Reflexiones sobre la Tierra Hueca, y el Mundo Subterráneo III - Débora Goldstern

Reflexiones sobre la Tierra Hueca, y

el Mundo Subterráneo III
Ciudades Intraterrenas:

rutas hacia la nada
Débora Goldstern

Continuando con esta serie de reflexiones, que a su vez es un repaso sobre aquellos temas difundidos desde Crónica Subterránea, hoy queremos extendernos acerca de la existencia de ciudades subterráneas, que muchos autores y estudiosos sitúan en el corazón del Amazonas.

Quién escribe tuvo oportunidad en su momento de indagar sobre dos famosas ciudades, que a lo largo de los años inspiraron miles de expediciones, ansiosas por encontrar aquellos cónclaves subterráneos que muchos decían reposaban en la espesa selva sudamericana, hablo de Akakor y la famosa “Z” del coronel Percival Fawcett.

De estas supuestas ciudades, se decían eran entradas que conducían hacía los retiros intraterrenos. Sin embargo cuando finalicé mis trabajos indagatorios llegué a la conclusión, que tanto Akakor como Z, eran vías muertas en el camino al mundo subterráneo, rutas hacia la nada, y que su existencia se fundaba en falsas informaciones, y datos erróneos.

Tomemos el caso el Akakor. Su historia se remonta a la publicación de un libro: La Crónica de Akakor, de Karl Brugger, periodista alemán, que falleció en circunstancias trágicas. En aquel libro, Brugger, alentó la idea acerca de Akakor, fabuloso complejo subterráneo fundado por seres de otro sistema solar, que compartieron con la tribu indígena, los Ugha Mongulala.

El relato recogido en forma oral, tenía como protagonista absoluto al enigmático, Tatunca Nara, que se decía uno de los últimos sobrevivientes de aquella tribu, que en el complejo subterráneo de Akakor, atesoraban evidencias de los “hermanos espaciales”. El revuelo que la noticia provocó en su momento, atrajo una legión de curiosos hacia esos parajes, que intentaban hacerse con las reliquias alienígenas custodiadas en Akakor. Investigadores de renombre como Erich Von Daniken, fueron algunos de los “interesados” en obtener “tamaña evidencia” que podría trastornar la historia conocida.

Sin embargo, con el tiempo el relato tan bien construido por Tatunca y que fascinara a tantos autores, comenzaría desmoronarse al conocerse que era una invención del mismo, cuyo nombre real era, Günter Hauck, para más datos -ex convicto alemán que a fines de los 60’ se fugo a Brasil-. Esta historia la publiqué en el 2005, y hace un año, me fue corroborada en su totalidad por el excelente trabajo del estudioso Bruno Farías, que terminó por aniquilar la mitología que rondaba con Akakor. Como si fuera poco, Hollywood se basó en Akakor, para dar vida al último film, de la saga de Indiana Jones, donde rebautizada como “Akator”, atraía hacia sus confines al legendario explorador.

La segunda ciudad y quizás la más deseada por los expedicionarios, por la fama precedida, es “Z”, que adquirió fama mundial por la incansable búsqueda que en su momento propició Percival Fawcett, que en su tiempo se consideró el explorador más famoso del mundo. Fawcett creía que una ciudad atlante, superviviente del cataclismo que acabó con el mítico continente, tenía una de sus bases en el impenetrable infierno verde, y emprendió la tarea de localizar ese recinto. En base a un manuscrito, conocido como el 512, que supuestamente narraba como un grupo expedicionario portugueses divisaron ruinas extrañas, dejando su testimonio al emperador de turno. Para Fawcett este manuscrito era la revelación esperada, e inició su periplo acompañado de su hijo y un amigo de éste. Como ya sabemos Fawcett y compañía nunca regresaron de la selva, iniciando la leyenda que aún perdura en la actualidad.

En el estudio que publicara en el 2008, la historia de Fawcett se desvanece en parte por sus propios errores, ya que el manuscrito 512 está demostrado fue adulterado por los propios portugueses, para competir con la Ciudad de los Césares, tan en boga en aquellos días, y que pusieron de moda los españoles. Sin embargo, ese es solo uno de los puntos, de una larga cadena de datos truncos, donde “Z”, es solo el sueño de un estudioso de la Teosofía, que desde joven fue empapado por las ideas de aquella corriente que tuvo a su propio hermano, Douglas Fawcett como uno de sus fundadores. Aquellos que no quieren dejar ir la fabulosa historia, alimentan la idea de un recinto subterráneo donde Fawcett penetró para no volver, cumpliendo finalmente con su destino.

Desgraciadamente para quién escribe la imprudencia fue la verdadera causa que llevara a la muerte al inquieto coronel inglés, en una selva voraz y temible, que sin los recaudos debidos puede resultar la tumba de aquel más temerario. Nuevamente Hollywood, tiene a esta historia en mira, y ya está anunciada una película que va a protagonizar Brad Pitt, donde se dará cuenta de las andanzas de Fawcett, con lo cual no será de extrañar que nuevas expediciones se lancen tras los pasos del inglés, adentrándose en un mundo que “sin las claves correctas” solo conducen a la vía muerta.

Fawcett decía, “las ciudades perdidas existen, estoy convencido”, y nosotros agregamos, “no siempre es como imaginamos”.

Entrevista radial que me realizara el programa, Otros Mundos, desde Murcia -España, donde se habló sobre el Coronel Fawcett.

El reportaje se dividió en dos partes.

21-02-09

http://www.elgaleondelmisterio.com/otros-mundos--OTM20090221.html

28-02-09

http://www.elgaleondelmisterio.com/otros-mundos--OTM20090228.html