personas distintas), es un debate
que permanece activo. Para los acólitos del griego,
se trataba de la misma persona: Acoglanis en las ceremonias transmutaba en el otro ser, Sarumah. Para los seguidores
del profesor, e incluso para la propia familia de éste, se trató de dos humanos
completamente diferentes.
La
zona crepuscular
Con el asesinato de Ángel Cristo
Acoglanis en 1989, su imagen se potenció al igual que la de ERKS. Muchos
discípulos –por temor a correr la misma suerte– se llamaron al silencio y a las
sombras. Capilla del Monte (que en 1986 había sufrido ya una experiencia OVNI en el Cerro del Pajarilllo, que la disparó a
nivel internacional), el Cerro Uritorco y Los Terrones se convirtieron en el
eje de peregrinación de todos aquellos que buscan vivir una experiencia
metafísica. Situación que persiste hasta la actualidad.
Al repasar los libros y testimonios de
allegados o investigadores, encontré en Acoglanis una serie de características
que me permiten bautizarlo como “El Rasputín de América Latina”: una formación
esotérica y sanadora no convencional; sus vínculos estrechos con personalidades
de la política; una vida personal intensa, en todo sentido; y por último, el
fatal desenlace, la muerte por el asesinato.
A fin de tener una nueva mirada sobre
los hechos que hemos relatado, expongo la entrevista que le realizamos a Sebastián
Cescato, un investigador, periodista y escritor español independiente, con una
formación universitaria en ciencias sociales. Desde 1995 investiga –entre otros
temas similares– el fenómeno social de matriz esotérica que se viene generando
en torno al Cerro Uritorco.
L:
¿Quién fue Ángel Cristo Acoglanis?
S:
Creo que la respuesta más precisa y sincera sería: no lo sabemos.
En
rigor, entiendo que nadie sabe realmente quién fue Ángel Cristo Acoglanis –ni
siquiera su familia– y posiblemente nunca lleguemos a entender cabalmente de
quién se trataba. La mejor fuente de información, que era él mismo, terminó
siendo la peor (como veremos más adelante) y, en cualquier caso, fue acallada a
balazos en abril de 1989.
Lo
que podemos hacer, trabajando “por descarte” y con mucha paciencia, es ir
determinando fehacientemente qué no fue Acoglanis, qué es lo que no hizo (pese
a que a menudo él afirmara justo lo contrario); una vez descartado todo eso –y eliminados
los errores, las imprecisiones, los engaños, las confusiones– nos quedará un
abanico de posibilidades un poco más acotado, a partir del cual hipotizar quién
fue realmente este personaje tan singular y misterioso… que, irónicamente,
parecía destinado a ser más conocido ya muerto que durante su vida.
L:
¿Cuáles son, dentro de su investigación, los datos erróneos que se repiten al
repasar la vida
y la obra de Ángel Acoglanis?
y la obra de Ángel Acoglanis?
S:
Los datos erróneos son muy numerosos, de hecho lamentablemente son la mayoría.
Ello
se debe a un factor tan determinante como sencillo: Ángel Acoglanis comenzó a
hacerse conocido y a tener un determinado círculo humano estable –familiar,
profesional y de amistades– cuando empezó su “vida pública” como exitoso
terapeuta (entre fines de los años ’70 y los primeros años ’80). Para entonces,
las personas que conocían el pasado de Acoglanis, es decir sus primeros
cincuenta años de vida, se contaban con los dedos de las manos y no mantenían
trato con él ni con su nuevo entorno.
Aprovechando
esta circunstancia, y por razones que de momento podemos sólo imaginar,
Acoglanis inventó una historia para ese primer medio siglo de vida; una
historia que contó con lujo de detalles y sin mayores contradicciones a
absolutamente todas las personas que lo rodeaban: amigos, pacientes, discípulos
y hasta a parte de su propia familia… decenas y decenas de personas, que jamás
imaginaron que les estaba mintiendo con absoluta desenvoltura.
Entonces,
no es casualidad que hoy prácticamente todas las fuentes de información –sean
testimonios orales o fuentes impresas y audiovisuales (incluyendo artículos,
libros, documentales, programas radiales y televisivos)– digan lo mismo: porque
todas las personas que trataron a Ángel en sus últimos diez años de vida
escucharon de él la misma historia, la tomaron como real y la reprodujeron ante
quienes más tarde les preguntaron al respecto. Por eso todas las fuentes
coinciden. Pero en este caso, la fuente de todas las fuentes es la misma y la
información es falsa.
Para
descubrir que esa información –esa “biografía oficial” de Acoglanis– no es real,
naturalmente, hubo que investigar y no limitarse a repetir lo que otros dijeron
o escribieron. Y así pudo descubrirse que todo el relato de Acoglanis es falso:
no nació en Grecia, no era doctor en medicina, no estudió en el Tíbet, no
visitó la India y Albania, no recibió una misión directamente del Dalai Lama,
no hablaba sánscrito, no se casó en primeras nupcias en 1974, no tuvo su primer
hijo poco después, y un largo e inquietante etcétera.
L:
¿Cómo surge Erks? ¿Se inspiró Acoglanis en alguna otra ciudad intraterrena
previa,
sea Shambala, Shangri-la, etcétera?
S:
La primera vez que alguien pronunció la palabra “Erks” y dijo que se trataba de
una ciudad intraterrena fue en 1983 o 1984 y el que hizo ambas cosas fue el
propio Acoglanis. Hay que desmentir sin temor a equivocarse tanto a quienes
escribieron que muchas décadas antes el supuesto maestro hermético argentino
Orfelio Ulises Terrera la mencionaba en sus poemas, como a quienes hipnotizan
que Acoglanis ya hablaba de Erks en la década del ’70.
Acoglanis y su viuda Beatriz Mühn hicieron explícita referencia a estas
fechas y explicaron cómo comenzó la historia, que surgió a raíz de una visita
de Acoglanis a la estancia uruguaya “La Aurora”, propiedad de un personaje con varios
puntos en común con Acoglanis (incluyendo su primer nombre de pila): Ángel
María Tonna, que se decía contactado por extraterrestres que vivían en una
ciudad subterránea ubicada precisamente bajo su propiedad. De modo que ya
tomando por bueno el relato “oficial”, aquí tenemos una primera fuente –si se
quiere– de “inspiración”.
Por lo demás, el propio Acoglanis mencionaba a Erks como una Shambala
latinoamericana, de modo que en este caso el símil es evidente. El propio Guillermo
Terrera no se cansaba de recalcar – oralmente y por escrito – la relación entre
Shambala y Erks.
Otras fuentes de inspiración son igualmente claras y la principal es
indudablemente cierto esoterismo de matriz teosófica (aún muy en boga, por
cierto, cuando Acoglanis era joven, en la década del ’50). Blavatsky, Besant,
Bailey eran evidentemente el pan de cada día para Acoglanis y de hecho lo
siguen siendo para sus discípulos y continuadores (reales y supuestos), empezando
por Trigueirinho.
L:
¿En qué consistían las ceremonias celebradas en Los Terrones?
S:
Esto hoy es bastante sencillo de reconstruir, pues todos los testimonios
generalmente coinciden, la única diferencia es el nivel de detalle en cada
relato.
En
Capilla del Monte, por la noche, Ángel Acoglanis (y, después de su muerte,
otras personas directa o indirectamente ligadas a él) llevaba en caravana de
automóviles a una serie de invitados desde el hotel Roma hasta la explanada de
Los Terrones.
Allí
se ponía una túnica blanca y comenzaba a cantar lo que él denominaba mantras,
pero en rigor eran cánticos bastante largos, inclusive estróficos, algunos en
castellano, otros en un idioma que él llamaba “irdín” y que – afirmaba –
hablaban los extraterrestres. Al llamado de su voz aparecían y se acercaban numerosas
luces, que él identificaba alternativamente como naves o como seres
incorpóreos. Ocasionalmente Acoglanis decía que cierta estrella – Sirio,
generalmente – no era un astro sino una enorme nave y ante su pedido la
estrella parecía apagarse.
Luego
la caravana descendía un trecho del camino recorrido y, en un recodo del mismo camino,
Acoglanis entonaba otra serie de cánticos. Acto seguido, indicaba un punto algo
alejado de la geografía serrana sobre el que se podía ver una ciudad iluminada;
decía que aquella era Erks, la antigua ciudad intraterrena habitada por seres
superiores.
Finalmente,
los autos descendían a un tercer punto del camino, había más cánticos y se
podía apreciar nuevamente la ciudad, con numerosas luces entrando y saliendo de
ella.
La
enorme mayoría de quienes participaron de estas ceremonias bajó de Los Terrones
convencida de haber tenido contacto con otra realidad y de que Acoglanis (o
quien, luego de su muerte, tomó su lugar) era un ser superior. Un par de ellos,
por el contrario, no quedaron nada impresionados y sacaron otro tipo de
conclusiones.
L:
¿Qué opina usted sobre la dicotomía entre Saruma y Acoglanis?
¿Cuál es su
postura sobre si eran dos personas o una?
S:
La situación me parece muy clara. Absolutamente toda la evidencia – tanto la
directa como la circunstancial – apunta a que el Saruma con cuerpo propio tal
como lo describía Terrera nunca existió. Aún si decidimos creer en la
existencia de un ser llamado Saruma, se trataba de algo que Acoglanis tenía
incorporado o decía tener incorporado, no de una persona de carne y hueso.
Existen
varias filmaciones, fotos y grabaciones de audio donde se puede ver y escuchar a
Acoglanis, pero ninguna donde se pueda ver a Saruma (palabra que en principio,
además, denomina una localidad de la India y no es un nombre de pila). El único
que afirmó por escrito haber tratado a un Saruma de carne y hueso distinto de
Acoglanis – y hasta en presencia del propio Acoglanis – fue Guillermo Terrera.
Hoy en día, hasta donde tengo conocimiento, hay una única persona que lo sigue
sosteniendo, su hijo Nicolás, y sin presentar prueba alguna.
Una
grabación de la voz de Saruma provista por una fuente fidedigna deja escuchar,
precisamente, la voz de Acoglanis entonando uno de sus textos en irdín. Esta
voz, inconfundible por cierto (dado que Acoglanis tenía tanto un timbre de voz
como una fonación y una dicción muy particulares), fue además reconocida por su
viuda Beatriz como la de su difunto esposo.
El
propio Acoglanis terminó haciéndose una mala opinión de Terrera y esta cuestión
con Saruma es posiblemente una de las razones por las que dejaron de
frecuentarse.
L:
¿Qué características cree usted que poseía Acoglanis a nivel sobrenatural?
S:
No puedo negar y sobre todo afirmar nada al respecto. Lo único que me consta –
pero es algo que no tiene porqué ser calificado como sobrenatural – es que
Acoglanis, sin ser doctor en medicina, tenía una impresionante habilidad para
curar en poco tiempo muchos males relacionados con huesos, músculos y nervios,
problemas que la medicina tradicional no lograba paliar.
Cómo,
dónde, cuándo y de quién exactamente aprendió técnicas alternativas de curación
tan eficaces es algo que aún no fue dilucidado, pese a que se están haciendo
esfuerzos en ese sentido. Hoy en día hay varios osteópatas y hasta médicos – en
la Argentina, Brasil y España – que utilizan con éxito el método que Acoglanis
practicaba y que les enseñó personalmente.
Si
Ángel Acoglanis realmente podía conjurar con su voz entidades lumínicas de
procedencia inexplicable, indudablemente poseía habilidades sobrenaturales. Pero
es algo que no me consta y todo indicaría que no nos podrá constar jamás a
quienes no subimos a Los Terrones de noche en su compañía.
L:
¿La formación médica de Acoglanis era académica o más bien informal?
S:
Acoglanis no estudió medicina en universidad alguna y menos que menos en
Grecia, donde afirmaba haber nacido y haberse recibido. Pese a ello, hay
esquelas impresas en las que firmaba “Dr. Ángel C. Acoglanis”. Casi todos se
referían a él como “médico griego” y lo llamaban “doctor Acoglanis”. Pero no era
doctor en medicina.
¿Cómo
logró por años ejercer impunemente la medicina sin estar legalmente habilitado
para hacerlo (más allá de que sus tratamientos fueran generalmente muy
efectivos)? He aquí una pregunta interesante cuya respuesta puede ser aún más
interesante…
L:
¿Cree usted que la vida privada de Acoglanis terminó “opacando” su actividad
como
sanador y “portero de Erks”?
S:
No sé si me expresaría en esos términos, pero indudablemente la vida y la
actividad de Acoglanis, una vez que se descartan las historias de fantasía
inventadas por él mismo y sólo recientemente aclaradas, son como mínimo
contradictorias.
Tenemos
aquí a una persona que fabuló sin cesar al menos durante los últimos quince
años de su vida (incluyendo mentiras acerca de sus credenciales académicas),
pero que está comprobado que tenía una extraordinaria capacidad para curar.
Tenemos
a una persona recordada por su círculo íntimo de los últimos años como de una
generosidad, bondad y ternura sin par, pero que abandonó a su primera familia y
renegó de ella, dejando en el más absoluto desamparo y sin la menor explicación
a una joven esposa, a un hijo de siete años y a otro de cuatro.
En
el medio de todo ello se ubica su actividad como maestro espiritual y “portero
de Erks”, que es la faceta de su vida más difícilmente comprobable y menos pasible
de estudio objetivo.
¿Qué hacer, entonces? Cuando nos dicen que
Acoglanis había incorporado a un ser espiritual superior y conjuraba a su
antojo naves extraterrestres, seres de luz y hasta una ciudad intraterrena, ¿confiamos,
pensando en el sabio y generoso sanador… o desconfiamos, teniendo presente al
fabulador que abandonó a un hijo de cuatro años? Yo no tengo respuesta.
L:
¿Cuál es su versión sobre el asesinato que sufrió Acoglanis en el año 1989?
S:
No tengo una versión, sólo intento reconstruir las piezas de un rompecabezas
complejo que hasta ahora nadie ha logrado completar. Lo que tengo claro es que
obraron varios factores y no sólo uno. La supuesta locura del asesino, su
íntimo amigo Rubén Antonio, y su satisfacción por “matar a un brujo” (así se
expresó el propio homicida) es un elemento. El drama pasional – había allí un
triángulo amoroso – es otro.
Pero
evidentemente existían otros aún, de naturaleza más sensible y seguramente muy
relacionados con el poder (sea político, militar o económico). Aunque su muerte
es el hecho más contundente y documentado en la vida de Acoglanis – fue la
primera vez que su nombre apareció en los diarios – también parece el más arduo
de desentrañar. No debe ser casual.
L:
¿Cuál es el legado, en la actualidad, de Acoglanis en Capilla del Monte y
alrededores?
S: No es exagerado decir que Ángel Cristo
Acoglanis terminó refundando Capilla del Monte. (Si era o no lo que se proponía
ya es otro tema y absolutamente abierto al debate).
En un plano muy concreto, a su llegada a la
Quebrada de Luna Acoglanis trabó amistad con Ramón Verón, el dueño de Los
Terrones, y de su bolsillo hizo el camino transitable por automotores que
existe hoy para acceder al predio. Por una gestión suya se llevó energía
eléctrica a la zona. También por su iniciativa se iniciaron gestiones para
paliar la escasez de agua en el verano. Está fuera de toda duda: Los Terrones
no serían el conocido atractivo turístico que son hoy sin la intervención de
Acoglanis.
Pero los planes de Ángel iban aún
más allá. En 150
hectáreas adquiridas al pie de Los Terrones iba a levantar
– con una inversión que imaginamos millonaria – un gran centro de salud
integral, donde se atendieran tanto las enfermedades del cuerpo como los
problemas del espíritu; todo ello, a la sombra del cerro Uritorco y a minutos
de Los Terrones, el “altar mayor” para el contacto con Erks… una combinación
explosiva. Este proyecto quedó trunco con su muerte, pero puede imaginarse
fácilmente el impacto que hubiera significado para la zona de Capilla del
Monte.
Las vueltas del destino pueden ser
muy curiosas: finalmente en vez de un único centro holístico de sanación hoy
Capilla está repleta de terapeutas alternativos de todo tipo, pero trabajando
cada uno por su cuenta y el proyecto del gran centro de salud es sólo un
recuerdo.
Ya en otro plano de análisis, recordemos
que Capilla del Monte era un destino turístico absolutamente menor hasta la década
del ’80 inclusive. Si hoy el pueblo se ha vuelto ciudad, si un porcentaje
altísimo de su actual población proviene de grandes ciudades, si ahora todos
los veranos estalla de turistas, si recientemente se ha transformado en una
meca de buscadores espirituales de toda índole, se debe a la historia de Erks,
que es algo enteramente generado por Ángel Acoglanis.
Permítaseme un juego de palabras:
Acoglanis terminó siendo el ángel de Capilla del Monte. Hoy muchas personas
viven allí por él y algunas viven de lo que él generó.
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Sobre
la investigación de Cescato, más datos en: http://www.ezpress.it/flip/xtimes/55/files/assets/basic-html/page5.html
Véase: http://www.lafarium.com.ar/index03.html
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