Decodificando Tiahuanaco
Luis Fernando Pacheco
Medrano
Entrevista Exclusiva
Débora Goldstern©
Luis Fernando Pacheco Medrano |
En mi antepenúltimo
viaje a Bolivia durante 2013, tuve oportunidad de reunirme con los estudiosos
más prestigiosos del país andino, quiénes actualmente vienen llevando a cabo
desde hace décadas, la decodificación de Tiwanaku.
Uno de esos
investigadores, tiene a Luis Fernando Pacheco Medrano como un incansable
traductor de aquel mundo perdido, quién amablemente fuera anfitrión en su
hermosa casa de estilo colonial, durante el acercamiento con aquellos
investigadores silenciosos pero tenaces, que lejos de los reflectores
oficiales, vienen trabajando arduamente.
En el caso de Luis
Fernando, sus credenciales académicas revelan a un hombre entrado en estos
misterios, resultado de sus extensos viajes hacia ruinas arqueológicas y museos por todo el mundo,
además de ser un eximio epigrafista, que le permitieron ir descubriendo este
universo poco comprendido, que mas tarde explayaría en sendas obras de
exquisita escritura.
Artista plástico y empresario de prestigio, su tiempo libre lo dedica a la
magna tarea consagrada activamente a los enigmas de Tiwanaku, en la que lleva
invertido casi cinco décadas, siendo activo participante en la escena local de
su país. Sin dudas una voz entrenada, y digna de leer.
!Atienda el lector!
Pregunta
inicial: ¿Cómo y cuándo se inician tus estudios acerca de Tiahuanaco?
En 1969
realicé mi primer viaje importante a Tiwanaku y desde entonces me maravilla su
gran y recóndito misterio. Mi interés por la materia de tiwanakología aumento
aún más debido a mi participación activa en la vuelta del Gran Pachacuti
(estela 10) a Tiwanaku, en el año 2001, fecha en la que inicié mis investigaciones
formalmente. En el año 2009 publiqué mi primera obra dedicada a la cultura-luz
de América titulada Thäipykkhala,
Arqueologia Poética y en el año 2011 se difundió Thäipykkhala, Tiempos Mágicos
y en el año 2015 se publicará Thäipykkhala,
Escritura Sagrada; trabajos que intentan rescatar aspectos centrales de
esta cultura a partir de una idea fundamental, “la fantasía psicológica se
halla inerme ante las cuestiones capitales de la creación y poesía de la época”
(E. Meumann, 1924).
Arturo
Posnansky y el Monolito Ponce, 1903 (Fig.1) |
La
escritura de Tiahuanaco representa un desafío, que actualmente tiene a la
comunidad académica boliviana ocupada en su desciframiento. Uno de esos
estudiosos lleva tu nombre, quién hasta el momento lleva varios trabajos
publicados, centrados especialmente en los aspectos epigráficos, lo cual me
lleva a inquirirte ¿Es posible aspirar a una decodificación total del sistema
de escritura legado por esta civilización?
El
carácter de la escritura simbólica de Tiwanaku, se presenta como un relato
cósmico-sacro-religioso proveniente del seno del primitivo “Padre Cielo”.
Memoria, transmisión visual y enseñanza, constituyen la estructura de una
construcción singular, compleja y muy organizada de símbolos que tienen varios
significados. El medio del que me valí fue puramente el análisis de los signos,
realizado en base al sistema de desciframiento egipcio utilizado por Budge,
Gardiner, Champolion. Usando la metodología empleada por ellos para decodificar
los jeroglíficos egipcios fue posible comprender muchos aspectos que hasta la fecha
han permanecido en el misterio. ¿Qué pensaron sus creadores? ¿Qué proceso
creativo siguieron? ¿Qué vivencias les inspiraron? eso nunca lo sabremos con
certeza. La clasificación de las inscripciones y sus “determinativos” fue
estrictamente gráfica, “(...) de acuerdo a la categoría a la que pertenecen en
el ámbito de las ciencias naturales y otras, como la figura humana, animales,
objetos inanimados, formas geométricas, etcétera” (Budge, 1920).
Para
comprender este rasgo propio y misterioso de la cultura Tiwanaku, se estudiaron
muchas cuestiones comunes con relatos, mitos, tradiciones, creencias de otras
culturas y de otros pueblos muy diversos y dispersos en el tiempo y el espacio.
Como ejemplo se puede citar lo siguiente:
Thunupa (“el padre de la raza”), héroe cultural muy
conocido en el altiplano boliviano es el gran guerrero y el mítico barquero;
encarna la expedición, la empresa, la virilidad. La mitología le asigna dos
compañeras Quesintü y Umantü, transformadas por la fábula en
sirenas indias o mujeres-pez, quienes lo habrían rescatado de aguas del Ti’ti-kha’kha
y se habrían perdido con él navegando por el Desaguadero rumbo al lago Aullagas (hoy Poopó), poblándolo de
peces. El gigante de las sagas escandinavas, Hymir (“el Oscuro”) es un gigante
del mar que personifica las fuerzas primordiales. Al salir a pescar con el dios
Thor captura dos ballenas (Howard Pyle: Leyendas populares nórdicas del mar,
1853-1911). “La pareja
humana (representada por los fundadores míticos del imperio) constituye el
modelo dualista de la sociedad y del mundo... opuestos antagónicos constituyen
una sola entidad contradictoria...” (F. Montes, 2009).
“En la
isla de Suriqui, en el lago Titicaca,
se siguen construyendo actualmente unos botes de junco de totora que son casi
idénticos, tanto en el método de construcción como en el aspecto que ofrecen,
una vez terminados, a las barcas de los faraones hechas con cañas de papiro.
Los lugareños afirman que quienes les transmitió la forma de hacer esos barcos
fue el pueblo de Wiracocha” (Daniel
T. Fox, Tiwanaku, Pueblo de los Hijos del
Sol).
Tres
grupos de símbolos predominan: la simetría, las líneas onduladas, y los seres
vivos. Tres son los temas centrales: la vida, la muerte, Dios. Existen diversas
interpretaciones sobre el significado de los relieves de la cultura Tiwanaku.
Al intentar decodificar los signos de las portadas y los monolitos, no se debe
perder de vista que las ideografías tienen varios significados, tanto como
valor numérico, o como valor simbólico o como valor volumétrico y/o geométrico,
y recordar que “(...) varios diseños de Tiwanaku,
como el arte de la Puerta del Sol, no emplean el dibujo de perspectiva. Esta
manera de dibujar nos recuerda la de un niño que no representa lo que ve, sino
lo que se imagina” (Fritz Buck, 1937).
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Una
observación que me viene a la mente durante el encuentro realizado en mi viaje
del 2013, donde tomé contacto no solo con tu trabajo, sino también con otros
investigadores vinculados en tu misma tarea epigráfica, es la gran diferencia a
la hora de buscar puntos coincidentes acerca del mensaje transmitido ¿Por qué
crees existen opiniones tan diversas, a la hora de encontrar respuestas acerca
de esta enigmática escritura?
Cada
investigador tiene una meta diferente, en mi caso no es lo arqueológico, es más
el sicológico fantástico que se traduce en signos y símbolos. En otros casos el
enfoque es a través del pensamiento mágico, lo cual reduce a un esquema frío y
simplista las grandes manifestaciones del hombre. Así, por ejemplo, el altar es
un símbolo de la proximidad a Dios; pero originariamente el altar no
significaba otra cosa que mesa (mesa del sacrificio). Corona y cetro son
símbolos del poder real; pero originariamente, la corona no era más que un
tocado, y el cetro un bastón o maza para golpear. ¿Cuáles las razones
psico-filosóficas para la forma de la pirámide?, no lo sabemos por cierto, pero
se ha dicho que la pirámide en gradas representaba una escalera gigantesca por
la cual, ascendía el sabio a la región astral, a la Unidad; en lenguaje gráfico y metafórico, de la pirámide
escalonada se puede decir que es la
representación geométrica del signo montaña, significa la fatalidad y el
esfuerzo, y no así una plataforma para naves espaciales. En “donde hay una
forma simbólica se produce una
asociación de la vieja forma con una nueva significación que no le fue propia
originariamente” (E. Meumann, 1924).
Para una
correcta interpretación y reconstrucción hipotética del alma tiwanakota, es
necesario ampliar la investigación a diferentes ámbitos, como ser: el
psicológico, el etnológico, el fantástico, la lingüística, la astronomía, etc.
Puerta del Sol (fig.2) |
Una de
las primeras interpretaciones sobre el real significado de Tiahuanaco, en base
a los grabados existentes en sus rocas líticas, señala una especie de génesis
bíblico, que se remontaría a los tiempos diluvianos, era cronológica aún en
exploración a decir de algunos historiadores ¿Coincidís con esta visión, que
remonta la antigüedad de la ciudadela andina a cifras casi astronómicas?
El credo
ideológico de carácter folklórico de las razas posteriores a Tiwanaku, referente a su ser, reza
que existió una humanidad anterior con la cual se disgustó el Creador y los
transformó en los monolitos que hay en Tiwanaku.
Esta tradición recoge reminiscencias fantásticas de las grandes catástrofes del
planeta y marca el inicio de la segunda raza de los primeros tiempos de la vida
en el mundo andino, después de Tiwanaku.
“Conforme a las leyendas, cuando las aguas del diluvio comenzaron su descenso,
la deidad sireniforme llamada Khopakhawana, subida sobre la península a
la cual dio su nombre, vislumbra sobre las aguas la primera luz del
entendimiento humano. Marca el inicio del calendario aimara, de antigüedad
similar al calendario hebreo, 3008 a.C. En el año 500 a.C. se erige a orillas
del lago Ti’ti-kha’kha un monolito de piedra verdusca y resplandeciente en
honor a la Madre de las aguas y de los peces”(Arduz, M., 2002).
Las Mil y Una
Noches contienen varios cuentos de “Personajes Marinos”, como "Abdullah el
Pescador", quien descubre una sociedad submarina que se presenta como una humanidad
diferente a la terrestre, en el sentido de que la cultura del agua los KJotsuñi en aimara, sigue una forma
de comunismo primitivo donde los conceptos como el dinero y la vestimenta no
existen.
“De la
cosmovisión andina deriva el concepto más trascendente de la peculiaridad
sociológica de los Andes: el ayllu.
El ayllu define las bases de la
relación social, la familia, el amor y —a su tiempo— el imperio incaico” (Renato
Aguirre Bianchi, http://www.galeon.com/literaturarica/cosmoandina.htm, 2005).
Desde este punto de
vista el ayllu no solo es responsable
de la producción económica y el orden social en el estado, sino, en ultimas, es
el garante principal de la armonía de los mundos que se traduce en la
prosperidad comunitaria” (Restrepo Arcila, Roberto A., Tiwanaku: Un estado precolombino-Instituciones sociales, políticas y
económicas del Tawantinsuyu, Prod. CIMA, 1995.) El Ayllu, mecanismo social y
económico inspirado en el cosmos, es el espíritu andino. Dependiendo de las
lluvias y el clima de cada región, se cultivaban los dominios destinados a
satisfacer, primero, la demanda familiar y luego la del Inca. El trabajo se
hacía por cada familia, pero era costumbre la reunión de varias de ellas para
efectuar un trabajo comunal en las plataformas agrícolas; “según Alan Kolata y
Oswaldo Rivera, las plataformas medían entre cinco y veinte metros de ancho, y
su longitud alcanzaba hasta los 200 metros” (Martti Pärssinen). “Este concepto
permanente del trabajo comunitario es otro de los principios básicos de la vida
en los Andes. Posteriormente, terminada esta labor, en medio de festividades
propiciatorias se procedía a cultivar las posesiones dedicadas al Sol, en un
trabajo comunitario donde participaban hombres y mujeres aptos. Finalmente,
luego de nuevas festividades y ceremonias se continuaba con el trabajo en la
tierra del Inka” (Restrepo Arcila, Roberto A., Instituciones sociales,
políticas y económicas del tawantinsuyu, Revista Pumapunku No.8,
Producciones CIMA, 1995.) El ayllu —a
su tiempo— fue el imperio incaico.
Otras
historias de Las Mil y Una Noches dan cuenta de civilizaciones y de tecnologías
avanzadas del pasado que desaparecieron y de las catástrofes que las arrasaron.
En otro cuento, “Las Aventuras de Bulukiya”, el protagonista Bulukiya en su
cometido de conseguir la hierba de la inmortalidad explora los mares, donde
encuentra una sociedad de sirenas. El primer relato conocido sobre las sirenas
apareció en Asiria, ca. 1000 a. C. (http://www.crystalinks.com/mermaid.html)
pero fue en Copacabana de los Andes donde se la vio por primera vez.
Estas
imágenes, sin duda, sintetizan un poema amatorio con connotaciones sobre el
origen, sexo y folklore, que dan lugar a las primeras manifestaciones de la libido,
dentro del perfil que definió a las etapas protohistóricas de las culturas
andinas. Las sirenas, las misteriosas criaturas de la fábula marina que tienen
cabeza, torso y brazos de una hermosa mujer y la parte inferior del cuerpo con
escamas y cola de pez, pueden haberse sido inspiradas en bañistas mujeres que
cuando ingresan ó salen, del agua para lavarse ó sumergirse, llevan recogidos los
largos cabellos en hermosos tocados sobre la cabeza y muestran el torso donde
destacan los senos admirables y redondos; la parte inferior del vestido cubre
lo carnal, dándole la apariencia de una cola de pez que se mueve de izquierda a
derecha, de igual manera que las mujeres que concurren a tomar baño, cantando,
lo hacen queriendo llamar la atención. Una sonrisa encantadora para la mirada
encantada.
El dios del rayo (fig.3) |
Los ecos
que prevalecen sobre el origen de Thäipykkhala anuncian que todo comenzó con Perúm-Whirajhocha,
el misterioso ser acuático que advino a la región emergiendo de las aguas con
vestido de apariencia de pez, y cuyo nombre probablemente significa “Señor del
Agua”; según la tradición recogida por el cronista Juan Betanzos en 1557.
“Surgió del lago Titicaca, hizo el cielo, la tierra, creó a los hombres y
dándoles un señor que debía gobernarlos regresó al lago”. se apareció con
cierto número de gente. Eran los enviados venidos por agua y conocidos como los
Whirajhochas: Ta’takh’i Pachakhutekh, Thunupa, Illapa,
Laura Jhak’e, Perúm. Como soberano, y a la vez sabio, instauró
las bases de un orden social; “pintándoles los trajes y vestidos que cada uno
había de traer y tener... El Hacedor estaba en Tihuanacu, porque dicen que
aquel era su principal asiento...” (B. Cobo, Historia del Nuevo Mundo,
1615). El padre Cristóbal de Molina (1557), a su vez, cuenta lo siguiente: “…
en Tihuanacu, el Hacedor empezó a hacer las gentes y naciones que en este orbe
hay, y haciendo de barro cada nación, pintándoles los trajes y vestidos que
cada una había de traer y tener… Y prosiguiendo la dicha fábula dicen que el
tiempo que El Hacedor estaba en Tihuanacu, porque dicen que aquel era su
principal asiento… y dicen que era de noche y allí hizo el Sol, la Luna y las
estrellas; y mandó al Sol, la Luna y las estrellas fuesen a la isla de Titicaca que está allí cerca; y que desde allí
subiesen al Cielo” (Pärssinen, Ob. Cit.). Sus fieles no lo conocieron bien y prometió, antes de irse a
lugares desconocidos, regresar vía marítima, no sin antes dejar el control de
la ciudad a su comitiva.
Según la tradición recogida por el cronista Juan Betanzos (1557), “el hacedor Contiti Viracocha se apareció con cierto numero de gente de la
laguna del Collasuyu (Ti’ti-kha’kha)
y después en Tiwanaku creo el sol, la
luna y las estrellas, así como una nueva generación de gente con un principal
que la gobernaba”. De todos modos, es probable que
el cronista mexicano Gutiérrez (c. 1600) se esté refiriendo a la Puerta del Sol
cuando copia los textos del padre José de Acosta (1590): “(...) dicen los
naturales que la truxeron cincuenta leguas (275km) de allí, de las sierras de
los Andes. Y esta puerta era de una casa muy grande que habían hecho para que
se aposentase el discípulo Viracocha la cual estaba caída y arruinada por la
diuturnidad del tiempo.” (Dr. Martti Pärssinen, en su obra Pariti: isla, misterio y poder, 2005).
Thäipykkhala,
la capital de la Antigua Tiwanaku, se presenta como una gran ciudad de la
antigüedad con baños, alcantarillados y puertos. En su apogeo fue una ciudad de
comercio floreciente y se la concibió como “el centro de la tierra”; así lo
pensaban por razones místicas. Como Platón, los antiguos creían que la tierra
estaba en reposo en el centro del universo y que los astros, el sol, la luna
orbitaban alrededor de ella. Su nombre significa del aimara “mojón central”;
esta denominación fue rescatada por el cronista Cobo en el siglo XVII. Los
monolitos, que allí se hallan representan a hombres de extraordinaria estatura
y de origen desconocido, cuya memoria se conserva en la tradición popular
ligándolos a las construcciones ciclópeas de la Antigua Cultura Tiwanaku; que
fue cuando vivió su máximo esplendor.
Según
observaciones de Posnansky, llama la atención que las ruinas se encuentren hoy
a unos veinte kilómetros al Sur del lago Titicaca y a una altura de más de
treinta metros de la presente línea costera cuando, al parecer, esta ciudad fue
un puerto costero. Recientes investigaciones científicas en el lago Ti’ti-kha’kha han comprobado la
existencia de ruinas arqueológicas en sus aguas. Estos sucesos iluminan la
teoría de que la desaparición de Thäipykkhala
fue misteriosa y repentina.
Arthur
Posnansky estima la antigüedad de las
construcciones de Tiwanaku hacia
15,000 a.C., y que duraron cinco mil años antes de que sobrevinieran una serie
de cambios geológicos de proporciones apocalípticas. La catástrofe se dio hacia
11,000 a.C., produciendo “una absoluta y definitiva decadencia”.
Templo de Akapana (fig.4) |
Siendo
que los habitantes de Thäipykkhala, se beneficiaran de conocimientos y
tradiciones astronómicas de muchos siglos, orientaron sus edificios conforme al
“meridiano astronómico”. Por tanto, la observación de la bóveda y mecánica
celeste era de suma importancia a fin de que los sacerdotes pudieran predecir
las cosechas, y por ende la armonía social y el prestigio y merecimiento de su
misión. La datación de estos acontecimientos surge del criterio de la oblicuidad de la elíptica, término que
hace referencia al ángulo entre el plano orbital del mundo y la del ecuador
celeste; y que varía levemente en grandes lapsos de tiempo. En la actualidad
este ángulo es 23°27’, y según cálculos astronómicos del Prof. Posnansky, el
templo de Kalasasáya fue construido
con un ángulo de 23°8’48’’. De esta manera, Posnansky pudo determinar la fecha
de construcción del Templo de Khalasasáya 15,000 a.C. Esta conjetura sitúa Thäipykkhala,
Tiwanaku como se la conoce hoy, en la
alborada del florecimiento del hombre. Recientes hallazgos de cincuenta
momias, con una antigüedad de unos seis mil años, desenterradas en pleno centro
de la ciudad chilena portuaria de Arica, son evidencias de la prehistoria del
continente americano. “Las momias pertenecen a la cultura de chinchorro y son
consideradas las más antiguas del mundo” (Momias de 6,000 años son halladas en
Chile, Periódico La Razón, La Paz 5 de junio de 2005).
Un
terrible cataclismo hizo que se desbordaran las aguas del lago Ti’ti-kha’kha inundando toda la
región y la metrópoli. Al cabo de cierto tiempo se produjo, tras el hundimiento
de otras regiones del mundo, un efecto contrario que alejó de forma progresiva
y definitiva, las aguas de la ciudad portuaria de Thäipykkhala, que antaño habían albergado a los habitantes de
una civilización muy avanzada y recordados en las tradiciones locales como los Whirajhocha,
los Señores Dominadores. El enigma de esta gran ciudad parece nacer en tiempos cuando el clima era más
benigno y cuando era un puerto remoto en la ruta de los antepasados.
Existen
evidencias de que Tiwanaku sucumbió a grandes catástrofes telúricas y
desapareció en un solo día y una sola noche a consecuencia del desborde del
gigantesco lago que existió en la región, posiblemente coincidente con otros fenómenos
como el Gran Diluvio. Sorprende ver en Tiwanaku la enorme cantidad de piedra y
cerámica fragmentada dispersa por todo ello.
Vista panorámica del templo de Khalasasaya (f.5) |
Cuándo se
examina Tiahuanaco bajo parámetros científicos, surge su inmenso saber describiendo
a una cultura en extremo avanzada, y de casi imposible aceptación, desafiando
la opinión establecida acerca de las antiguas civilizaciones sudamericanas
¿Cuál es tu opinión acerca de este dilema?
Thäipykkhala, fue concebida por astrónomos, con
amplios conocimientos geométricos, que estudiaban las estrellas con reflectores
y lentes y que dominaban el eje geográfico del mundo, por cirujanos que
realizaban operaciones cerebrales y por artistas, matemáticos y sabios afanados
por encontrar y registrar correspondencias astronómicas para pronóstico de los
tiempos benignos y malignos y el destino de las almas. La aplicación práctica
de este conocimiento ha convertido a Tiwanaku en un paraje de leyendas, de felinos y cóndores venerables; de
hombres pájaro y serpientes mitológicas, de templos astrales.
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Sus
leyendas nos hablan de una gran ciudad habitada por gigantes que emergieron de
las aguas y que se dedicaron a las observaciones astronómicas. Cieza de León
notó con sorpresa “muchas portadas con sus quicios, umbrales, todo de una sola
pieza y que de estas portadas salían otras piedras mayores de las cuales
algunas tenían 30 pies de largo más de 15 de ancho y seis de frente. En cuanto
a su labor, algunas las presentan muy toscas, otras están por devastar; el
mayor número sorprende por el pulido de sus caras, la precisión de su corte y
lo acabado de sus ángulos y superan en calidad a todas las demás edificaciones
de las antiguas civilizaciones sudamericanas”. “Las portadas de una sola pieza
las cuales obras no se alcanza ni se entiende con qué instrumentos se pudieron
labra. Los naturales dicen que no saben quién lo hizo, más de que oyeron decir
a sus pasados que en solo una noche renacieron hechas todas aquellas
maravillas. Las cuales obras parecen que no se acabaron, sino que fueron los
principios de lo que pensaban hacer los fundadores(...) entre otras obras que
hay en aquel sitio, que son para admirar, una de ellas es un cerro o un collado
hecho a mano, tan alto que causa admiración(...) lo fundaron sobre grandes
cimientos de piedra, y no se sabe para qué fue hecho aquel edificio(...) dos
figuras de gigantes entallados en piedra, con vestiduras largas hasta el suelo
y con sus tocados en la cabeza. Se ve una muralla grandísima de piedra(...)
también en otra parte otros edificios bravos” (G. de la Vega).
El
concienzudo Ephrain George Squier, durante su exploración en 1887, y nada
propenso a las exageraciones, da imagen de tan admirables labores en los
siguientes términos: “(...) Separad las construcciones de los mejores edificios
de nuestras ciudades y pocos, si hay alguno, dejarán a descubierto cimientos
puestos con igual cuidado y ninguna de las piedras cortadas con tal esmero y
tan admirable habilidad como las existentes en el Perú y que a pesar de esto,
en ninguna parte del Perú hay alguna que sobrepuje a las que están esparcidas
en las llanuras del Tihuanacu”. “Las construcciones de Thäipykkhala se
caracterizan por el empleo de piedras muy grandes, generalmente de una pieza
(monolitos), y su civilización, por el desarrollo más perfecto de la
“metalurgia”; la fabricación de herramientas de metales; el empleo de la
balanza; el desarrollo intenso de las artes, la ciencia y el comercio; su
cerámica negra. Cuando el imperio se encontraba en los mejores días de su
esplendor y su civilización se había impuesto en todo el territorio de Bolivia
y del Perú, como lo comprueban las ruinas existentes semejantes en estilo,
situadas en Chavín, Huánuco el viejo, Machu Picchu, Quelap; sucumbió a un
desastre natural” (M. F. Calvo y Perez, Resumen de la historia del Perú).
Su
urbanismo obedecía a que se reputaba como centro del mundo. Su antigua y
genuina denominación, rescatada por el cronista Cobo en el siglo XVII, fue
Taypikala, “designación equivalente a la piedra de en medio, metafóricamente
capital central del universo. Una perspectiva, al mismo tiempo, egocéntrica y
etno-céntrica” (Ponce Sanginés, 1999).
(véase,
https://www.youtube.com/watch?v=eeRedfA5rDs#t=72)
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¿Se puede
considerar a Tiahuanaco como producto autóctono dentro del continente, o demos
buscar influencias en otras civilizaciones datadas de aquel período?
El
“sentido del período cósmico yace en toda mitología. En la primitiva base de
mitos helénicos encontramos algo similar. Se llaman edades, periodos, razas.
Prefiero la última denominación.” (Á. M. Garibay, 1996). La primera edad o
raza, en la mitología andina, es la de los Whirajhochas, los Señores
y Dominadores, hombres nacidos del agua por su espontánea fuerza. Ésa era
la raza feliz obtenía, de la creación, sus frutos en forma sencilla y pródiga.
Se extinguió y quedan como recuerdos los espíritus vagos de Tiwanaku. La segunda raza se da en
una época de la Luna (todos los pueblos de las tres Américas tienen en su
folklore la tradición de una época sin sol; los aimaras la llaman Chamak-patscha
o Purùma y los keshuas Purum-patscha) y eran de menor
condición, en comparación de la anterior. Los vestigios antropológicos y
arqueológicos de la raza aludida, hoy en día, son los pertenecientes a las
etnias Urus, Chipayas, Pukinas, Arawaks, Lípez,
Chichas, Potolos, Guaraníes, Yamparaes, entre otras
(menos Khollas, Aimaras, Quechuas, que son flujos y
reflujos posteriores). La tercera raza, los Khollas, es la raza de los guerreros, batalladores, rudos,
ásperos, usaban armas y técnicas parecidas a las originales y utilizaron la
hoja de coca para someter a sus esclavos (De igual manera, los españoles, obligaban
a los indios a akullicar, mantener el
carrillo abultado por la coca. Esta les mitigaba el hambre y el cansancio. En
vez de plata recibían coca como pago). Sobre la destrucción y los destructores
de Thäipykkhala existe
la misma discusión que sobre la raza pobladora “(...)pero nosotros pensamos que
posiblemente fueron los khollas,
basándonos, entre otros datos, en que estos poblaban la región del Collao en
ciudades construidas sobre las ruinas de este imperio, cuando los aimaras
trataban de organizar la nueva nación de los incas en los valles del Cusco y
Pachacamac” (M. F. Calvo y Perez, Resumen de la historia del Perú).
Puma Punku, fragmentos de un templo piramidal (fig.8) |
La cuarta
edad o raza son los Ayar, que “fueron inmigrantes aimaras, portadores de
una nueva cultura, los cuales, diciéndose de origen divino, avinieron a los
valles del Cuzco, la tierra de los agrestes ALCAHUISAS, donde impusieron, con
satisfacción de todos, su autoridad, sus leyes, su religión, sus hábitos, hasta
formar un pueblo dichoso; AYAR MANCO o MALLCU se tituló el INCA (el vocablo
Inca es compuesto, está formado, por contracción de las voces INTI = sol, y
YOKKA = hijo, y responde a la locución de “Hijo del Sol”), fue el primer soberano
y también primer pontífice (HUILLCA, después HUILLCA-UMA, o cabeza del
Sacerdocio)” (J. M. Camacho, 1945). La quinta edad o Raza de Bronce desciende
de la anterior y ha heredado más sus vicios que virtudes. Producen y consumen
la hoja de coca para trabajar y la tienen como cosa sagrada. Son gente tosca y
supersticiosa que cree en un Nuevo Amanecer.
Científicos
británicos afirman haber encontrado huellas humanas en México que datan de hace
40,000 años, contradiciendo la teoría de que las Américas fueron pobladas no
antes de 13,500 años atrás, al final de lo que se conoce como la Era de Hielo.
Según esa teoría, los pobladores cruzaron desde Asia, a Alaska, a través de un
puente natural por Siberia, el estrecho de Bering a pie y se esparcieron por el
continente. La Dra. Silvia Gonzáles del equipo de científicos señala que el
hallazgo reivindica la teoría de que las primeras colonias de las Américas
vinieron por mar en embarcaciones y no por tierra: “Creemos que hubieron varias
rutas migratorias hacia las Américas en distintos momentos. De dónde vinieron
estos pobladores es aún un misterio” (Rincon, Paul, Footprint of “First
Americans”, BBC News science reporter, july 2005). Reciente evidencia apunta
que los hombres y familias que poblaron las Américas llegaron de las más
apartadas latitudes y en diferentes instantes en la historia, contribuyendo al
nacimiento y desarrollo de numerosas y sofisticadas civilizaciones que
florecieron a lo largo del continente americano en tiempos pre-colombinos.
Entre las influencias culturales tenemos: remotas culturas sumerias,
escandinavas, egipcios de la época faraónica, edad del bronce del mediterráneo,
dinastías chinas, polinesios, y muchas otras culturas. A partir de estudios
genéticos recientes, el ADN de los pobladores de la región occidental de
Bolivia muestra relación con los polinesios, y que los pueblos ayoreos de
oriente descienden de los asiáticos. “Lo que se ve en el árbol filogenético
(relación evolutiva de especies) es que los urus son un grupo vinculado a los polinesios
y los ayoreos a los pueblos asiáticos. También queda claro que los urus y
ayoreos tienen orígenes evolutivos distintos, no están emparentados
genéticamente”, reveló uno de los investigadores del IITCUP, Ruddy Luna (La
Razón (Edición Impresa) / Aleja Cuevas / La Paz / 01:29 / 12 de diciembre de
2014.)
Debido al
carácter multiétnico y pluricultural de Tiwanaku, en su inicio y cuando era
dominada por una primera raza de “Señores Dominadores”, colonizadores y
comerciantes, su sistema iconográfico manifiesta memorias mezcladas y diversas,
por lo que el supuesto “género” tiwanacota tiene origen en numerosos “estilos”.
Puerta del Sol. Tránsito hacia otra vida (fig.9) |
Algunas
opiniones más atrevidas sugieren a esta civilización como producto de un
contacto de tipo alienígena, abordaje postulado por los teóricos de los
antiguos astronautas, especialmente debido a los estudios realizados en la zona
de Puma Punku ¿Pensás estamos ante voces poco fundadas, o es posible Tiahuanaco
guarde algún secreto vinculado a este concepto?
El hombre
siempre ha creído en el matrimonio cósmico entre el cielo y la tierra. Existen
muchas evidencias y sobre abundantemente en los mitos y las leyendas griegas,
en los relatos bíblicos, en los grabados sagrados de Egipto, en fin muchas
culturas creían en esta relación ambivalente, estableciendo así un contacto o
flujo energético sagrado y eterno entre lo de arriba y lo de abajo. Aquí vemos
claramente el concepto de Unidad como el elemento central de su cosmovisión. El
Cielo y la Tierra representaron a las leyes naturales que gobernaron la
existencia y, más que a deidades, hacían referencia al principio masculino y
femenino. La leyenda del Thunupa es una forma de la concepción del poder sexual
personificado y del poder dador de vida que viene del par de creadores. De ahí
el resguardo al género humano, al matrimonio y a la fertilidad de los campos.
Tal como explicaba el padre Cobo (1653) acerca de Thunupa Wiracocha, a veces Illapa dios
del rayo: “(... ) Imaginaron que era un hombre que estaba en el cielo formado
de estrellas, con una maza en la mano izquierda y una honda en la derecha”. Thunupa, el personaje mítico, como
autor sumo de todas las cosas sobre la tierra, con su estrellado manto a
cuadros, oculta la luz y nos invita a meditar sobre Dios y a afrontarnos con la
Muerte. El sentido mitológico de los dibujos y detalles inscritos en la Puerta
del Sol declaran, como Plotino (Enéades V.8, 4) una extensión
paradisíaca del principio de identidad:
El
universo son todas las estrellas,
Y cada
estrella es todas las estrellas y el universo.
|
Otros de
los enigmas pendientes, tiene al tema subterráneo como uno de los temas
principales en cuanto a Tiahuanaco, que tu libro, “T h ä i p y k k h a l a.
Escritura Sagrada II” (2006), desarrolla en extenso, y donde esta concepción es
presentada como: Alaxpacha (Mundo de Arriba), Akapacha (Mundo territorial
Presente) y Manqa Pacha (Mundo de Adentro). Incluso un antigua leyenda recogida
en crónicas coloniales por el historiador González de la Rosa, hace mención de
Chucara, que sería la contraparte subterránea de todo el complejo ¿Mitología o
realidad?
El Cosmos de la Orden de Ta’takh’i Pa’tche’khu’tekh
(la estela 10 y/o Bennett), el Gran Ordenador Universal, preceptúa tres planos
existenciales: el sustancial, el circunstancial, y el final (en aimara: alajh-pacha,
akha-pacha, mankha-pacha). La historia: El alajh-pacha es la fuente de la
luz que sustanció el gran principio inmutable que está en todos sus seres
(seres de luz). En unión con la Madre Tierra (Pachamama en aimara), crea el
Akha Pacha, la naturaleza, los árboles y todas las plantas y peces y aves y
animales que van por la tierra, y también el Sol, la Luna y las estrellas. Crea
también, el Mankha Pacha, el universo de lo profundo en español, o también “la casa de la eternidad”.
El Ta’takh’i Pa’tche’khu’tekh es una trascripción de dicho pensamiento
filosófico.
La
fabulosa serpiente mitológica alada y con cabeza de puma, a manera de un
monstruo alado, que lleva como distintivo principal el Thunupa de la Puerta del
Sol es, también, una representación gráfica de estos tres conceptos, La
serpiente de agua es el mundo de adentro, de lo profundo; las plumas de cóndor
representa al mundo de arriba y el puma representa el mundo de acá. El tótem de la serpiente emplumada, asiro-tche’ka en aimara, que ostenta el
principal personaje de la mitología andina, podría ser un símbolo de realeza
relacionado con alguna casta de origen marino, dueños de las aguas y de las
profundidades de la tierra, una de las talasocracias más antiguas de las que se
tiene noticia;. Muestras de su actividad son: la astronomía, la arquitectura,
la agricultura, el comercio, la colonización. Son por estas razones que la serpiente alada se
constituye en el origen de nuestra identidad y epicentro
y nacimiento del poder de Thäipykkhala.
Fernando,
y su increíble Museo de cerámica negra (Cortesía Jim Allen) |
Hablemos
del Museo. Llevás adelante la recogida de material altamente preciado,
convirtiendo a tu colección, en una de las más valiosas e inusuales de toda
Bolivia, por los artefactos presentados. Material en su mayoría (labrado en
cerámica negra), identificado como de Tiahuanaco ¿Cómo nació este proyecto?
La oferta
Conocer el origen y la identidad del Mundo Andino es de suma importancia,
porque se ha constituido en el principal hito histórico de reivindicación de
los pueblos indígenas de América, que lo reclaman como lo más sagrado de su
patrimonio existencial y de su herencia.
En una
presentación multimedia se difundirá el patrimonio etnográfico de los Andes
desde una perspectiva innovadora e integral, que brinde una corroboración
independiente del “diario” de vida que esta registrada en las cerámicas negras.
Si bien mi trabajo es ambicioso, este será de gran interés para la comunidad
artística y científica y representara un hito en la divulgación, rescate y
estudio del mundo tiwanakota. La parte más interesante, tiene que ver con la
interpretación de la actividad humana y biológica asociada a los restos
etno-arqueológicos encontrados. Vemos seres y figuras combinadas de hombres,
animales y símbolos en diferentes actitudes, poses y combinaciones que son como
la representación gráfica de un pensamiento o una idea. Mi interés por
coleccionarlas radica en la compresión científica de los dominios artísticos y
estéticos de la vida tiwanakota. Este es un gran debate que no se resuelve
mediante una sola colección de cerámicas negras sin importar cuan completa y
única esta sea, pero será de enorme interés para el mundo conocerla. Este el
proyecto que me gustaría impulsar, como también la publicación de mis obras.
Pirámide Akapana. Archivo personal, 2013 |
Recientemente
Tiahuanaco ocupó nuevamente los titulares mundiales, haciendo mención de un
nuevo hallazgo sin precedente, que reporta la localización de una pirámide
gigantes, la cual en proporción superaría a la ya conocida como Akapana ¿Qué se
puede decir acerca de este descubrimiento revolucionario?
En
Tiwanaku existieron varios templos piramidales como el caso de la pirámide de Akapanah, el templo piramidal de Puma Punku (del aimara puma = felino,
zoomorfo asociado a la luna, punkhu = puerta, por tanto Puma Punku es el
Observatorio Lunar) templo dedicado a la observación de la Luna, y ahora la
pirámide de Kantatayita (“Luz del Amanecer” en aimara). El
sitio donde está emplazada dicha pirámide, presenta una estructura de planta
rectangular donde se encuentra un dintel en arco rebajado -en dura andesita
gris- y es una de las piezas más extraordinarias en cuanto a sus detalles de
acabado, presentando un friso con depurado trabajo iconográfico. Por sus
características, es probable que esta pieza hubiera estado cubierta por
planchas metálicas de oro, y que los depredadores causaron los graves daños que
evidencia cuando extrajeron el dorado recubrimiento. Es importante señalar que
esta pieza es la prueba del empleo de detalles curvos en la arquitectura de Tiwanaku.
Estas evidencias se presentan como la oportunidad para realizar estudios y
análisis, que nos permita proyectar una nueva luz sobre un periodo crucial en
la historia del hombre.
También
se han encontrado muchas otras evidencias importantes, sin embargo el misterio
aún persiste. Como ejemplo tenemos el siguiente link: http://www.la-razon.com/la_revista/cultura/Presentan-Coloso-Tupac-Katari-Ojje_0_2210178979.html
Pregunta
final y obligada. Recomendación de Luis Fernando Pacheco Medrano, a todos
aquellos que deciden iniciarse en estos estudios.
Ante todo
pasión y estar dispuesto a pasar muchas horas en soledad hablando con los
muertos y las estrellas. Por ende, la investigación es una experiencia
metafísica cuyo propósito es el de aporta con soluciones imaginativas y métodos
con los cuales se pueda hacer penetrable
a la indagación de la ciencia una actividad tan especial como es la de
la creación artística del Tiwanaku.
El
análisis que planteo, intenta una exposición completa del sistema de formas y
circunstancias respecto a sus motivos y de las relaciones estético-conceptuales
esenciales que entonces dominaban. El método de investigación, resulta de la
colaboración más o menos íntima de otras tres metodologías: el método
comparativo histórico, el método biológico y, por ultimo, el método etnológico
que aprovecha el material suministrado por la psicología popular y la Etnología
para aclarar los problemas de la creación artística y del arte. Los arquetipos
tiwanakotas, no tiene la grandiosidad ni la solemnidad de otros grandes héroes,
pero son tan sencillos, tan directos, tan originales, que pueden ser un modelo
de narrativa para todas las formas antiguas. He aquí un nuevo campo de
investigación, para la ciencia y el arte.
Es
importante recordar que la historia es una invención del hombre, y depende de
quien la cuenta, cuando la cuenta y porqué la cuenta.
Luis
Fernando Pacheco Medrano
¡Infinitas
Gracias!
Notas:
Fig.1: El Illapa (estela 7 o
también monolito “el Fraile”.) junto a Arthur Posnansky, está representado con
los característicos atuendos de la época: ropas talares más largas y de otra
forma que las túnicas usadas por los khollas. La pieza esta labrada en arenisca
veteada donde se aprecian algunos grabados en relieve de manos que sostienen
símbolos o jeroglíficos religiosos. En la diestra algo parecido a un cuchillo
con hoja ondulante, posiblemente la representación de un rayo “... remonta su ascendencia a los
tiempos en que Dios se manifestó entre el retumbar del trueno y el fulgor del
rayo” (W. Scot, Ivanhoe) y “(...) responde con la oscuridad que conviene a
las revelaciones divinas” (Borges); en la zurda un Keru o vaso a manera de una flor
campaniforme con base plana y reservado al culto del agua y sus libaciones. Cómo dueños de las aguas
superficiales y profundas no usan sandalias, Tschata en aimara, mucho menos en la laguna
y andan cómo “pez en el agua”. Todas estas evocaciones, desentierran el tema
del hombre pez, un mito recurrente en diferentes lugares del planeta Tierra. El sufijo pa es aceptado en varios idiomas como
padre y del aimara illa = amuleto, o también “fuerza oculta”
por tanto, Illapa es: el Padre de la fuerza oculta. Encuentra su alma gemela en Zeus,
Baal, Thor, Yahveh.
Fig.2: Figuras aladas en torno a
Thunupa, el Padre de los Hombres. Las esbeltas figuras aladas que
corren sin descanso y que aquí podemos observar, representan a las estrellas en
eterno movimiento. En algunas culturas se pensó que las estrellas representaban
a los difuntos y que ellos ocupaban un lugar en el firmamento para iluminar la
noche. Sir Isaac Newton señala, “en las sagradas profecías, que no considera a
individuos, el sol está puesto en representación de toda la especie y raza de
reyes [Incas]”. Por tanto, “ascender a los cielos” debe ser “obtener nuevo
poder y nueva gloria” y Daubuz apunta, “ascender a los cielos” es obtener
gobierno y dominio. Parte central y ala izquierda del frontis de la Puerta del
Sol (fotografía: A. Posnansky c. 1903-4). El vocablo Inca es compuesto, está
formado, por contracción de las voces Inti = sol, y Yokka = hijo, y responde a
la locución de “Hijo del Sol”. Del aimará, Thunu = raíz, raza y pa = dos, par; también, sufijo aceptado
en varios idiomas como padre; por tanto, Thunupa es: el Padre de la Raza.
Fig.3: La llamada Puerta del Sol de
Tiwanaku, altiplanicie boliviana; construida de un sólo bloque de
piedra volcánica (andesita), con un friso en relieve que corre por encima del
dintel con genios que se dirigen hacia una figura central que, desciende de pie
sobre la cima de la montaña o una especie de trono escalonado, sobresale de sus
satélites cómo si surgiera de su tropel de genios. En ambos lados, las tres
figuras extremas de cada fila de satélites, no estan acabadas de grabar. Debajo
de esta zona hay un friso de cintas formando meandros que rodean cabezas con
rayos (fotografía: A. Posnansky, c. 1903).
Fig.4: Según A. Posnansky,
Akhapanahviene del aimara: Aka–Kjahuana = en este lugar se observa o,
Hake-Apana = lugar donde la gente perece, por tanto, Akha’pa’nah es: el
Observatorio o, el Panteón, o bien ambos. Consta de siete escalones y una
terraza con una piscina cruciforme, de observación astronómica, que reflejaba
el cielo y a la que se podía subir por medio de una escalinata central.
Soberbio monumento que servía de templo y observatorio; según la leyenda, fue
el centro de las observaciones astrales y fue construida sobre una planta
escalonada. El cosmos fue para Tiwanaku una fuente constante de expresión, de
función paralela y cooperadora del Ser. Si tratásemos de dar al estilo arquitectónico de
Thäipykkhala una razón de ser, ésta se asociaría a la astronomía como un
planetario con alineaciones astronómicas. En el solsticio de verano, el sol
salía al final del eje central (como se daría muchos milenios antes de Cristo).
Se piensa que las orientaciones astronómicas están asociadas exclusivamente al
sol y la luna, y queda por investigar si existen otras relaciones astrales como
con otras estrellas o los cinco planetas visibles a simple vista (Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter, Saturno).
Fig.5: Vista panorámica del
Templo de Kkhalasasaya en ruinas hacia 1903, en el fondo se observa la
iglesia que fue construida sobre las restos y con las piedras de la
antigua Thäipykkhala. Khalasasaya “Palacio de los sarcófagos”, está orientado astronómicamente,
conjuntamente con el templete semisubterráneo, Putuni y Kerikala. Así en Khalasasaya (khala = piedra; saya o sayasta = parado) o también “Templo de las
Piedras Erguidas”, se verificaban con exactitud los cambios de estaciones y el
año solar de 365 días. En ambos equinoccios (otoño: 21 de marzo y primavera: 21
de septiembre) el Sol nacía por el centro de la puerta principal de ingreso, a
la que se accede por una magnífica escalinata. En el solsticio de invierno (21
de junio) el Sol nacía en el ángulo del muro NE. el solsticio de verano (21 de
diciembre) se marcaba por el nacimiento del Sol en el ángulo muro SE.
Fig.6: El Gran Pachacuti, gran
estatua monolítica descubierta en 1932 por Wendell C. Bennett en Tiwanaku en el
templete semi-subterráneo al Este de Khalasasa; largo de la estatua 7,30m; largo de
la cabeza 1,90m. Material: asperón rojo. Fotografía de cuando la estatua
fue erigida en La Paz. El brazo extendido sosteniendo imágenes simbólicas, ha
sido un pictograma egipcio que representaba actividad. En este caso tenemos un
brazo que nos ofrece “la copa rebosante” y el otro muestra una vara de
autoridad. La palabra para profeta en hebreo es nabi (Smith’s Bible Dictionary) que
deriva de un verbo que significa “la copa rebosante” como una “fuente que
rebosa gracia”; por tanto la palabra significa aquel que anuncia el manifiesto de
Dios. De igual
manera, en los jeroglíficos egipcios, un celebrante o profeta está
invariablemente representado por un hombre derramando el contenido de una copa,
significando “hombre noble o profeta”. (Lamb, 1835). Ta’takh’i Pa’tche’khu’tekh (del aimará Ta’takh’i = grande y
Pa’tche’khu’tekh = productor, constructor; por tanto, Ta’takh’i
Pa’tche’khu’tekh o El Gran
Pachacuti llevado al español, es: el constructor supremo) es el monolito mayor y el que le
impone carácter a la cultura de Thäipykkhal (del aimara Thäipy = centro y kkhala = piedra,
mojón, por tanto, Thäipykkhala es el “Mojón Central”). Su aspecto es el de un hombre de
grandiosas proporciones, por lo tanto de alto rango e importancia vital. Estuvo
a cargo de la planificación espacial de la urbe portuaria de Thäipykkhala, el
“Mojón Central”. Para los Incas es Pachakhamaq,“su nombre podría significar
“Creador de Todas las Cosas”, pues viene de pacha palabra que implica tiempo, espacio, totalidad y del verbo kamay (crear), con la terminación “q”, que
significa “el que hace”. Pero kama también significa animar, dar vida, y en quechua, alma, por tanto representaría la deidad
cósmica, el ser original y generador de toda la fuerza. Él les enseñó a organizarse y hacer
viviendas de barro y a cómo usar armas primitivas para pescar y cazar. Les
instruyó en la siembra del maíz y otras especies, en la ganadería,
piscicultura, geometría.
Fig.7: Cada observatorio y/o
templo era una alegoría en piedra resumiendo el universo. Las relaciones
astronómicas no se refieren sólo a la orientación de un edificio, sino también
a que ocurra un determinado fenómeno en un momento determinado del año, en
dicho lugar. El palacio piramidal de Puma- punku albergaba un número de recintos,
terrazas, patios que permitían observaciones de la luna y disfrutar de los
espectáculos lunares.
Fig.8: Fragmento
con decoración, los
relieves del templo piramidal Puma-Punku. Este
templo fue construido en el lado Sur con frente al Este; el relieve que se ve
en primer plano es uno de los tallados que adornan los muros de la estructura.
Estas formas decorativas alrededor, puertas, ventanas y nichos en Thäipykkhala,
fueron frecuentes. Del aimara, Puma = felino nocturno,
lunar y punku = puerta; por tanto, Pumapunku es: la Puerta de la Luna.
Fig.9: La
Puerta del Sol de Tiwanaku vista oblicuamente por delante, para mostrar el carácter de tapiz del
relieve y cómo surge la figura central del tropel de los genios alados. Altura
de la puerta, 3m; ancho 3,82m; espesor 0,42m-0,48m; peso aproximado 9.500kg. El piloto divino que va al frente de
sus crías y que parece extender sus alas sobre ellos para protegerlos y
cuidarlos. El supuesto tránsito del alma después de la muerte, de
una región a otra, es vista como una migración de pájaros. Las aves representan
siempre para el hombre una metáfora de la ascensión y la liberación del alma y
su ansia de libertad. En una lectura inversa observamos a la divinidad y a los
seres alados descender sobre la cima de la montaña.
Fig.10: La imagen del Creador
Divino, que planificó un universo rico y complejo y lleno de vida, está ubicada
en la parte posterior de la estela 10. La figura que lo identifica fue
imaginada a manera de un tronco bifurcado sobre una pirámide solitaria en medio
de fuentes y vastos jardines. El Gran Pachacuti (llevado al castellano), con la
frente engalanada con el símbolo Ala se transportaba sobre los campos de la
montaña sagrada impulsado por las corrientes de aire. A su paso se daban las
cosas, lo cual lo identificaba, también, como los Vientos de la Fertilidad y/o
el Padre Alado.
Sin comentarios, pero quiénes serán los artesanos, no? Mi admiración a ellos por la imaginación y por sus grandes dotes de comerciantes
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