EL LABERINTO DE HERODOTO
Débora Goldstern
Hoy nuestra crónica subterránea referirá una narración que dejara Herodoto de Halicarnaso, considerado el padre de la historia, donde menciona la existencia de una su superconstrucción subterránea en forma de laberinto, que el rapsoda griego dijo haber contemplado en su visita al país de las pirámides.
Débora Goldstern
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Según se desprende de su escrito, su realización superaba en majestuosidad a los demás monumentos egipcios, lo cual convertía a ésta edificación, en una de las obras más importantes de su tiempo.
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Alegan que Herodoto exageraba alguna de sus descripciones, con el objeto de impresionar a sus contemporáneos.
Para nosotros en cambio, el Laberinto representa un eslabón más dentro de este complejo mundo subterráneo.
Ojos atentos descubrirán que tras el velo aparente del texto, hay todo una simbología secreta, que aún resta descifrar.
Los Nueve Libros de la Historia
Libro II -Euterpe
CXLVII. Voy a referir lo que sucedió en aquel país, según dicen otros pueblos y los naturales asimismo confirman, sin dejar de mezclar en la narración algo de lo que por mí mismo he observado. Viéndose libres e independientes los egipcios después del reinado del mencionado sacerdote de Vulcano, y hallándose sin rey, como si fueran hombres nacidos para servir siempre a algún soberano, dividieron el Egipto en doce partes, nombrando doce reyes a la vez[111]. Enlazados mutuamente desde luego con el vínculo de los casamientos, reinaban éstos, atenidos a ciertos pactos de que no se quitarían el mando unos a otros, que ninguno de ellos pretendería lograr más autoridad y poder que los demás, y que todos conservarían entre sí la mejor amistad y más perfecta armonía. Movióles a convenir en esta mutua igualdad y alianza común, y a procurarla consolidar con toda seguridad y firmeza, un oráculo que les anunció, apenas apoderados del mando, que vendría a ser señor de todo el Egipto aquel de entre ellos que en el templo de Vulcano libase a los dioses en una taza de bronce; aludiendo el oráculo a la costumbre que observaban de sacrificar juntos en todos los templos.
Los Nueve Libros de la Historia
Libro II -Euterpe
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En las piezas superiores, que cual obra más que humana por mis ojos estuve contemplando, admiraba atónito y confuso sus pasos y salidas entre sí, y las vueltas y rodeos tan varios de aquellas salas, pasando de los salones a las cámaras, de las cámaras a los retretes, de éstos a otras galerías, y después a otras cámaras y salones.
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CXLIX. Más aunque sea el laberinto obra tan rica y grandiosa, causa todavía mayor admiración la laguna que llaman Meris, cerca de la cual aquel se edificó. Cuenta la laguna de circunferencia 3.000 estadios, medida que corresponde a 60 schenos, los mismos cabalmente que tienen, de longitud las costas marítimas de Egipto; corre a lo largo de Norte a Mediodía, y tiene 50 orgias de fondo en su mayor profundidad[113]. Por sí misma declara que es obra de manos y artificial.
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CL. Más notable es lo que me decían los naturales, que el agua de su laguna, corriendo por un conducto subterráneo tierra adentro hacia Poniente, y pasando cerca del monte que domina a Menfis, iba a desembocar en la sirte de la Libia[115]. No viendo yo en parte alguna amontonada la tierra que debió sacarse al abrir tan gran laguna, movido de curiosidad, y deseoso de saber qué se había hecho de tanto material excavado, pregunté a la gente de los alrededores dónde estaba la infinita arena extraída de aquella hoya. Diéronme a esto satisfacción y respuesta, y de ella quedé persuadido apenas me la indicaron, sabiendo que en Nino, ciudad de los asirios, había sucedido un caso muy semejante al que referían. Allí unos ladrones concibieron el designio de robar los muchos tesoros que Sardanápalo, hijo de Nino[116], en un erario subterráneo tenía cuidadosamente guardados.
Aliens in Old Egypt
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