Hace una semana atrás supimos del fallecimiento del investigador de origen ruso, Zecharías Sitchin. Recordemos que este estudioso, experto en lenguas muertas, popularizó la tesis de dioses extraterrestres, a los cuales denominó Annunakis, afincados en un pasado remoto en la antigua Sumeria, hoy actual Irak.
Sitchin creía que estos viajeros espaciales, originaron la vida humana en la Tierra, atribuyéndole las facultades de dioses creadores.
Esta idea central lo plasmó en un primer trabajo que lo convirtió en una celebridad a nivel mundial, El 12º Planeta, a la cual le siguieron una veintena de obras, donde volvió a tratar el tema una y otra vez, convencido de la realidad de una saga que creyó real hasta su desaparición.
Alguna vez en Crónica Subterránea hablamos sobre el legado de Sitchin, que para quién escribe, no termina de convencer con su visión tan particular de la protohistoria, un tanto alejada de la evolución tal cual está concebida.
Quizás una de los conceptos menos compartido, es el desarrollo de una idea que pretende conferir a sus dioses Annunakis las facultades de dioses absolutos, responsables de toda la cultura civilizadora tal cual la conocemos en la actualidad, y que según sostenía nació en Oriente y luego se expandió hacia el resto del planeta.
Discutido o no, Sitchin se convirtió en un referente respetado y cuya palabra tuvo eco entre sus innumerables seguidores, quiénes adoptaron sus Anunnakis, como fuente histórica válida, a pesar de carecerse de mayores evidencias.
Más allá de estas miradas no siempre coincidentes, queremos rescatar uno de los textos fundamentales extraído de El 12º Planeta, y con el cual encontramos sintonía especial.
Se trata del nacimiento del Lulu, el hombre!

La Creación del Hombre La afirmación, registrada y transmitida por los sumerios, de que el «Hombre» fue creado por los nefilim, parece entrar en conflicto, a primera vista, tanto con la teoría de la evolución como con los dogmas judeo-cristianos basados en la Biblia. Pero, de hecho, la información contenida en los textos sumerios -y sólo esa información-puede afirmar tanto la validez de la teoría de la evolución como la verdad del relato bíblico, y demostrar que, en realidad, no existe conflicto alguno entre ambas. En la epopeya «Cuando los dioses como hombres», en otros textos concretos y en referencias de pasada, los sumerios describieron al Hombre no sólo como una creación deliberada de los dioses, sino también como un eslabón en la cadena evolutiva que comenzó con los acontecimientos celestes descritos en «La Epopeya de la Creación». Sosteniendo la firme creencia de que la creación del Hombre fue precedida por una era durante la cual sólo los nefilim estaban en la Tierra, los textos sumerios registraron, caso por caso (por ejemplo, el incidente entre Enlil y Ninlil), los acontecimientos que tuvieron lugar «cuando el Hombre aún no había sido creado, cuando Nippur estaba habitado sólo por los dioses». Al mismo tiempo, los textos también describieron la creación de la Tierra y la evolución de la vida de plantas y animales en ella, y lo hicieron en unos términos que se conforman a las actuales teorías evolucionistas. Los textos sumerios afirman que, cuando llegaron los nefilim a la Tierra, aún no se habían extendido por ésta las artes del cultivo de cereales y frutales, así como la del cuidado del ganado. Del mismo modo, el relato bíblico sitúa la creación del Hombre en el sexto «día» o fase del proceso evolutivo. El Libro del Génesis afirma también que, en un estadio evolutivo anterior: Ninguna planta de campo abierto había aún sobre la Tierra, ninguna hierba que es plantada había germinado todavía... Y el Hombre no estaba todavía allí para trabajar el suelo. Todos los textos sumerios afirman que los dioses crearon al Hombre para que hiciera el trabajo de ellos. Explicado en boca de Marduk, la epopeya de la Creación da cuenta de la decisión: Engendraré un Primitivo humilde; «Hombre» será su nombre. Crearé un Trabajador Primitivo; él se hará cargo del servicio de los dioses, para que ellos puedan estar cómodos. Los términos que sumerios y acadios utilizaban para designar al «Hombre» hablan a las claras de su estatus y de su propósito: el Hombre era un Mu (primitivo), un Mu amelu (trabajador primitivo), un awilum (obrero). Que el Hombre hubiera sido creado para servir a los dioses no resultaba en absoluto una idea chocante o extraña para los pueblos antiguos. En los tiempos bíblicos, la divinidad era «Señor», «Soberano», «Rey», «Amo». La palabra que, normalmente, se traduce como «culto» era, en realidad, avod (trabajo). El Hombre antiguo y bíblico no daba «culto» a su dios; trabajaba para él. Pero, en cuanto la deidad bíblica (al igual que los dioses de los relatos sumerios) creó al Hombre, plantó un jardín y puso al Hombre a trabajar en él: Y el Señor Dios tomó al «Hombre» y lo puso en el Jardín del Edén para que lo labrase y cuidase. Más adelante, la Biblia describe a la Divinidad «paseando por el jardín a la hora de la brisa», ahora que el nuevo ser estaba allí para cuidar del Jardín del Edén. ¿Tan lejos se encuentra esta versión de aquello que dicen los textos sumerios acerca de que los dioses exigieron trabajadores para, así, poder ellos descansar y relajarse? En las versiones sumerias, la decisión de crear al Hombre se, adoptó en la Asamblea de los dioses. De manera significativa, el libro del Génesis, que, supuestamente, ensalza los logros de una sola Deidad, utiliza el plural Elohim (literalmente «deidadej») para denotar a «Dios», y nos hace un sorprendente "comentario: Y Elohim dijo: «Hagamos al Hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra»" ¿De quiénes está hablando no la singular, sino la plural deidad, y quiénes eran esos «nosotros» en cuya plural imagen y plural semejanza había que hacer al Hombre? El libro del Génesis no nos da la respuesta. Después, cuando Adán y Eva comieron del fruto del Árbol del Conocimiento, Elohim hace una advertencia a los mismos colegas anónimos: «He aquí que el Hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal». Dado que el relato bíblico de la Creación, al igual que otros relatos de los comienzos en el Génesis, proviene de fuentes sumerias, la respuesta es obvia. Al condensar los muchos dioses en una única Deidad Suprema, el relato bíblico no es más que una versión revisada de los informes sumerios sobre las discusiones en la Asamblea de los Dioses. El Antiguo Testamento se esfuerza por dejar claro que el Hombre no era un dios ni era de los cielos. «Los Cielos son los Cielos del Señor, a la Humanidad la Tierra Él le ha dado». El nuevo ser fue llamado «el Adán» porque fue creado del adama, de la tierra, del suelo de la Tierra. En otras palabras, el Adán era «el Terrestre». Careciendo sólo de cierto «conocimiento», así como de un período de vida divino, el Adán fue creado en todos los demás aspectos a imagen (selem) y semejanza (dmut) de su(s) Creador (es). El uso de ambos términos en el texto se hizo para no dejar duda de que el Hombre era similar a (los) Dios(es) tanto en lo físico como en lo emocional, en lo externo y en lo interno. En todas las antiguas representaciones artísticas de dioses y hombres, la semejanza física es evidente. Aunque la advertencia bíblica en contra de la adoración de imágenes paganas diera pie a la idea de que el Dios hebreo no tenía imagen ni semejanza, el Génesis, al igual que otros informes bíblicos, atestigua todo lo contrario. El Dios de los antiguos hebreos se podía ver cara a cara, se podía luchar con él, se le podía escuchar y hablar; tenía cabeza y pies, manos y dedos, incluso cintura. El Dios bíblico y sus emisarios parecían hombres y actuaban como hombres, porque los hombres fueron creados a semejanza de los dioses y actuaban como los dioses. Pero en esta cosa tan simple subyace un gran misterio. ¿De qué manera una nueva criatura pudo ser, física, mental y emocionalmente, una réplica virtual de los nefilim? Realmente, ¿cómo fue creado el Hombre? El mundo occidental hacía tiempo que estaba entregado a la idea de que, creado deliberadamente, el Hombre había sido puesto en la Tierra para someterla y ejercer su dominio sobre todas las demás criaturas. Después, en noviembre de 1859, un naturalista inglés llamado Charles Darwin publicó un tratado llamado On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favou-red Races in the Struggle for Life. Resumiendo cerca de treinta años de investigación, el libro añadía, a los conceptos previos sobre la evolución natural, la idea de una selección natural como consecuencia de la lucha de todas las especies -tanto de plantas como de animales- por la existencia. El mundo cristiano ya se había llevado un golpe cuando, desde 1788 en adelante, destacados geólogos habían comenzado a expresar su creencia de que la Tierra tenía una gran antigüedad, mucho mayor que la de los más o menos 5.500 años del calendario hebreo. Pero lo explosivo del caso no fue el concepto de evolución como tal; estudiosos anteriores ya habían observado este proceso, y los eruditos griegos del siglo iv a.C. ya habían recopilado datos sobre la evolución de la vida animal y vegetal. El terrible bombazo de Darwin consistió en la conclusión de que todos los seres vivos -incluido el Hombre- eran producto de la evolución. El Hombre, en contra de la creencia sostenida entonces, no había sido generado espontáneamente. La reacción inicial de la Iglesia fue violenta. Pero, a medida que los hechos científicos concernientes a la verdadera edad de la Tierra, la evolución, la genética y otros estudios biológicos y antropológicos salían a la luz, las críticas de la Iglesia iban enmudeciendo. Parecía que, al final, las mismísimas palabras del Antiguo Testamento hacían indefendible el relato del Antiguo Testamento; pues, ¿cómo iba a decir un Dios que no tiene cuerpo y que está universalmente solo: «Hagamos al Hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra»"? Pero, realmente, ¿no somos más que «simios desnudos»? ¿Es que el mono no está más allá de la distancia de un brazo, evolutivamente hablando? ¿Es que la musaraña arborícola es un ser humano que aún no se pone de pie ni ha perdido la cola? Como ya mostramos al comienzo de este libro, los científicos modernos van a tener que cuestionarse las teorías simples. La evolución puede explicar el curso general de los acontecimientos que han hecho que la vida y las formas de vida se desarrollen en la Tierra, desde la más simple criatura unicelular hasta el Hombre. Pero la evolución no puede dar cuenta de la aparición del Homo sapiens, que tuvo lugar de la noche a la mañana, en los términos de millones de años que la evolución requiere, y sin ninguna evidencia de estadios previos que pudieran indicar un cambio gradual desde el Homo erectus. El homínido del género Homo es un producto de la evolución. Pero el Homo sapiens es el producto de un acontecimiento repentino, revolucionario. Apareció inexplicablemente hace unos 300.000 años, millones de años demasiado pronto. Los expertos no tienen explicación para esto. Pero nosotros sí. Los textos sumerios y babilonios sí que la tienen. Y el Antiguo Testamento también. El Homo sapiens -el Hombre moderno- fue creado por los antiguos dioses. Afortunadamente, los textos mesopotámicos hacen una clara exposición del momento en que fue creado el Hombre. El relato de las fatigas y el posterior motín de los anunnaki nos dice que. «durante 40 períodos sufrieron el trabajo, día y noche»; los largos años de su duro trabajo los dramatizó el poeta con la repetición de versos. Durante 10 períodos sufrieron el duro trabajo; durante 20 períodos sufrieron el duro trabajo; durante 30 períodos sufrieron el duro trabajo; durante 40 períodos sufrieron el duro trabajo. El antiguo texto usa el término ma para decir «período», y la mayoría de los expertos lo han traducido por «año». Pero el término connotaba «algo que se completa y, después, se repite». Para los hombres de la Tierra, un año equivale a una órbita completa de la Tierra alrededor del Sol. Pero, como ya hemos demostrado, la órbita del planeta de los nefilim equivalía a un shar, o 3.600 años terrestres. Cuarenta shar, o 144.000 años terrestres, después de .su, llegada, fue cuando los anunaki dijeron: «¡Basta!». Si los nefilim llegaron a la Tierra, tal como hemos concluido, hace alrededor de 450.000 años, ¡la creación del Hombre debió tener lugar hace unos 300.000 años! Los nefilim no crearon a los mamíferos, a los primates o a los homínidos. «El Adán» de la Biblia no era el género Homo, sino el ser que es nuestro antepasado, el primer Homo sapiens. Lo que los nefilim crearon es el Hombre moderno, tal como lo conocemos. La clave para comprender este hecho crucial se encuentra en el relato en el que despiertan a Enki para informarle que los dioses han decidido formar un adamu, y que su tarea consiste en buscar la forma de hacerlo. A todo esto, responde Enki: «La criatura cuyo nombre pronunciáis ¡EXISTE!» y añade: «Sujetad sobre ella» -sobre la criatura que ya existe- «la imagen de los dioses». Aquí, por tanto, se encuentra la respuesta al enigma: los nefilim no «crearon» al Hombre de la nada; más bien, tomaron una criatura que ya existía y la manipularon para «sujetar sobre ella» la «imagen de los dioses». El Hombre es el producto de la evolución; pero el Hombre moderno, el Homo sapiens, es el producto de los «dioses». Pues, en algún momento, hace alrededor de 300.000 años, los nefilim cogieron a un hombre-simio (Homo erectus) y le implantaron su propia imagen y semejanza. No hay ningún conflicto entre la evolución y los relatos de la creación del Hombre de Oriente Próximo. Más bien, se explican y se complementan uno a otro. Pues, sin la creatividad de los nefilim, el hombre moderno se encontraría aún a millones de años de distancia en su árbol evolutivo. Remontémonos en el tiempo e intentemos visualizar las circunstancias y los acontecimientos, tal como se revelaron. La gran etapa interglacial, que comenzó hace alrededor de 435.000 años, y su clima cálido hicieron que proliferara el alimento y los animales. También aceleró la aparición y la expansión de un avanzado simio de aspecto humano el Homo erectus. Cuando los nefilim observaran toda ésta fauna, no sólo verían a los mamíferos predominantes sino también a los primates, entre los cuales estarían esos simios de aspecto humano. Y existe la indudable posibilidad de que algunas de esas bandas de Homo erectus que iban de aquí para allí se sintieran fascinadas y se acercaran a observar los objetos ígneos que se elevaban en el cielo. Incluso es muy posible que los nefilim observaran, encontraran e, incluso, capturaran a algunos de estos interesantes primates. Que los nefilim y los simios de aspecto humano se conocieron es algo que viene atestiguado por varios textos antiguos. Un relato sumerio, que trata de los tiempos primordiales, afirma: Cuando la Humanidad fue creada, no sabían nada sobre comer pan, i no sabían nada sobre ponerse prendas de vestir; comían plantas con la boca, como la oveja; bebían agua de una zanja. En La Epopeya de Gilgamesh se describe también a este ser «humano» medio animal. Aquí se nos dice el aspecto que tenía Enkidu, el «nacido en las estepas», antes de civilizarse: Peludo es todo su cuerpo, dotado en la cabeza con una melena como la de una mujer... No sabe nada de gente ni de tierra; su atuendo es como el de uno de los campos verdes; come hierba con las gacelas; con las bestias salvajes se codea en el abrevadero; con las prolíficas criaturas en el agua su corazón se deleita. El texto acadio no sólo describe a un hombre de aspecto animal; también habla de un encuentro con tal ser: Entonces, un cazador, uno que pone trampas, se puso frente a él en el abrevadero. Cuando el cazador lo vio, su cara se quedó inmóvil... La inquietud tocó su corazón, su rostro se ensombreció, pues la angustia había entrado en su vientre. En el cazador había algo más que temor, tras contemplar «al salvaje», a ese «bárbaro de las profundidades de la estepa»; pues ese «salvaje» se entrometía también en los asuntos del cazador: Él rellenaba los hoyos que yo había cavado, desmontaba las trampas que yo había puesto; las bestias y las criaturas de la estepa había hecho que se me escaparan de entre las manos. No podemos pedir una descripción mejor de un hombre-simio: un nómada vagabundo peludo que «ni sabe de gente ni de tierra», vestido con hojas, «como uno de los campos verdes», comiendo hierba y viviendo entre animales. Sin embargo, no carece de cierta inteligencia, pues sabe cómo desmontar las trampas y rellenar los hoyos del cazador. En otras palabras, protegía a sus amigos animales, evitaba que fueran capturados por los cazadores alienígenas. Se han encontrado muchos sellos cilíndricos que representan a este hombre-simio peludo entre sus amigos animales. (Fig. 149)

Entonces, ante la necesidad de mano de obra, y resueltos a conseguir un Trabajador Primitivo, los nefilim pensaron en una solución a la medida: domesticar al animal adecuado. El «animal» estaba disponible, pero el Homo erectus planteaba un problema. Por una parte, era demasiado inteligente y salvaje como para convertirse, así, por las buenas, en una dócil bestia de trabajo. Por otra parte, no se adecuaba realmente al trabajo requerido. Precisaría de algunos cambios físicos. Tenía que ser capaz de agarrar y usar las herramientas de los nefilim, caminar y doblarse como ellos para poder sustituir a los dioses en campos y minas. Tenía que disponer de un «cerebro» mejor -no como el de los dioses, pero sí lo suficientemente bueno como para comprender las palabras, las órdenes y las tareas que se le asignaran. Necesitaba la suficiente inteligencia y comprensión como para ser un obediente y útil amelu -un siervo. Si, como las evidencias: de la antigüedad y la ciencia moderna parecen confirmar, la vida en la Tierra germinó de la vida en el Duodécimo Planeta, la evolución en la Tierra debió avanzar del mismo modo en que lo hizo en el Duodécimo Planeta. Indudablemente, tuvo que haber mutaciones, variaciones, aceleraciones y retrasos provocados por las diferentes situaciones locales; pero los mismos códigos genéticos, la misma «química de la vida» que se encuentra en todos los seres vivos de la Tierra tuvo que guiar el desarrollo de las formas de vida terrestres en la misma dirección general que siguió en el Duodécimo Planeta. Al observar las distintas formas de vida de la Tierra, los nefilim y su científico jefe, Ea, no debieron tardar demasiado en darse cuenta de lo que sucedía: durante la colisión celeste, su planeta había inseminado la Tierra con su propia vida. De ahí, que el ser que pretendían convertir en trabajador era, ciertamente, similar a los nefilim, aunque en una forma menos evolucionada. Lo que necesitaban no era un proceso gradual de domesticación a través de generaciones de cría y selección, sino un proceso rápido que permitiera la «producción masiva» de nuevos trabajadores. Así pues, se le planteó el problema a Ea, que vio la respuesta de inmediato: «imprimir» la imagen de los dioses sobre el ser que ya existía. El proceso que Ea recomendó para conseguir un avance evolutivo rápido del Homo erectus era, según creemos, la manipulación genética. Ahora sabemos que el complejo proceso biológico por el cual un organismo vivo se reproduce, creando una progenie que se parece a sus padres, se realiza a través del código genético. Todos los organismos vivos -desde la lombriz hasta el helecho arborescente o el Hombre- disponen, en el interior de cada célula, de una serie de cromosomas, unos cuerpecillos diminutos con forma de vara, que conservan toda la información hereditaria de ese organismo en particular. Cuando la célula masculina (el polen, el esperma) fertiliza la célula femenina, los dos grupos de cromosomas se combinan y, luego, se dividen para formar nuevas células que tienen todas las características hereditarias de las células de los dos progenitores. En la actualidad, es posible la inseminación artificial, incluso la de un huevo humano femenino. Pero el desafío se encuentra en la fertilización cruzada entre diferentes familias dentro de la misma especie, e, incluso, entre especies diferentes. La ciencia moderna ha hecho un largo camino desde el desarrollo de los primeros cereales híbridos, el cruce de perros de Alaska con lobos o la «creación» de la muía (el apareamiento artificial de una yegua con un burro), hasta la capacidad para manipular la propia reproducción del Hombre. El proceso llamado clonación (del griego klon -ramita) aplica a los animales el mismo principio que se sigue cuando se corta uno de los tallos de una planta para, con él, reproducir otras plantas similares. Esta técnica, aplicada a los animales, se demostró viable por primera vez en Inglaterra, cuando el Dr. John Gordon sustituyó el núcleo de un huevo fertilizado de rana por el material nuclear de otra célula de la misma rana. La generación de renacuajos normales demostró que el huevo procedía a desarrollar, subdividir y crear progenie sin importar de dónde se obtuviera el grupo de cromosomas a emparejar. Los experimentos del Institute of Society, Ethics and Life Sciences de Hastings-on-Hudson, Nueva York, han demostrado que ya se dispone de las técnicas necesarias para la clonación de seres humanos. En estos momentos, es posible tomar el material nuclear de cualquier célula humana (no necesariamente de los órganos sexuales) e, introduciendo sus 23 pares de cromosomas completos en el óvulo femenino, concebir y dar a luz a una persona «predeterminada». En la concepción normal, los cromosomas del «padre» y de la «madre» se mezclan para, después, dividirse y concluir en los 23 pares de cromosomas, en un proceso de combinaciones fortuitas. Pero, en la clonación, la descendencia es una réplica exacta de un grupo de cromosomas que no se ha dividido. Poseemos ya, según el Dr. W. Gaylin, «el tremendo conocimiento para hacer copias exactas de seres humanos» -un número ilimitado de Hitlers, Mozarts o Einsteins (si hubiéramos preservado sus núcleos celulares). Pero el arte de la ingeniería genética no se limita a un proceso. Investigadores de muchos países han perfeccionado un proceso llamado «fusión celular» que hace posible fundir células en vez de combinar cromosomas dentro de una única célula. Como resultado de este proceso, células de diferentes procedencias se pueden fundir en una «supercélula», conservando dentro de sí misma los dos núcleos y una doble serie de cromosomas emparejados. Cuando esta célula se divide, la mezcla de núcleos y cromosomas se puede escindir según un modelo diferente al de cada célula antes de la fusión. El resultado puede ser el de dos nuevas células, cada una de ellas genéticamente completa, pero cada una con una nueva serie de códigos genéticos, completamente trastocados con relación a los que había en las células de los progenitores. Esto significa que las células de lo que, hasta ahora, eran organismos vivos incompatibles -por ejemplo, las de un pollo y las de un ratón- se pueden fundir para formar células nuevas con nuevas mezclas genéticas que producirán animales nuevos, que no serán ni pollos ni ratones, tal como los conocemos. Aun más refinado, el proceso nos puede permitir también la selección de las características o rasgos de una forma de vida que se pretenden impartir a la célula combinada o «fusionada». Esto está llevando al desarrollo del amplio campo de los «trasplantes genéticos». Ahora es posible extraer de determinadas bacterias un gen específico e introducirlo en una célula animal o humana, dándole a la descendencia una característica añadida. Deberíamos suponer que los nefilim, que eran capaces de realizar viajes espaciales hace 450.000 años, debían de estar igualmente avanzados en el campo de las ciencias de la vida, si comparamos su situación con la nuestra de hoy en día. También deberíamos suponer que conocían las distintas alternativas por las cuales combinar dos grupos de cromosomas preseleccionados para obtener un resultado genético predeterminado; y que, si los procesos eran similares a la clonación, a la fusión celular, al trasplante genético u otro método desconocido para nosotros todavía, ellos debían conocer estos procesos y podrían llevarlos a cabo no sólo en la probeta del laboratorio, sino también en organismos vivos. Existe una referencia a estas mezclas de dos fuentes de vida en los textos antiguos. Según Beroso, la deidad Belo (señor) -llamado también Deo (dios)- engendró a varios «Seres espantosos, que fueron generados a partir de un principio doble». Aparecían hombres con dos alas, algunos con cuatro y dos caras. Tenían un cuerpo, pero dos cabezas, una de hombre, otra de mujer. Del mismo modo, tenían tanto órganos masculinos como femeninos. Otras figuras humanas se veían con patas y cuernos de cabra. Unos tenían pies de caballo; otros tenían extremidades de caballo detrás, pero por delante tenían forma como de hombres, pareciendo hipocentauros. Del mismo modo, se creaban allí toros con cabeza de hombre; y perros con cuerpos cuádruples, y colas de peces. También caballos con cabeza de perro; hombres también, y otros animales, con cabeza y cuerpo de caballo y cola de pez. En resumen, había criaturas con extremidades de cada una de las especies animales... De todo esto se conservaron imágenes en el templo de Belo en Babilonia. Los desconcertantes detalles de este relato pueden conservar una importante verdad. Es bastante probable que, antes de recurrir a la creación de un ser con su propia imagen, los nefilim intentaran resolver el problema con un «sirviente manufacturado», experimentando con otras alternativas, como la creación de un híbrido animal-hombre-simio. Algunas de estas criaturas artificiales quizás sobrevivieron por un tiempo, pero, ciertamente, debieron ser incapaces de reproducirse. Es posible que los enigmáticos hombres-toro y hombres-león (esfinges) que adornaban los templos del Oriente Próximo de la antigüedad no fueran sólo el producto de la imaginación de un artista, sino criaturas reales que salieran de los laboratorios biológicos de los nefilim -experimentos fallidos, conmemorados en el arte y en forma de estatuas. (Fig. 150)




HOLA MI RESPETO A ZECHARIA,EL COMO OTROS INVESTIGADORES DE LENGUAS MUERTAS ACTUALES, EN IRAN,ARMENIA,TURQUIA,IRAK, PAQUISTAN ,EGIPTO LA INDIA,CHINA ETC HAY MUCHOS, DESDE HACE MAS DE 150 AÑOS,ELLOS REABRIERON LA VERDADERA HISTORIA ESCRITA Y ARCHICONOCIDA DE LA HUMANIDAD,Y SUS CREADORES-
ResponderEliminarHISTORIA DE MAS DE 450.000 AÑOS, LOS ANNUNAKIS CON DISTINTOS NOMBRES FIGURAN ES MAS DE 100 CIVILIZACIONES MILENARIAS,
UN EJEMPLO "BERROSO HISTORIADOR PRESTIGIOSO Y SACERDOTE BABILONICO RECOPILO PARA LOS GRIEGOS,
CIENTOS DE LIBROS,TABLILLAS CUNEIFORMES,Y EVIDENCIA DE LA CREACION HUMANA DE HACE 250.000 AÑOS- EN EL SUR DE AFRICA( EL ABZU ,DE ENKI)-
Y ANTERIORMENTE HABLA DE LA LLEGADA DE LOS ANNUNAKIS HACE MAS DE 450.000 AÑOS A LA TIERRA(NO HABIA HUMANOS, LOS HOMINIDOS ENCONTRADOS TENIAN 24 PARES DE CROMOSONAS- ERAN SIMIOS,( EL SER HUMANO ACTUAL TIENE 23 PARES), PARA HACER LA UNION SE TUVO QUE FUCIONAR EL 2 Y 3 CROMOSOMA DE LOS HOMINIDOS PARA QUE SEAN COMPATIBLES LOS CROMOSOMAS ANNUNAKIS Y
SALIR NOSOTROS-EL TEMA ES LAAARGISIMO Y BIEN DOCUMENTADO.- ADEMAS-
ESTABA REPRESENTADO TODO EL SISTEMA SOLAR CON TODOS SUS PLANETAS , ESTABAN LOS ADN DE LOS HUMANOS REPRESENTADOS EN PIEDRAS, TABLAS DE NAVEGACION AEREA,ALFABETO, LUNAS ,PRESECION, MATEMATICA ,FISICA,QUIMICA,ASTRONOMIA AVANSADA,
LOGICA,DERECHO, LITERATURA,JUICIOS,SISTEMAS HIDRAULICOS, EMISIONES DE DISTINTO TIPO DE ONDA,
TRANSMICIONES POR ONDAS, DIBUJOS DE NAVES ESPACIALES, LUGARES DE LANZAMIENTO AREO(VIMANAS)
EXPLOCIONES ATOMICAS EN LA ZONA MALDITA DEL SINAI(ARGUMENTO POR EL TEMA DE LA RADIO ACTIVIDAD-
EL REY ASSIRIO ASSURBANIPAL DESPUES DE LA CATASTROFE HACE 12500 A 14400 AÑOS.
DECIDE RECOPILAR LAS TABLILLAS CUNEIFORMES DE MAS DE 15.000 AÑOS Y HACE UNA BIBLIOTECA EN NINIBE, EN ALEJANDRIA HABIA MUCHOS DE ESOS TESTOS, EJEMPLO ZIUSUDRA ERA SUMERIO Y SU RELATO DE LA INUNDACION POR UN FENOMENA EXTERN TIENE 14.000 AÑOS, NOE ES LA COPIA ACOMODADA YN AGIORNADO DEL VERDADERO PERSONAJE DEL DILUVIO,
ABRAHAN NACIO EN UR (OTROS DICEN EN NINIVE O NIPUR) TTODAS CIUDADES SUMERIAS ,EL ERA SUMERIO
PERO NUNCA ES ACLARADO ,ETC ETC, LAS RELIGIONES TOMARON LA HISTORIA Y LA ACOMODARON A SU MANERA-
EN LLOS PUEBLOS MILENARIOS ANTIQUISIMOS HAY MAS DE 100 CIVILIZACIONES QUE SE DICEN SER EL OMBLIGO DEL MUNDO ,O EL PUEBLO PROMETIDO ETC.ETC
ARGUMENTO PERIMIDO Y RACISTA ,HACIA CUALQUIER HOMBRE O MUJER DE A PIE QUE APENAS PUEDE SOBREVIVIR A TANTA EXPLOTACION MUNDIAL ,Y TANTAS MULTINACIONALES DE LA RELIGION,LA GUERRA,
LA SUCIAS TRASNACIONALES DEL PODER SUCIO DIABOLICO Y OCULTO, EN PERJUICIO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS INOCENTES QUE SON CONDENADOS POR ESTOS ENFERMOS ANTES DE NACER-
DIOS TE TENGA EN LA GLORIA ZECHARIA, Y QUE GALSU GUIE TU CAMINO A TU MORADA FINAL Y JUSTA-
UN ABRAZO O.H.
La Teosofia dá otra explicación a la formación del hombre incluso explica el nominatívo Adan y también los Elohim y Nephilim.En fin ,cada uno con sus creencias,yo me quedo con la enigmática y magnética Madame Blavatsky.Salud a todos.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarSobre la Creación nadie tiene la última palabra, porque el misterio de nuestros orígenes, continúa.
Existen si diferentes criterios, pero hasta que las evidencias se hagan más palpables, seguiremos en las sombras.
Saluda
Débora
Hola, Débora.
ResponderEliminarHace unos 5 meses estaba aburrido en mi trabajo y no sé por qué, la curiosidad de cuál es la reacción de una bomba atómica tras detonarse, me llevó a un artículo que decía así:
"Una gran capa de cenizas radioactivas fue encontrada en Rajasthan, India, cubriendo un área de unos ocho kilómetros cuadrados, a 16 kilómetros al oeste de Jodhpur. El descubrimiento data de 1992 aunque hasta el momento no había sido dado a conocer."
Ese fue el detonante de mi curiosidad por darle forma a tan increíble misterio y por qué no, intentar saber si era cierto o no. Aún no tengo ni idea pero lo que he ido leyendo hasta ahora sobre "la historia antigua", ciudades subterráneas, Illuminati y sus sectas satánicas, así como el código Maya, si es que lo han sabido descifrar bien, me tiene totalmente absorto de la otra "realidad" en la que vivimos.
Aunque muchas veces creo que si sigo así, perderé el norte, me agrada saber que hay estudiosos e investigadores que se han aventurado a esclarecer poco a poco el "misterio" de quién demonios somos.
En fin, no quiero alargarme demasiado. Este artículo fue lo primero que leí tras comprarme un libro de David Icke.
He agregado este blog a mi página de favoritos.
Un cordial saludo y felicidades por cada uno de tus artículos pues son sumamente interesantes.
Hola Tony:
ResponderEliminarMe alegro que haya dado con Crónica Subterránea, es un "buen norte para comenzar", desde ya le digo que no comulgo con David Icke, y que intentamos ser dentro de este mundo, en el cual muchos suelen perderse, ser los más objetivos posibles.
Sea Bienvenido!
Débora
Muchas gracias, Débora.
ResponderEliminarPermíteme que comente que de alguna forma sabía que no serías partidaria del señor Icke. Estoy tardando demasiado en comprender su libro porque en 400 páginas y un poco más, no explica verdaderamente nada en concreto y creo que terminaré "fumándome" el tomo por si me relanza a la cuarta dimensión, jajajaja. Pero, supongo que siempre hay que empezar con algo para avivar la "llama" de la curiosidad. Todos somos buenos divagando. :)
Por favor, sería un placer que me tutearas. Y si yo lo he hecho y no te ha parecido correcto, mis más sinceras disculpas.
Por último, debo agradecer que gracias a tu blog, he encontrado a un paisano mío, el señor Anselm Pi, pues yo también soy catalán.
Voy a echarle un vistazo profundo a sus trabajos, a ver qué tal.
En fin, de nuevo gracias y te mando un cordial saludo. Hasta pronto.
TONY
Hola Tony:
ResponderEliminarNada personal con David Icke jaja. En cuanto a Anselm Pi Rambla, bueno decirte que enorgullece a tu tierra, uno de los mejores investigadores del planeta y amigo personal. Un abrazo, Débora
Hace algo más de un millón de años el sol; que es una estrella vagabunda; quedó atrapada por el sitema Sirio, durante casi un millon de años terrestres, el sol fue la cuarta estrella del sistema y, en ese tiempo, la gente de lo que llamais sirio A y Sirio B colonizaron y explotaron los mundos del Sol y, de los monos que dieron origen al hombre, no solo se hizo surgir a los humanos, sino tambien a las gentes que habitaron marte, a los de los satelites de Jupiter y Saturno e, incluso, a los que habitaron (milenios atrás) las entrañas de la propia tierra. Cuando el sol escapó del sistema Sirio, se habilitó la luna para observar, los vigilantes se reservaron tal base hasta que ocurrió la rebelion que relata Enoc, ese fue el fin de los vigilantes (anghinay o angeles) de Sirio y el comienzo de los anghinay de alfa centauri; parientes lejanos del hombre y del que en 30.000 años terrestres el sol será la cuarta estrella. Debeis saber esto, porque ya es hora de que comenceis a rechazar engaños, Nibiru no es un planeta del sistema sol, Naeck berun aick era el nombre que las gentes de Sirio B daban al mundo que giraba en su cuarto cielo, cuarto circulo o cuarta orbita. Pronto sereis conscientes de todas estas cosas y se abrirá la puerta a vuestro señorío sobre todo el sitema solar, pero antes, una dura prueba será cruzada en vuestro destino, debeis de ser una sola voz, un solo mundo, un solo poder... más no temais,tal prueba se pasará.
ResponderEliminarOtro predicador más y van ...Debbie
ResponderEliminarUn Predicador es un Sembrador, Débora, aquel que pretende Sembrar la semilla de su palabra (el verbo) en el alma de los que le escuchan. Pero el tiempo de la Siembra ya pasó, los Sembradores (Buda, Mahoma o Cristo) ya plantaron sus semillas y éstas han germinado, Debbie, ahora es el tiempo de la Siega, el turno de los Segadores y éstos no usarán la palabra sino la fuerza, tres Segadores vendrán antes de que pase un lustro y Segarán la Siembra, dos de ellos someteran el poder del Aguila y el de la Iglesia más solo traen destrucción y muerte y el tercero; que sin haberse mostrado aún llegará a ser el más temible y poderoso de los tres; lleva consigo, sin embargo, la esperanza. Yo no soy ni Sembrador, ni Segador, ni Predicador, ni tampoco Augur, pero estoy seguro de que ahora dirás: "Otro profeta más y van..."
ResponderEliminarAlderianck:
ResponderEliminarMás allá de mis ironías, soy consciente como esoterista de la importancia de "este tiempo", pero también sigo una regla, no me tomo nada en serio, y menos en estos temas donde está todo tan confuso.
Con esto quiero decirte tratá de no hacerte malasangre, e intentá vivir la vida.
Los misterios, siempre serán misterios, y pocos son los afortunados en cruzar la puerta ...
Un abrazo
Debbie
Más allá de toda puerta, Débora, siempre hayarás otra puerta que cruzar, pero nuestro deber es avanzar aunque, a la postre, todo misterio revelado nos llevará al umbral de un misterio mayor...
ResponderEliminarSobre lo que afirmas de nada tomarte en serio, te diré que haces bien pues nada debemos creer sino solo aquello que previamente hemos comprendido, el tiempo de la fé ya pasó y; entre la niebla del horizonte; pronto el camino dejará ver el atisbo de una nueva humanidad, más libre, más sabia, más idealista y mucho mejor. Pero, mientras eso ocurre, los exploradores de ese gran ejercito del nuevo hombre que nos trae el fututo deben ser guiados en su misión; se les reconoce fácil, tienen una curiosidad insana que jamás se sacia y sienten en su alma una necesidad nunca satisfecha de un no se sabe que; y esa es mi labor, debbie,(esoterica en el más estricto sentido de la palabra) guiar mediante mensajes que solo ellos entenderán, aunque quizás tu seas uno de ellos... es posible, ya que la mayoria no sabe que deben preparar el camino a los que vendrán...
Sea como sea, haces una gran labor con este blog y tu libro "claves ocultas del nazismo" me dió una muy placentera tarde-noche de lectura.
Gracias por tu abrazo, yo te envio un sentimiento envuelto entre los pliegues del viento para que ésta madrugada, cuando mires las estrellas, el viento de la noche lo deposite suavemente sobre tu alma.