Reflexiones sobre la Tierra Hueca, y el Mundo Subterráneo - Débora Goldstern

Reflexiones sobre la Tierra Hueca,

y el Mundo Subterráneo
Débora Goldstern

Desde los inicios de este blog, una de las premisas establecidas fue arrojar luz, allí donde la sombra parece enturbiar estos temas, -tierra hueca, mundo subterráneo-, que a tantos internautas convocan, y que a su vez encuentran tan poco desarrollo, y en su mayoría son mal comprendidos.

Una de las razones fundamentales que se pueden alegar “para el escaso entendimiento” es la poca producción bibliográfica que existe en la materia, además de los errores que suelen contaminar estos escritos, muchos de los cuales siguen perdurando a pesar de la información existente.

Esta confusión suele acompañar a muchos sitios dedicados en especial a explorar la Tierra Hueca, y que esta escritora pudo comprobar una y otra vez hasta el hartazgo. Como anomalía clásica tenemos una frase que generalmente acompaña alguna reseña tierrahuequista o de los mundos subterráneos, es la que dice: “Agartha, capital Shambala”. A simple vista aquellos que no advierten la incorrección de la cita, podrán alegar que los términos son complementarios, y que estas latitudes subterráneas no pueden existir una de otra. No hay por lo tanto “Agartha sin Shambala” y viceversa. Claro está que si decidimos remontar nuestra pesquisa a los orígenes de cada uno de estos nombres, encontraremos que Shambala si tiene una correspondencia dentro del esoterismo oriental, no así Agartha cuyos antecedentes recién se evidencian en el siglo XIX, siendo por lo tanto muy posterior a Shambala.

En sus inicios Crónica Subterránea remarcó esta disonancia, cuando reseñó “Misión de la India en Europa”, del esoterista francés, marqués de Alexander Saint Yves’D’Alveydre. Valga decir que esta obra, fundamental para todo aquel que comience estos estudios, da a conocer Agartha por primera vez, lo cual indica su importancia.

Su influencia fue tal, que otro clásico subterráneo, “Bestias, Hombres y Dioses”, del escritor polaco Ferdinand Ossedonwski, bebería de sus fuentes, y donde Agartha encuentra un nuevo escenario en la saga.

Otro signo de error, que suele colarse en estas miradas subterráneas, es cuando se trata la obra de Raymond Bernard, que en nuestro monográfico, sobre Tierra Hueca, bautizamos como el gurú del tema. A fuerza de sonar repetitivos digamos que este autor, cuyo nombre real fue Walter Siegmister, norteamericano, de profesión homeópata naturista, legó con su famoso libro Tierra Hueca, una de las peores mezcolanzas que actualmente sigue infectando con su lectura la mente de miles de internautas, que siguen creyendo a puntillas en las supuestas “revelaciones” de Bernard, que a decir verdad nunca penetró en la “supuesta tierra interna”.

Un nombre que se adosa a las tesis subterráneas son los “intraterrenos”. Cuando se creo Crónica Subterránea, supimos que nuestro nombre generaría expectativas sobre que abrazamos esta posibilidad, la existencia de civilizaciones en el interior de la tierra. Es un pregunta obligada, que de vez en cuando le es impartida a esta investigadora, y a la cual respondemos “por ahora no hay demasiadas evidencias”. Con esta respuesta no se intenta invalidar la posibilidad, puesto que tratamos de recoger datos substanciales que aporten alguna luz en esta vía.

Quizás uno de los testimonios más interesantes recogidos desde Crónica Subterránea, es la experiencia relatada por el investigador boliviano Antonio Portugal Avizuri en años 80', y que consideramos digna de seguimiento. La narración de esta historia hace hincapié en un punto esencial en nuestra búsqueda, y es que de existir algún vestigio “intraterrestre” este primero tiene una señal en “superficie”, lo cual indica, que si “hay entradas”, no son siempre “todas físicas o en astral”.

En este universo confuso, los “supuestos diarios del Almirante Byrd”, son material infaltable cuando se trata de validar la tesis tierrahueca. Desterrar este documento apócrifo y tramposo, que desgraciadamente se le atribuyeron a Byrd, luego de fallecido, es una tarea para psicólogos y mentalistas, ya que hay erigida una resistencia muy difícil de desterrar, a pesar de los hechos demostrados, que evidencian “fraude”.

Estas reflexiones sintéticas, y con cierta mirada irónica, apuntan al lector de Crónica Subterránea para que esté alerta, y tome consciencia de la visión que desde este sitio intentamos impartir. Siempre decimos que Crónica Subterránea es una llave, al lector ocupa buscar la puerta correcta.

Queremos cerrar este post con un ejemplo que resume nuestra postura. Es un texto de David Tansley, “Mensajeros de la Luz” a quién hace poco dimos a conocer. Verán como la visión del tema que acabamos de abordar, adquiere otra “nota distintiva” a la acostumbrada, y que señala una ruta extra a tener en cuenta, atendiendo el viejo ocultismo y esoterismo de escuela, del cual aún estamos en pañales.

“Otro concepto que aparece mucho en la literatura sobre ovnis es el de que la tierra es hueca. Algunos escritores han adelantado la teoría de que las naves extrañas que vemos salen de su interior, y que tienen sus entradas y salidas en los casquetes polares. En su libro The Secret of the Ages-UFOs from inside the Earth (El secreto de los Siglos: ovnis del centro de la Tierra), Brinsley Le Poer Trench incluye varias fotografías tomadas por el satélite ESSA-7, que dice muestran el orificio que se abre en el Polo Norte. Tomadas por el satélite al pasar en su órbita sobre los polos, lo muestran sin duda alguna como un orificio de entrada muy grande. Sin embargo, se puede hacer la objeción de que la fotografía no esté completa, y que falten las secciones de películas que deberían cubrir esa zona.

El almirante Byrd, explorador del Artico, voló varias veces sobre ambos polos. El 9 de mayo de 1926 sobrevoló el Polo Norte con su copiloto Floyd Bennett, y después voló tres veces seguidas sobre el Polo Sur, en 1929, 1947 y 1956. Byrd afirmó haber volado durante varias millas más allá de los polos, entrando en una zona de lagos cálidos y vegetación frondosa por donde se movían grandes animales. Se dice que Byrd tomó una película en color de todo aquello, y el documental que hizo con ella se exhibió en los teatros de todos los Estados Unidos. A juzgar por el material que nos queda, la cosa debió de silenciarse, y la película de Byrd desapareció. He introducido este tema porque las películas tomadas por el satélite A TS-111 permiten ver una depresión de la tierra en el Polo Norte y, como recor­darán, las doctrinas esotéricas dicen que todas las formas esféricas etéreas, sean átomos o planetas, tienen una depresión en el punto denomi­nado polo norte, porque es el punto por donde las fuerzas del espacio entran a vitalizar el organismo. Estas fuerzas, a las que llamamos prana, salen del sol y entran en el cuerpo etéreo de la Tierra. Es interesante saber que el explorador Nansen se perdió en el Polo Norte desde principios de 1895 hasta fines de la primavera de 1896. Durante aquel tiempo, vio que, cuanto más avanzaba hacia el Norte, más cálida se volvía la temperatura, llegando en algunos momentos a reinar un calor desagradable y encon­trando rastros de animales de sangre caliente. El calor es, por supuesto, una de las cualidades del prana u orgona. Reich consiguió registrar tempe­raturas muy superiores a la exterior en sus acumuladores de orgona dejados en la nieve en Rangely, Maine. Una vez más tenemos que volver a lo que dice la Bailey sobre la relación entre el prana y los polos, y que deja entrever algo de lo que vio Byrd:

En el planeta, y dentro de su cuerpo etéreo, se encontrará un órgano o receptor similar, cuya localización no debe hacerse pública y, por lo tanto, no será revelada. Está relacionado con la situación de los dos polos, Norte y Sur, y es el centro en torno al cual efectúa el globo terráqueo su movimiento de rotación. Sobre él se ha originado la leyenda de una tierra sagrada y fértil dentro de los círculos de influencia polares. Esta tierra mítica, de extraordinaria fertilidad, de abundancia exuberante y crecimiento fenomenal, tanto en los vegeta­les como en animales y humanos, tiene que estar, naturalmente, en el lugar por donde se recibe el prana. Es el Jardín del Edén esotérico la tierra de la perfección física. '

Es posible que Byrd haya sobrevolado esa tierra por equivocación' sus descripciones de lo que vio coinciden desde luego con lo que dice la Bailey, Tal vez, al llegar a ese punto, traspuso el umbral de los niveles etéreos de la existencia, sin darse cuenta de la transición y pensando que seguía avan­zando hasta la distancia que registró: 2.300 millas más allá del Polo Sur. Aseguró haber visto en un momento «una montaña de carbón, que estaba llena de deslumbradores brillantes», descripción bastante mágica que coincide con los términos en que describió el extraño territorio que había descubierto: «Ese continente encantado en el cielo, país de eternos misterios», no se ajusta mucho a un lugar geográfico corriente. He incluido estos datos, aunque parecen salirse un poco de mi teoría de que los ovnis nos muestran visiones de una Nueva Era, porque de hecho caen dentro de esa categoría. La idea general de una tierra hueca de la que salen formas de energía bajo las especies de ovnis es a la vez mítica y etérea. En el cuerpo humano, el bazo es el centro de energía por el que se absorbe el prana; es también la reserva de las células sanguíneas, que parecen discos luminosos al atravesar las galaxias de células que compo­nen nuestro cuerpo.

Pese a los muchos aspectos desagradables del fenómeno de los ovnis en general podemos pensar que tendrían un aprovechamiento benéfico' comprendiendo ante todo el simbolismo de totalidad que se contiene en un disco luminoso. También podemos tener en cuenta las ideas que formulan las doctrinas mistéricas sobre los planos de energía de nuestro sistema solar, y llegando al conocimiento de las fuerzas que actúan y viven en ellos, cooperar con ellas para que la vida terrena se pueda expresar armoniosa­mente. Los ovnis nos llaman la atención sobre esas energías que el hombre, al ir progresando, aprovechará en la forma que nos dan a entender las naves extraterrestres. Veo que la humanidad tiene ante sí unas posibilidades infinitas, una vez que haya tenido tiempo de compren­der y responder al estímulo de los ovnis. Lo que hagamos con ellas depen­de de nosotros”.

En este video, el conferenciante, José Luis, "habla de intentar interpretar la información que tenemos para adaptarla, tener capacidad de análisis". Claro que no se libra de cometer el clásico error reseñado, al enunciar: "Reino de Agartha, capital Shambala". A esto agreguemos que cita en su lectura, sin nombrar, párrafos completos de Raymond Bernard, lo cual indica su pobre fuente bibliográfica. Y no es el único. Todos los videos posteados en Youtube sobre el tema, adolecen de los mismo. Para pensar.


La Tierra Hueca, ¿Mito o realidad? 4-4