Los Extraplanetarios
de Baavi
Antecedentes del
affaire Ummo
Primera Parte
Débora Goldstern ©
«Estas dos hermanas fueron santas maestras, junto con otros dos hombres pequeños que dijeron que eran hombres de Baawi. Dijeron: "La gente ha venido del cielo a la tierra, y otras personas han sido levantadas de la tierra al cielo» Las Enseñanzas de Emmanuel, 1963.
Nuestro primer artículo e investigación exclusiva, para Crónica Subterránea, iniciando este 2018. Atienda el lector!
Tiempo antes que el caso Ummo hiciera su irrupción, existió un
expediente poco reseñado, y cuya vinculación con el archivo español, cuenta con
elementos distintivos entre ambos sucesos, convirtiéndolo en una historia
vital, especialmente por el modelo emergente del mismo, más tarde imitado hasta
el hartazgo.
Según se narra en su historia, aquel evento tuvo
lugar en la década el cuarenta, aunque tardaría veinte años en darse a luz. El
escenario elegido fue la Argelia Francesa, donde este avistamiento y posterior
abducción ovni, se hizo presente.
Pero vayamos a los hechos. Debemos al escritor de
origen galo Robert Charroux, uno de los padres del llamado Realismo Fantástico,
quién diera a conocer, aquello, que en círculos ufológicos más tarde se
conociera, como “los extraplanetarios de Baavi”. La primera vez que Charroux
incluyó el tema en una de sus obras fue en 1964, donde en El Libro de los Secretos Descubiertos, se retratara aquella
aventura, iniciada con una misiva que le fuera remitida por un misterioso
desconocido, al cual se apodara MNY.
«Señor
Lo que le escribo no es un cuento
maravilloso, y tampoco un relato de ciencia ficción. Las informaciones que
estoy encargado de transmitirle se irán completando unas a otras para
constituir un todo homogéneo, y tal vez hasta las últimas palabras de mi última
carta no tendrá usted la certeza de que el corresponsal ocasional que soy yo,
nunca ha tenido en ningún momento, el deseo engañarle» (Charroux 1964, 286)
Aunque Charroux era un ferviente convencido de antiguas
visitas alienígenas en el pasado del planeta, tenía sus reservas antes los
avistajes de ingenios celestes, que por aquellos días tenían a los reportes de
prensa ocupados. Sin embargo, en cuanto recibió la carta manifestó rápida
simpatía por su interlocutor, aduciendo:
«La documentación recibida
posteriormente –de la que daremos los extractos principales – nos convenció de
que MNY era un hombre de una honradez perfecta, y que indiscutiblemente era
enviado por un grupo de seres interplanetarios o terrenos que incluían en su
seno a sabios de elevadas cualidades; físicos, químicos, biólogos, gramáticos,
matemáticos, arqueólogos, etc. Los seres de este grupo son hombres de Próxima
Centauri, y han llegados en ingenios interplanetarios a nuestro planeta:
honestamente debemos decir que nada sabemos de ello. Pero la existencia de esta
sinarquía, de esta Central secreta notablemente organizada desde hace muchos
años, cuando no de siglos, demuestra que una política oculta muy poderosa,
opera actualmente por encargo de una gran nación y que cuenta, quizá, con el
apoyo de un jefe de Gobierno que tiene autoridad sobre más de 700 millones de
individuos» (Charroux 1964, 286-287)
Una de las primeras preocupaciones de
los intrépidos visitantes, continuando con la carta redactada por MNY a
Charroux, era su temor al salto nuclear, que durante la Segunda Guerra Mundial
inició sus primeros pasos, con la detonación atómica provocada por los
norteamericanos en suelo japonés. Los cosmonautas de Baavi hablando de su
tecnología de punta, hicieron hincapié en la posesión de una extraña aeronave
llamada vaidorges[1]
descrita:
«como dotada por una velocidad superlumínica
que les permite entrar en el tiempo, es decir efectuar los mayores recorridos
en pocos minutos de tiempo positivo, o incluso en tiempo negativo, lo cual
significa, en otras palabras, que estos cosmonautas pueden llegar a término la
víspera de su marcha» (Charroux 1964, 287)
Otras de sus ocurrencias, fue mencionar la
existencia de bases secretas en la tierra, marcando como un punto de
importancia las Islas del Archipiélago de Las Maldivas, en el océano Índico,
sur de la India. También se cita la existencia de cierta documentación donde
los baavianos se explayan sobre su civilización, gramática, alfabeto, y
ciencias.
La cuestión bíblica se ve afectada con la
afirmación que los baavianos tuvieron contactos en el pasado con hombres de la
tierra, especialmente con sus mujeres, así como con seres de Marte, que más
tarde ante las condiciones de deterioro sufrido por el gigante rojo, buscaron
refugio en las planicies del Tíbet, convirtiéndose en los padres de la actual
raza amarilla
Acerca de su cultura, los baavianos
explicaron que su sociedad no se centra en la familia, así como su práctica en
materia económica, los acerca al comunismo, donde en la tierra, China, sería su
ideal. Hablan de haber vencido el ciclo de la muerte, alcanzando la
inmortalidad, por lo cual, se ven obligados a practicar el control natal. Cuentan
también en su planeta, conviven con una especie de gigantes, que curiosamente
llaman YETIS, utilizados por ellos en tareas menores. La famosa piedra de
Baalbek, incrustada en el Líbano, fue obra de sus conocimientos antigravitatorios
y de levitación[2],
que los terrestres heredaron como legado.
No obstante aunque Charroux abrazara el
mensaje como posible, cierra su capítulo con algunas reflexiones, donde acusa
la ausencia de pruebas más sustanciales que den crédito a los enunciados de MNY.
«¡Pues bien! ¡Ahora sabéis lo esencial
sobre el misterio de los ingenios intergalácticos y sobre los maestros ocultos
de nuestro planeta! ¡Falta saber si este relato constituye la más grande
revelación del siglo o se trata de una broma notablemente montada! Señalamos de
entrada que, al igual que en las historias de los platillos voladores, no se
nos aporta ninguna prueba material de la realidad de los hechos. Nada de
ingenio expuesto al público, nada de “hijos del Sol”, que entren en contacto
con personalidades políticas o científicas, lo cual sería de la más elemental
cortesía, notablemente por lo que se refiere a Inglaterra, a la que pertenecen
las Islas Maldivas; nada de divulgación concreta que pueda acreditar la elevada
ciencia de esos “Conocedores” poseedores del secreto de la inmortalidad: por
ejemplo, los remedios contra el cáncer, el eccema, incluso contra el simple y
tenaz reúma del cerebro. ¡Para una gente que, según su propia confesión, violan
nuestro cielo planetario y aterrizan sin avisar en nuestros campos de alfafa y
nuestros pastizales, el procedimiento es bastante singular! » (Charroux 1964,
295)
En definitiva Charroux no descartaba se
ocultara algún activismo chino, en tal insólito testimonio, bajo la fachada de
un supuesto mensaje extraterrestre. Pero la historia de los interplanetarios
baavianos no caería en saco roto, y en libros posteriores volverían pronto a la
carga, retomados por un Charroux entre fascinado y atribulado, ante semejante
divulgación.
Una de esas ediciones sería The Mysterious Unknown («Nuestros
Antepasados Extraterrestres»), que publicado en 1969, vuelve a presentar en uno
de sus capítulos más narrativas de los Baavian.
Cabe destacar que esta vuelta
de misterioso contactado MNY, coincide con la explosión que pronto sacudiría al
mundo a través del caso UMMO.
Pero continuemos con nuestro hombre y Charroux.
En un claro intento por impresionar al investigador francés, MNY presentó esta
vez una abultada documentación como para ratificar su versión, con el fin de
convencer a un ahora desconfiado escritor. Fue así que de la noche a la mañana,
intricados planos mostrando el funcionamiento de máquinas aéreas como por
ejemplo del vaid (nave espacial), y otros inventos, surgieron como
esplendorosas muestras de una tecnología extraterrestre, puesta al servicio del
hombre.
Diría Charroux:
«Descripciones de naves espaciales
intergalácticas, construidas sobre un sistema que en algunos detalles era
completamente diferente de cualquier ciencia terrestre. Invención de un sistema
de sincronización, una filosofía. Documentos escritos en armenio y que
establecen los fundamentos de la ciencia de Baavian. Uno solo podría
preguntarse si alguien se tomaría la molestia de resolver algo tan completo
simplemente por el bien de sacarle partido a la gente. Es cierto que no sería
la primera vez que alguien inventó una nueva forma de escritura. Pero también
significaría que MNY, se había tomado la molestia de inventar una ciencia, un
sistema de sincronización de pesos y medidas, de filosofía y ética. En resumen,
todo eso implicaría una gran cantidad de trabajo para un solo individuo, cuya
personalidad sería de gran respeto si fuera lo que dice ser, y cuya habilidad
inventiva debe ser admirada si fuera un impostor. Por estas razones le propuse
publicar algunas de las asombrosas revelaciones contenidas en sus archivos: Un hombre que desde la Tierra fue hacia el
planeta Baavi, y cuenta la historia de sus aventuras en aquel viaje
interplanetario» (Charroux 1969, 307-308)
Pero la apuesta mayor tuvo al propio
MNY, del cual Charroux logró arrancarle algunas confesiones extras sobre sus
inicios con los baavis de Alfa Centauris, que por primera vez se atrevió a
relatar.
La trascripción de lo sucedido es más o
menos lo siguiente:
«En 1934, MNY … estaba en el sur de
Argelia, en las mesetas, entre el valle del Ighargharen, que domina el Tassili
de los Ajjer (o Azdjer) y el valle de Issauán. Allí encontró a un viejo
sahariano que contaba extrañas historias, pero al que no tomaban muy en serio
ni los indígenas, ni los escasos europeos que a veces paseaban por estos
lugares. Nuestro informador supo establecer lazos de simpatía con aquel viejo,
y un día éste le condujo a una gruta donde desenterraron una jarra plana
hundida en la arena que allí había acarreado, seguramente, el viejo del desierto.
En la jarra había una piel cosida, cuya costura parecía relativamente reciente.
MNY … cortó los hilos y vio que el paquete contenía: un libro manuscrito de
pensamientos y fórmulas, y entre dos páginas del libro, dos pergaminos escritos
en una lengua que parecía armenio, y cuyo texto, se supo después, reproducía
cinco aforismos de los baala. El guía no pidió dinero en compensación de la
molestia que se había tomado, lo cual no dejo de intrigar a MYE Cómo habían
sido enterrados esos pergaminos en el Tassili, porque divulgó la cosa el viejo
sahariano, y porque milagro un texto armenio resultaba ser una transcripción de
documentos del planeta Baavi, no lo sabemos y el propio MYE … lo ignoraba
también. En todo caso pensamos que este descubrimiento, más o menos fortuito,
fue el hilo conductor tendido por “iniciadores” para conducir a MYE … hacia
ellos» (Charroux 1969, 310)
Enmarcados dentro de un lenguaje
científico, los documentos hacían gala de su supuesta sapiencia en la materia.
«El espacio en una galaxia y en una
agrupación galáctica, no es el espacio-axioma absoluto. En el medio, que sirve
de centro a mundos de tres dimensiones. En el espacio, axioma absoluto, el
movimiento tiempo no existe. El presente extracósmico es la esencia misma del
espacio-axioma “absoluto”. (Más “claro”: es la esencia misma del universo, que
no es ni elemento ni vital)» (Charroux 1969, 311)
Pero Charroux duda, y decide someter los
supuestos manuscritos encontrados por MYE a un filólogo armenio, quién
consultado proclama:
«no tienen ningún valor. Son, o bien
falsificaciones, o textos en clave, en los que cada letra francesa ha sido
reemplazada por la letra armenia correspondiente» (Charroux 1969, 311)
Sin percatarse, este estudioso acababa
de hacer un aporte significativo para ir desentrañando el enigma, que más
adelante retomaremos.
Otras de las historias que MYE narró a
Charroux llevó su relato hacia un punto aún más alto, redoblando la apuesta en
cuanto a su valor como testigo de contacto. El diálogo entre ambos resulta
imperdible.
«Durante la guerra, o sea, entre 1940 y
1945, el señor MYE … desapareció por dos meses. Era una época alterada en que
uno no iba por gusto a la comisaría, ni a otros centros oficiales, y, en pocas
palabras, la familia del desaparecido le creyó muerto y se vistió de luto.
–Yo
había acudido a una cita-dijo MYE … las gentes a quiénes iba a ver me
inspiraban confianza, y ellas, a su vez tenían confianza en mí. Me llevaron
consigo a Baavi.
–Veamos, veamos –objetamos nosotros-, la
cosa no ha pasado así. Fue necesario que abandonase usted su casa, que tomase
primero su coche, un taxi o un tren; durante la guerra, los medios de
comunicación eran casi inexistentes o precarios. ¿Cómo habría usted acudido a
la cita?
–En tren hasta Cosne-sur-Loire. Un coche
tirado por un solo caballo me transportó durante unas dos horas. A pesar de la
noche y la dificultada de visión, me llamó la atención un nombre: Villaine,
pero no era éste el fin del viaje.
–Ha visto usted el aparato que iba a
llevarle?
–Evidentemente. -¿Lo tocó usted antes de
subir?
–Toqué el “sas” de entrada, que estaba a
1,50 metros del suelo. Bien, necesitaba apoyarme en él para subir.
–Y en ese momento, ¿se sentía usted como en
segundo estado, tenía toda lucidez, o bien transcurría todo como en un sueño?
–
Estaba emocionado pero perfectamente lúcido. Lo más sorprendente es que me
encontré en estado de ingravidez, desde que hube atravesado el “sas”. El
aparato se elevó verticalmente y tomó su vuelo sobre el eje aproximativo Auxerre-La Rochela» (Charroux 1969, 313)
En otro párrafo diría:
«El viaje duró una hora y media. Todo
pasó muy deprisa; pero una vez allí, debo decir que mi lucidez ya no estaba
conmigo. El platillo volante –el vaid-
pasó a la velocidad gravital y después, con sus ocupantes, al antitiempo. Supe
después que, antes de bascular el vaid,
aceleró a 872.000 unidades gravitales terrestres, y que basculó tres veces en
el trayecto Tierra-Alfa del Centauro» (Charroux 1969, 313)
En una descripción casi escapada de las
mil y una noches, Charroux decidió presionar al evasivo MYE.
«-¿Ha traído usted fotos, algún objeto,
un film, un testimonio de su temporadita en Baavi?
-No, porque cuando subí al platillo, y
también al bajar estaba completamente desnudo.
-¿Entonces cómo será posible creer a los
terrícolas lo que usted cuenta? Sabe usted muy bien que en nuestros días, hace
falta una prueba para que a uno lo tomen en serio.
-Muy justo –dice MYE …-, Usted no tiene
obligación de creer en mi palabra …, pero puedo revelar el secreto de la
antigravitación y el de la fabricación de los platillos. Usted hará que todo
físico que lo desee de su parecer de experto sobre los documentos. Si estos
datos son válidos, entonces es preciso que me crean. Si sólo son divagaciones,
usted sacará la conclusión que le imponga» (Charroux 1969, 315)
Aunque Charroux presentó algunos
aspectos del caso Baavi, omitió quizás como una forma de salvaguardar al
testigo MYE, apuntes sobre su verdadera identidad, que permitiría arrojar más
luz sobre la controvertida historia. Hubo que esperar algunas décadas para que
finalmente se pudiera develar, quién se refugiaba tras el alias del denominado
MYE.
Top Secret, revista que develó, la verdadera identidad de Emen-Ys. |
Todo se precipitó en marzo de 2011,
cuando el escritor francés Pierre Oul’Chen publicó en la revista Top Secret un
artículo[3]
sobre los baavis, descubriendo en realidad que tras MYE se revela Stephan
Ritchen, según narra Alain Moreau[4] en
su sitio Mondenouveau.
«Hace un trato con él, y ambos
van al sudeste de Argelia, al pie del Tassili N-Ajjer. Los comienzos de su
expedición son infructuosos. Terminan encontrando un frasco sellado, lo abren y
los dos hombres dejan manuscritos en árabe antiguo, que se podrían remontar al año 800. Stephan está un poco
decepcionado, paga lo que había prometido al anciano y se va solo, se une a una
caravana que regresa a Mogodor (Essaouira), Marruecos» (Moreau, A. Le contacté S.
Ritchen, planète Bâavi [en línea] 2016. http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/ [Consulta:28-02-2018.]
Sin embargo entre los pergaminos,
Ritchen, se topa con documentos que parecían más antiguos, con un tipo de
escritura desconocida, aunque al parecer guardan alguna relación con la grafía
china, según sabría más tarde. En 1944 plena guerra mundial, se alista como
oficial de enlace francés, para las fuerzas británicas, siendo durante éste
período que sería abordado por lo insólito.
El artículo de Pierre Oul'Chen, sobre el contacto de 1944. |
«Una noche de noviembre de 1944, fue emboscado, y cuatro hombres lo obligan a subir a un carro tirado por un caballo. La tripulación se detuvo en un claro. Stephan Ritchen descendió. Fue entonces cuando este último se enfrentó a lo extraordinario: un aparato desconocido, inmóvil y silencioso. Los secuestradores desvistieron a Stephan Ritchen y le secuestraron el famoso pergamino (que siempre tenía guardado con él).
Una especie de gigante vestido de blanco
y con casco, le hizo subir al aparato donde le entregaron lo que evocaba un
traje espacial. Stephan Ritchen desapareció durante dos meses antes de
reaparecer en Mongolia.
Su nuevo apellido se conoció desde
entonces como Emen- Ys (EM-Y). A su regreso a la Tierra, sus captores le habían
devuelto la ropa, junto con el pergamino y salvoconducto para todo el
territorio chino. Desde enero de 1945, Emen-Ys cruzó China (con la intención de
unirse a Francia), pero los ingleses lo llevaron de regreso a Hong Kong. Luego
se unió a Rusia, regresando a Siberia donde se hizo amigo de un trampero ruso.
Con éste último pasó por Alaska a través del Estrecho de Bering. Los dos
viajeros viajaron por todo Estados Unidos, cruzando el Amazonas y la Cordillera
de los Andes en busca de antiguas civilizaciones[5].
Emen- Ys dijo que estaba buscando rastros de contactos extraterrestres que se
remontan al período maya.
En 1963, Emen-Ys y su amigo
decidieron regresar a Asia. Emen-Ys pasó un año en las mazmorras chinas.
Considerado un sujeto ruso, Emen-Ys fue enviado de regreso a Siberia, siempre
en compañía de su amigo trampero. Este último murió en 1965 en el hospital de Deverkhoyansk
en el noroeste de Siberia. Las autoridades rusas cuestionaron a Emen-Ys. Se casó
en Febrero de 1967 con una enfermera rusa (Yoroel), y ambos se establecieron en
Mongolia» (Moreau, A. Le contacté S. Ritchen, planète Bâavi [en línea]. http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/ [Consulta:28-02-2018.]
Según sigue
relatando este autor, en enero de 1968 se produce el segundo viaje de Ritchen a
Baavi, que lo tendrá visitando ese planeta hasta setiembre del mismo, y que lo
depositará a su regreso en Francia, aunque luego volvería a tierras mongolas,
donde empezaría a escribir sus experiencias con los baavianos. Desde allí
nacería un grupo clave en cuanto a divulgación, Le resau Baal Contrat (La Red de Contrato Baal).
El grupo dio lugar a una serie de obras
circuladas de manera bastante confidencial en forma de monografías, resumiendo
la idea de los pensamientos de los baavis, y de los viajes de Emen-ys a Baavi.
En 1970 nace DM como órgano difusor de la Le resau Baal Contrat, y que además de
Francia, el grupo extenderá sus filiales a Bélgica, y más tarde a otros países.
El enigmático Jean Roy. |
Luego del fallecimiento de su esposa,
Ritchen decide retirarse a las montañas de Altai en Mongolia, donde fallecerá
en 1975. Quién proporcionara toda esta información para el artículo de Pierre Oul’chen,
fue Jean Roy, medio hermano de Ritchen y quién curiosamente es citado por
Charroux en El libro del pasado
Misterioso, 1973, a través de un retrato, como «representante en la Tierra
de los extraplanetarios de Baavi», aunque sin brindar datos adicionales de esta
inclusión, a todas luces de importancia en el caso.
La omisión es más inquietante porque
Stephan Ritchen, ahora reconvertido en Emen-Ys, sigue siendo invisible ante la
ausencia de fotografías, lo cual lleva a cuestionar porqué se presenta a Roy en
el texto de Charroux, y no su hermanastro de mayor importancia, cuyo rastro
sigue ausente.
Esta cuestión me llevó a tratar de
ahondar en la información de este expediente, que me permitieran aportar más
pistas al respecto.
Un nombre, Roger Lorthioir, fue clave para iniciar mi
pesquisa. Quién fuera presidente de la Federación Belga de Ufología, es
mencionado como receptor de cartas por parte de Ritchen, que al parecer además
de Charroux, inició contacto con otros investigadores.
Lamentablemente Lorthioir se encuentra
fallecido, pero puede acceder al ufólogo belga, Thierry Rodhan[6],
quién fuera cercano a Lorthioir, accediendo amablemente a una entrevista.
[1] Término de
ascendencia tibetana, y comparado en funcionamiento con los vimanas hindúes.
Según se narra, estos dispositivos, «pueden moverse a una velocidad mayor que
la luz y viajar en el tiempo, incluido el tiempo negativo, lo que permite por
ejemplo, llegar a una meta un día antes de la partida» (Moreau, A. Le contacté
S. Ritchen, planète Bâavi [en línea]. http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/ [Consulta:28-02-2018.]
[2] Esta referencia,
como bien advierte Charroux, tiene su
origen en el trabajo del profesor bielorruso, M. Agrest, que en 1959 lanzara
esta hipótesis.
[3] Oul’Chen, P.
Ovni : 1944 Le premier contact , Les mystères du Réseau Bâal Contrat, 2011. En:
Top Secret, nº 53, feb-marz, p.14-19.
[4] (Moreau, A. Le
contacté S. Ritchen, planète Bâavi [en línea] 2016.
http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/
[Consulta:28-02-2018.]
[5] Similar
exploraciones haría durante la década del cincuenta y sesenta George Hunt
Williamnson, conocido contactado norteamericano, autor de El
Secreto de los Andes y otros libros, narrando sus pesquisas, y quién
participara en el primer contacto de Adamski, con un supuesto venusino,
desierto de Mojave, USA, 1952.
[6]
Editor en
jefe de la revista ParadoXe y presidente de Rencontres de l'Extraordinaire. Actualmente
reside en Koekelberg, Bélgica.
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